"EL PUEBLO HABLÓ" Por Carlos Canache Mata
El pueblo
venezolano hizo historia el 6 de este mes.
Esta vez el ventajismo y los abusos gubernamentales no pudieron
destronar la victoria democrática. Fueron tan terminantes las urnas electorales
que el clan que detenta el poder tuvo que doblar la cerviz ante el arrollador
voto popular-
La
oposición democrática sabrá administrar con inteligencia el triunfo. La
Asamblea Nacional, que ahora no recibirá órdenes del Poder Ejecutivo, ejercerá
las 24 competencias que le corresponden conforme el artículo 187 de la
Constitución Nacional, con firmeza y sensatez, teniendo siempre presente el
superior interés del país. Legislará para atender las rectificaciones y las
nuevas demandas que exija la
reconstrucción institucional, cumplirá sus funciones de control sobre la
Administración Pública sin ánimo obstruccionista y sin laxas complacencias, y
volverá a ser el gran escenario del debate político decente y civilizado. Será
un Parlamento que enorgullecerá y no avergonzará a Venezuela.
Una
incógnita será la conducta que en lo adelante asumirá el gobierno. Si sigue
creyendo, como lo dijo Maduro al admitir las derrota, que ésta se debió a una
fantasmal “guerra económica” de la burguesía y el imperio, estaría dando
sustento a la hipótesis de que seguirá de espaldas a las leyes de la economía y
que, en consecuencia, continuarán inalterables el control con cuatro tipos de
cambio, el control de precios, el gasto público alimentado con dinero
inorgánico y el déficit fiscal en ascenso, la inflación y la escasez, todo eso acompañado
de una corrupción de fama nacional e internacional, condimentada con el
narcotráfico y el lavado de dinero.
Si el
gobierno no alcanza a entender el mensaje que le envió la soberanía popular al
otorgarle a la MUD la mayoría calificada de los dos tercios en la Asamblea
Nacional y sigue por el camino que va, estará fabricando su propia perdición. A
la vuelta de la esquina se plantearía cualquiera de las alternativas previstas
en la Constitución para salir de un mandato presidencial, por lo demás de
origen fraudulento, que ya no le sirve al país. A que se busque una fórmula
para evitar que la nación, al borde del precipicio, avance hacia el desastre,
contribuyó el propio Maduro cuando se convirtió, en la práctica, en el jefe de
la campaña electoral del PSUV, lo que, en cuanto al régimen, le confirió a los
comicios un carácter plebiscitario.
Al
instalarse la nueva Asamblea Nacional el 5 de enero del año próximo, los
venezolanos esperamos que el gobierno no
cometa la torpeza, que sería suicida, de crear artificialmente un conflicto de
poderes, torpedeando su funcionamiento y el cumplimiento de sus cometidos. Los
precarios ocupantes del poder darían una muestra de rectificación si, a través
de sus jueces sumisos, acuerdan la libertad de los presos políticos y el
regreso de los exiliados. Como parece que primero hablarán las piedras antes
que eso ocurra, será la Asamblea Nacional la que, como una de sus primeras
tareas, aprobará una Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional.
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