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domingo, 31 de enero de 2016

Maduro al borde del tiempo ...


Armando Martini Pietri: 
"Maduro al borde del tiempo"

Todo indica que el tiempo de Maduro se agota, llegó al llegadero. El presidente pudo, pero no quiso o no supo frenar el que será un desenlace inevitable. Su salida del poder. En su falta de talento político, creyó que podía transformar el grave traspié chavista con la pérdida de la mayoría oficialista en el parlamento, para embrollar y mezclar a esa misma oposición triunfante, que llevaba años preparándose -dirigida por veteranos de muchas batallas y nuevos líderes de especial talento-, e intentar asignar y atribuirle gran parte del costo político de la profunda crisis en la que está sumergido el país, con el Decreto de Emergencia.

La unidad sin embargo no pisó el transparente peine; rechazó el clarísimo intento de la habilitante encubierta, y dejó desnudo al Gobierno forzándolo a amenazar con hipotéticas acciones legales, que deteriorarían aun más la institucionalidad, aspavientos tan etéreos como la preparación política del Presidente, quien, puesto al descubierto, se fue a Quito, a la reunión de la Celac, sin dinero en las alforjas y haciendo retórica con la solidaridad latinoamericana, pero sincerándose muy a su pesar pues no le quedó alternativa, con la economía hecha pedazos, deteriorada al extremo de considerar la emergencia- que solicitar ayuda para intentar solventar –más bien paliar- una crisis que ya es calificada de humanitaria. Es decir, hambre generalizada, enfermos sin medicinas, médicos sin equipos y gobierno sin planes coherentes. Triste espectáculo dimos por allá en Ecuador cuando pasamos de millonarios a mendigos pidiendo limosna a quienes en el pasado mitigamos el apetito y antes alimentábamos a sus exiliados.

La sociedad militar del estado Nueva Esparta, interpretando en su propio lenguaje la indignación generalizada de un país por los soeces y alarmantes actos funerarios del pran conocido como “el conejo” se expresó clara, diáfana y contundente contra una demostración que enfurece, causa bochorno, asombro e impotencia pues contradice las buenas costumbres ciudadanas que ha tenido y tiene la comunidad venezolana, aunque la mente militar que negó responsabilidad no explicó –alarmó, más bien- cómo ingresan armas de guerra a los penales a través de la vigilancia externa de los mismos militares. El atrevimiento de insinuar la dimisión de la ministra de cárceles le costará al vicealmirante su estadía en la isla, a juzgar por las insólitas alabanzas del Presidente Maduro a la controversial Ministra patibularia. Evento el margariteño que ha sido otra clara demostración de que el Gobierno ni siquiera percibe la grave crisis social del país.

Pero el riesgo más inminente es el precipicio económico. Las cifras económicas –las que se conocen, que no son todas mientras el presidente del Banco Central de Venezuela tiene preocupaciones de diferente y vergonzoso tenor- y sus consecuencias sociales son aterradoras, la economía está a punto de una hecatómbica implosión, se comenta sin rubor la altísima y financieramente letal posibilidad de cesación de pagos, el país va directo a un abismo infernal que hasta los menos instruidos y preparados perciben con angustiante claridad, los venezolanos de todos los niveles socioeconómicos, militares incluidos, se desesperan por la escasez y desabastecimiento en medicinas y alimentos que todos los días es peor, la anarquía gana terreno y se adueña de la nación, la delincuencia se impone claramente sobre la decencia y la corrupción sobrepasó arrasadoramente a la honestidad.
   
El presidente y su equipo decidieron continuar obstinadamente aferrados a un dogmatismo ciego, sordo e incapaz con lo cual están prisioneros e impedidos de virar hacia el pragmatismo político. Maduro dirigió la ahogadora inmersión del chavismo en las falsas creencias del nebuloso legado del comandante eterno quien, cuando le tocaron problemas que él mismo generó, y tuvo que cambiar de rumbo o retroceder estratégicamente, lo hizo sin cargos de conciencia, y no una ni dos contramarchas, fueron muchas las veces que realizó "movimientos necesarios".

Normalmente esos cambios no arreglaban nada porque no eran canjes reales sino transitar de un error ya padecido a otro desconocido y por ello esperanzador en la polícroma fraseología del militar Presidente, con lo cual algún respiro ganaba hasta un nuevo fracaso y una nueva banderita populista. Maduro y el chavismo, para completar sus desconcertantes errores, se dejan guiar por mas o menos jóvenes españoles que ganan contratos en euros por refrescar y recomendar graves equivocaciones fracasadas en el resto del mundo –incluso en España crecen la desazón y la alarma por la actividad y populismo de estos jóvenes de cabellos largos, barbas ralas y aparente escaso baño que buscan el poder a través de la rimbombancia retórica de la falsa economía comunista.

Con Nicolás Maduro el país que ya venía en caída libre sin las originalidades de Chávez y cada día con menos dólares, se precipita al desastre. Al heredero le ha faltado tino político, ha carecido de madurez, no ha tenido sagacidad, no ha sido audaz, no tiene el sentido de la oportunidad y, en cambio, ha desarrollado lo que es muy grave en un político y por ello ha perdido muchas ocasiones de rectificar y corregir, una ceguera empecinada. Desde que Chávez murió, el ejercicio de sucesor practicado por Maduro ha sido un diario  dañar a su partido y al propio gobierno pero, mucho  más importante, a la nación, al país, a los venezolanos. Tragedia agravada por su insalvable incapacidad para decidir, para tomar decisiones. Lo ha demostrado hasta la saciedad, lo cual  lleva a sus colaboradores –algunos de los cuales son seres pensantes- a la desesperación. Maduro no conoce, o no se atreve a aplicar, el viejo y sabio refrán: “la peor decisión es la que no se toma”. Peor es que, cuando finalmente decide, se equivoca y se hunde aún más con el PSUV a cuestas.

Todo ello dentro de un grave problema social venezolano, la pérdida de principios, valores éticos y morales mas la ausencia de buenas costumbres ciudadanas, agravado por la doble moral y el doble discurso de alguna parte de la dirigencia venezolana en casi todos sus ámbitos, desnudez ética que ha deteriorado el ambiente en tal magnitud y profundidad que hace necesario considerar y explorar en lo político con mucha seriedad y más responsabilidad, estudiar con franqueza, reflexionar a fondo, con prudencia y cuidado, la mejor y conveniente salida para el gobierno de Maduro.

El chavismo no ha desaparecido, tengamos eso claro. Chávez se equivocó y seleccionó un heredero que no da la talla, que no ha sabido manejar barreras ni oportunidades, que se hunde por sí mismo y está arrastrando en su desplomarse a un movimiento que se quedó sin líder al cual seguir con entusiasmo y fe. Pero no hay que engañarse, el chavismo continúa allí, el PSUV sigue siendo el mayor partido político del país, es necesario reconocer que a pesar de la aplastante derrota parlamentaria el chavismo permanece siendo una fuerza popular de gran importancia que no hay que subestimar y por el contrario hay que tomar en consideración. Es posible –de hecho inaplazable- gobernar contra las teorías chavistas, pero no contra el chavismo.

Hoy en día esa gran fuerza también es corresponsable del peligroso y obvio fracaso de dos gobiernos y presidentes sucesivos. El chavismo, el PSUV en particular, debe analizarse a sí mismo en profundidad, necesita reajustar conceptos, objetivos y a su alta dirigencia, principal responsable del desastre. El chavismo profundo debe pedir cuentas a sus líderes que permitieron el descenso a este pantano en el cual patalea, debe examinarse internamente con sinceridad, con crudeza, y en base a ese análisis renovarse, empezando por los dirigentes que siguen desbarrando y en los cuales una gran mayoría popular no confía ni de lejos.

Si el PSUV quiere continuar tiene que oxigenarse, debe refrescarse, lavarse con esmero la cara y el espíritu, beberse concienzudamente un buen purgante político, pero  eso no podrá hacerlo ejerciendo el poder tal como están las cosas ahora cuando tiene cada día más presente el comprometido riesgo de perder por paliza las gobernaciones, y mucho menos si además tiene como consultores a unos chicos españoles que hablan con pedantería miope tras descubrir el kerosén en tiempos de la energía atómica.  Por su propia evolución y supervivencia, al PSUV le está faltando con urgencia una temporada en la oposición, que es donde de verdad se aprende política, se definen las bases y los métodos para gobernar.

Es esencial recordar al Presidente Maduro, que la renuncia es un acto voluntario y personalísimo, como ciudadano que dispone de una plataforma de expresión no voy a cometer la tontería de solicitar su dimisión –aunque es mi derecho hacerlo, como lo es el suyo mandarme al carajo; pero lo que sí hago es pedirle que recapacite sobre la gravísima situación social, política, económica, de inseguridad y angustia que vive nuestro país –que es el suyo también- y que reconsidere si tiene o no la voluntad de cambio de rumbo. Trate de llegar, señor Presidente, a una conclusión que le indicará qué hacer. Recuerde que el tiempo a veces es aliado, pero tal como está el ambiente hoy es su mayor y más peligroso enemigo.  No le haga caso a los españolitos que sólo quieren ganarse unos euros, fíjese más bien en lo que han hecho en economía en los últimos quince años los chinos y vietnamitas, por sólo ponerle dos buenos ejemplos.

Lo mismo deben pensar los polopatrioteros dirigentes del chavismo; que a Nicolás Maduro y a su Gobierno incompetente el tiempo los acosa, se les viene encima y amenaza atropellarlos. El PSUV cambia, o se despeña con ellos.


@ArmandoMartini

martes, 26 de enero de 2016

"Crónica de una represión anunciada" Por María Herrera



"Crónica de una represión anunciada" 
Por María Herrera

Con gran indignación hemos asistido esta semana a otro penoso y lamentable episodio de abuso y agresión de este gobierno, esta vez perpetrado por efectivos de la FAN en la cárcel de Ramo Verde, hacia Lilian Tintori y la madre de Leopoldo López, la señora Antonieta Mendoza, quienes se encontraban haciendo una visita al líder opositor. Los desagradables hechos, ocurridos el domingo 17 de enero, no están aislados. El pasado 15 de enero, funcionarios del Sebin, vestidos de paisano, pero debidamente identificados con sus credenciales y armados, irrumpían en el domicilio del ciudadano Pablo Jiménez Guaricuco, conocido articulista del portal pro-chavista “Aporrea”. Jiménez admitió que imaginaba que el motivo de la requisa nocturna del Sebin en su casa se debía al tono crítico de su última publicación en dicho portal titulada: “En Venezuela parece que no hay presidente ni en tv”. Ese mismo día el autor publicó otro artículo titulado: “Por escribir en Aporrea te pueden aporrear”.  Por si esto fuera poco, el pasado martes 19, se filtró en las redes un audio que presuntamente pertenece al viceministro de política interior, Jahid Muñoz, donde afirmaba frente a un grupo de personas: “Nosotros vamos a la calle a revertir ese resultado electoral y a convertirlo en una victoria política (..) Vamos a defender al pueblo, vamos a pelear con los malandros que ponen al pueblo a hacer cola, vamos a lograr, en algún momento, meter preso al malandro de Lorenzo Mendoza. Todos estos hechos, que se producen después del rotundo fracaso electoral sufrido por Maduro y el chavismo en últimas elecciones, no deberían sorprendernos y digo que no debería sorprendernos porque si hay algo que ha caracterizado al régimen chavista desde sus inicios, es el hecho de que siempre ha cumplido sus amenazas.

Desde que Chávez asumió el poder en 1998 su gobierno siempre se caracterizó por el mismo modus operandi: el líder anunciaba las cosas que iba a hacer a voz en cuello y tono amenazante y después las cumplía una a una, ya se tratara de meros caprichos o de grandes arbitrariedades y todo sucedía cuando uno menos se lo esperaba. Al igual que aquella historia de la rana que se cocina a fuego lento y sin darse cuenta, la gente, por su parte, también reaccionaba siempre de la misma manera.  Los venezolanos nunca daban crédito a los discursos altisonantes del difunto y pensaban: no, que va, eso aquí en Venezuela nunca va a pasar. De ese modo, todo iba ocurriendo lentamente y la gente se iba “acostumbrando”. Desde la aniquilación de la oposición, el secuestro del congreso, el TSJ, el CNE y todas las demás instituciones; pasando por la destrucción de Pdvsa, sin mencionar el cierre de Radio Caracas y otros medios impresos; las múltiples expropiaciones, además de todos los exiliados y los “políticos presos”, como él los llamaba, a lo largo de todos esos años fuimos viendo como Chávez siempre conseguía llevar a cabo todo aquello que se proponía y que previamente nos había anunciado. Otro rasgo característico del galáctico era su capacidad para sacar provecho de las crisis con el fin de afianzar sus objetivos. Objetivos que no eran otros que atornillarse en el poder y profundizar, para hacer cada vez más irreversible, su tan cacareado proceso. De esta forma, no solo iba apuntándose diariamente a su favor los medios necesarios para lograr sus objetivos, sino que con cada reacción en contra aprovechaba para justificar la neutralización de sus enemigos y radicalizar aún más sus acciones.

Acostumbrados como estábamos durante décadas a escuchar a los políticos hablar y hablar sin hacer nada, Chávez nos tomó a todos por sorpresa. El era un animal distinto y siempre lo fue. Y la verdad sea dicha, todo se le puede criticar, excepto el hecho de que sí era capaz de pasar de las palabras a la acción y eso parece que todavía nos deja perplejos.

El heredero, al que no le asisten ni el carisma ni la sesera de su predecesor, tampoco le faltan su audacia, ni su vocación mediática y dictatorial, por no mencionar su capacidad destructiva, renglón en el cual, -todo hay que decirlo- no solo ha superado en forma exponencial a su mentor, sino que ha alcanzado unos límites que podríamos caracterizar de “Ripley-escos”. El perfil, más precario pero decididamente más ideologizado de Maduro, se complementa con el rasgo heredado del difunto de avisar lo que va a hacer y acto seguido pasar a la acción, sumado a la habilidad, -o la creencia- de que debe usar todos los escollos y los problemas que encuentra en el camino para radicalizarse más.

En su discurso de Memoria y Cuenta ante el recién inaugurado parlamento de mayoría opositora, Maduro repetía una y otra vez el trillado concepto de la guerra económica. Y nosotros, hartos de escuchar la misma cantaleta, desestimamos una vez más las palabras del señor heredero y otra vez olvidamos el detalle de que tanto su antecesor como él no han descansado nunca hasta volver hechos todo aquello que sale por sus bocas.  Pero por si esto fuera poco, olvidamos el añadido de que a la hora de enfrentar problemas y obstáculos su prioridad es siempre utilizar la coyuntura para volverse más radicales. De tal manera que, con su disco rayado de la “guerra económica”, Maduro nos lanza aquel strike: su Decreto de Emergencia Económica. El cual, ¡oh sorpresa!, no es otra cosa que una nueva vía de radicalización socialista que busca valerse de la crisis para desproveernos –más si cabe- de nuestros derechos y libertades económicas, estatizar más la economía, debilitar más la empresa y la propiedad privada y continuar dilapidando y otra vez sin control alguno, el tesoro público.  

No menos importante, y disfrazado entre frases repetitivas y un somnoliento discurso de pretensiones conciliatorias, Maduro dejó caer de pronto ante los diputados de la oposición, la siguiente perla: “No se confíen, que a ustedes les gusta confiarse y después viene el 13 de abril.” Esta frase pasó desapercibida, pero no era la primera vez que Maduro hablaba de Abril tras su derrota en las parlamentarias. El 9 de diciembre declaró públicamente que “tras el triunfo de la derecha en la parlamentaria -había- dos caminos posibles: o deriva en una contrarrevolución fascista o deriva en una revolución renovada, popular, rumbo al socialismo”. Maduro afirmó entonces lo siguiente: “Los tiempos exigen de nosotros ubicar estratégicamente al enemigo principal y sus aliados engatusados en distintos cargos. Pero no perdamos de vista, ni por un segundo, que la batalla principal es contra la derecha fascista y contrarrevolucionaria. Esas propuestas, deberán estar inspiradas en el espíritu del 4 de febrero de 1992, que reavivó la esperanza de los venezolanos; así como en la gesta heroica del pueblo afianzó el camino de la Revolución Bolivariana, el 13 de abril de 2002”.

En medio aquel alboroto, distraídos por la inmediatez del tema económico y por el brillante discurso de réplica a cargo de nuestro nuevo presidente de la Asamblea Nacional, perdimos de vista que Maduro, mucho antes de su discurso de Memoria y cuenta ente la Asamblea, ya nos había lanzado su primer strike: la contrarrevolución. Y esto es precisamente a lo que me quiero referir aquí.

Maduro ha dicho y sostiene que la nueva mayoría en el congreso, -que en realidad es el producto de una votación popular-, es un triunfo de la contrarrevolución y que eso es temporal. En su lenguaje, Maduro sustituye la palabra oposición por contrarrevolución, lo cual equivale a decir que todos los venezolanos que no apoyamos al partido de gobierno y que votamos por la opción de la MUD somos contrarrevolucionarios. El término contrarrevolucionario, data de finales del siglo XVIII en el marco de la Revolución Francesa y define a todo aquel que no apoye la revolución, en este caso anti-monárquica. En el contexto estrictamente socialista, el término fue usado durante la Revolución Bolchevique en Rusia, liderada por Waldimir Illich Lenin. Lenin fue un hombre que en su tiempo tuvo acceso a la educación y que desde muy pequeño, tras ver como ahorcaban a su hermano mayor por subversivo, se preparaba con todos sus medios para organizar una revolución contra el régimen imperial ruso. Una vez depuesto el Zar y tras él el gobierno que le sustituyó, Lenin, a la cabeza de los Bolcheviques, asumió el poder en Rusia y se instaló en el Kremlin. Desde allí, de forma soterrada dictó la orden de asesinar a toda la familia imperial. En medio de una sangrienta guerra civil entre el ejército rojo de los bolcheviques y el ejército banco de los zaristas, Lenin escribió de su puño y letra el decreto conocido como “Terror Rojo”, que literalmente consistía en sembrar el terror y eliminar a todos aquellos que no fueran revolucionarios, es decir: los contrarrevolucionarios. Este decreto se basa en el principio de que el fin justifica los medios. Las dimensiones de la purga y las innombrables atrocidades que se cometieron bajo el terror rojo son historia y no son objeto de este escrito. No obstante, con ello pretendo poner en perspectiva el alcance del término en cuestión, el cual, huelga decir, no puede usarse a la ligera y Maduro no lo hace.

Nosotros, sin embargo desestimamos una vez más a Maduro y su discurso desfasado. Todavía y después de 17 años de dominación, no entendemos el mensaje. No nos ha bastado Brito, ni la jueza Afiumi, ni los estudiantes muertos, ni la Tumba, ni los líderes opositores y los estudiantiles perseguidos y requisados por el Sebin, ni los diputados golpeados, vejados e inhabilitados, ni los estudiantes presos, ni Leopoldo López, ni Ledezma, ni los casi 80 presos políticos que hoy tenemos, para entender, no solamente el carácter eminentemente represor de este régimen, sino el hecho de que siempre ha utilizado y utilizará las coyunturas adversas para radicalizarse aún más y que, en este sentido, no es casualidad el lenguaje de corte leninista empleado por Maduro en su discurso en este caso. No se trata solamente aquí, que bajo argumentos absurdos Maduro pretenda, como ha dicho, rechazar la Ley de Amnistía, ni tampoco de sus ansias de aplacar la frustración que siente al tener a un congreso y al pueblo en contra, sino que ahora siente y está convencido que la nueva situación le da pie para extremar y radicalizar más su posición y para ello está dispuesto a utilizar todas las armas que le quedan a su disposición y estas son precisamente todas las fuerzas represoras del Estado, incluyendo al Sebin, las cárceles y como no, la FAN, de la cual por cierto, y no se nos olvide, todavía es Comandante en Jefe. Guerra avisada…
 
María Herrera
20/01/2016

"LA AN Y LA EMERGENCIA ECONÓMICA" Por Carlos Canache Mata


"LA AN Y LA EMERGENCIA ECONÓMICA"
Por Carlos Canache Mata

   El Decreto de Emergencia Económica que consignó el gobierno en la AN comienza con tres grandes mentiras.

   En el segundo considerando se atribuye a una imaginaria “guerra económica” la causa de la crisis que vivimos, cuando la verdad es que ésta se originó por el modelo y las erróneas políticas económicas con que se nos flagela desde hace 17 años. Allí mismo se dice que es  una combinación de factores externos e internos lo que ha estado “dificultando”  nuestro derecho “a disponer y acceder libremente a bienes y servicios esenciales”, cuando urbi et orbi  se sabe que no se “dispone” de ellos porque se destruyó el aparato productivo y no hay divisas para importarlos, y tenemos obstáculos para “acceder” a los pocos que quedan  debido a diversas modalidades de racionamiento y a la inflación que ha destrozado el poder de compra de los venezolanos. En el quinto y último considerando se afirma que la caída de los precios del petróleo fue provocada por supuestas perversas “estrategias de desestabilización económica”, cuando lo fue por la ralentización de la economía mundial (especialmente la china), la aparición del petróleo de esquisto gracias a la tecnología del fracking (que ha creado un cambio estructural del mercado petrolero), la decisión de la OPEP de no bajar la producción  y el aumento de la producción no-OPEP;  caída de precios que ahora se agrava porque Irán, al que se le levantaron las sanciones el 16 de este mes, ya ha anunciado que aumentará sus exportaciones en 500.000 barriles diarios en cuestión de semanas.

   Los diez artículos del texto del Decreto se refieren a las medidas propuestas que resolverían la crisis, para cuya ejecución se solicitó que la AN aprobara (artículo 339 de la CN) el estado de excepción de la emergencia económica, con la consiguiente restricción de la garantía del ejercicio de ciertos derechos en ese ámbito.

   Escribí en mi artículo de la semana pasada que no se necesitaba de la declaratoria de aquel estado de excepción y bastaba el ordenamiento legal vigente para implementar soluciones a la crisis. Esa fue también la opinión del Informe presentado por la Comisión de la AN que presidió el destacado economista José Guerra, en el que se sostiene que el ya negado Decreto, propuesto por el gobierno, no  justifica o demuestra que “los medios ordinarios de los que dispone el  Presidente sean ‘insuficientes’ para atender la crisis” (como lo exige el artículo 337 de la CN), y, desde la página 6 hasta la página 14 de ese Informe, se mencionan detalladamente las leyes existentes y los decretos emitidos al amparo de las tres leyes habilitantes concedidas por la anterior AN a Maduro, que bastan para buscar salida a la catástrofe que toca las puertas de la nación.

   Al final del Informe de la Comisión, aprobado por la AN, se presenta un conjunto de sugerencias al Ejecutivo Nacional  para enfrentar y resolver la crisis, que el oficialismo no acepta.

   Para irse,  ¿Maduro está esperando que llegue la hambruna y la ayuda humanitaria de la Cruz Roja Internacional?



“¿CUÁL CONSTITUCIÓN?” Por Alejandro González Valenzuela


“¿CUÁL CONSTITUCIÓN?” 
Por Alejandro González Valenzuela (*)


A propósito de los hechos políticos que se han venido suscitando desde el pasado 6D, llama poderosamente la atención que tanto el oficialismo que postula como proyecto político un Estado Comunal Socialista, y la oposición que postula como proyecto político su némesis, funden, indistintamente, sus postulados en la Constitución.

En un sentido lato, la Constitución puede ser entendida como el punto de encuentro de las diversas fuerzas y expresiones que coexisten en una sociedad, sin embargo, ésta parece no ser una afirmación válida entre nosotros, por cuanto, la crisis sistémica a la que asistimos da señales de haber entrado en fase terminal, precisamente, por el fenómeno opuesto, el desencuentro entre los venezolanos en el que subyace como causa eficiente la existencia de dos visiones excluyentes sobre la naturaleza de la Constitución, y del proyecto político que ella encarna.

Ciertamente, una primera visión, la de amplios sectores democráticos, asume a la Constitución de 1.999, a pesar de sus déficits, como marco de referencia (perfectible) para la convivencia de la sociedad, cuyo proyecto político es el Estado Democrático social de derecho y de Justicia, tal como lo reconoció la primigenia Sala Constitucional (S.C. sentencia  N°. 1309/2001), la cual, además, precisó que en ningún caso, debe propender a un Estado Socialista (S.C. sentencia N°. 85/2002). La otra visión, la de la llamada revolución (primero bolivariana, ahora socialista), asume a la Constitución, como marco de referencia sólo para una parte de la sociedad, a aquella que denomina “pueblo”, conformada por un segmento transversal de boliburgueses, partidos y nomenclatura revolucionaria, burócratas, y sectores populares colonizados sobre los que se ejerce un grotesco control social, la cual, encarna un proyecto político hegemónico configurado en el Plan Simón Bolívar y en Libro Rojo, cuya expresión más acabada pretendió ser institucionalizada bajo la fórmula de Estado Comunal Socialista, de acuerdo con el proyecto de reforma constitucional rechazado en el referendo del 2D.

En este contexto, una mirada retrospectiva a las vicisitudes políticas de los últimos 16 años, permite afirmar que la refundación de la República para establecer una sociedad democrática en un Estado social de Derecho, nunca fue un propósito sincero para la revolución socialista, que hizo del proceso constituyente una maniobra meramente táctica para asumir el control del Poder Público, y para hacer aprobar una Constitución Fachada (Sartori), aparente y transicional, desde su perspectiva. Lo anterior explicaría que desde el 15/12/1999, se haya privilegiado la colonización del Poder Público para, desde ahí, iniciar el desmontaje (accidentado, pero, sistemático) del Estado Democrático y social de Derecho, y la ejecución (igualmente accidentada, pero, sistemática) de su verdadero proyecto político, el Estado Comunal Socialista, mediante sucesivos actos jurídicos validados por ilegítimos fallos de la Sala Constitucional, en materia de: organización y funcionamiento del Estado; Federalismo; DDHH; Constitución Económica; organización sindical y contratación colectiva; autonomía del BCV; régimen financiero y presupuestario;  hidrocarburos; entre otros; actos y decisiones éstas que, en parte, explican el cuadro político, económico y social actual.

Desde una perspectiva eminentemente constitucional, importa precisar que los actos precitados, han materializado en la práctica un proceso de mutación de la Constitución (Jellinek, Hesse), pero, en este caso fraudulento. El fraude mutacional puede ser entendido como un mecanismo, mediante el cual, de manera deliberada y maliciosa se altera el sentido político y significado jurídico de normas constitucionales, cuidando siempre de dejar intacto su texto original, ello con la finalidad de solapar o mimetizar un proyecto político distinto al constitucionalmente consagrado. Por tratarse de mutaciones fraudulentas, por tanto, insubsanables e inconvalidables, tenemos en los hechos una atípica situación de virtual coexistencia de dos textos fundamentales, a saber, la Constitución de 1.999, y la para-Constitución, resultante de las fraudulentas mutaciones del texto original; y por extensión, una atípica situación de coexistencia de dos proyectos políticos excluyentes, a saber, el Estado social de Derecho y de Justicia, y el Estado Comunal Socialista.

Lo anterior explica por qué el oficialismo esté dirigiendo vehementemente sus energías a “la defensa y radicalización de la revolución”, concretamente, a través de la activación del poder popular (concejos comunales, comunas, parlamentos comunales, etc.), bajo la consigna “comuna o nada”, y considere su proceder como constitucionalmente legítimo; en este marco, el pasado 15D el presidente NM, afirmaba “Tenemos que prepararnos para defender la Constitución en las calles con la movilización del pueblo de Venezuela, que se ha declarado en rebelión frente a la amenaza del desmantelamiento de la patria”; asimismo, los parlamentarios oficialistas recitan en la AN como un mantra “dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada”. Por su parte, la nueva directiva de la AN ha señalado explícitamente como sus objetivos la recuperación de la autonomía e independencia del Parlamento, y la definición de un mecanismo para poner fin al mandato del Presidente de la República, los que consideran, igualmente, constitucional y legítimo. Siendo ello así, parece ocioso preguntarse respecto a cuál Constitución está aludiendo cada sector, pero, es más que evidente, que la coexistencia de dos modelos constitucionales con sus respectivos proyectos políticos, subyace como causa (política) eficiente de la crisis sistémica que padecemos, la cual, amenaza con un inminente colapso, al que, paradójicamente, se podría llegar en nombre y en defensa de “la Constitución”.

Por tanto, resulta evidente que esta crisis sistémica cuyo colapso puede tener consecuencias impredecibles,  debe ser conjurada con la urgencia del caso, teniendo presente que su desactivación, sólo será posible mediante el restablecimiento pleno de la Constitución de 1.999, la reinstitucionalización de su proyecto político (Estado social de Derecho), y la derogatoria o declaratoria de nulidad de todos los actos jurídicos que apuntan a la edificación del Estado Comunal Socialista. ¿Estarán dispuestos los responsables de sensibles funciones públicas, quienes han jurado defender la Constitución de 1.999, a asumir el rol de respetar y hacer respetar la voluntad popular expresada el 15/12/1999, y ratificada el 2/12/2007? ¿Estarán dispuestos a asumir el rol que los venezolanos y la historia demandan?


 (*) Abogado-Constitucionalista

lunes, 25 de enero de 2016

"La carne de la República y sus zamuros vigilantes" Por Armando Martini Pietri


Armando Martini Pietri: 
La carne de la República y sus zamuros vigilantes

La democracia es como un buen padre, que tiene buenos hijos pero también, a pesar de sus esfuerzos, alguno de ellos se corrompe, se convierte en cínico y amoral dispuesto a romper las sanas normas de convivencia que rigen la vida del padre y de la familia, en busca de ventajas personales. No es extraño, en la vida diaria, comprobar que muchos ladrones, asesinos, narcotraficantes y políticos corrompidos proceden de familias normales.

En política -en democracia, porque en dictadura suele ser al revés-, justamente porque el principio básico son la honestidad y la garantía de los derechos de todos, pasa lo mismo. Un partido político, aún más en una alianza de partidos que pactan esfuerzos para conseguir votos, y en estructuras de acción –los poderes públicos, pongamos por caso- suele suceder que un grupo lleno de mujeres y hombres honrados, con principios y valores éticos que sinceramente defienden una ideología y objetivos de beneficios para los ciudadanos, se ven contaminados, viciados y a veces incluso condicionados, por la presencia activa –y en consecuencia complicidad- de militantes con tradiciones e intereses poco respetables e indignos en cargos de alto nivel.

Dirigentes que, por su misma historia personal y de activismo político están plagados de trampas, engaños, estafas y delitos que muchas personas conocen, que han perjudicado a cientos de miles de ciudadanos, a individuos y a buenas familias cuya tranquilidad, decoro, honor y hasta sus bolsillos, han sido gravemente perjudicados por estos especímenes de bajos instintos y sentimientos despreciables.

Pero esos políticos pervertidos no ocupan posiciones en los partidos sólo porque así lo quieren, no podrían recibir un carnet partidista y libertad de acción con respaldo de la organización sin la autorización expresa de –algunos- líderes del partido. Casi nunca se trata de individuos que comenzaron desde abajo en la organización política, aunque sucede, sino que suelen venir de otras organizaciones cuyas posibilidades y ventajas esos deshonestos agotaron, chuparon toda la sangre y luego se fueron a saciar su hambre corrompida a otras organizaciones.

El argumento habitual es el compromiso de agregar grandes caudales de votos al partido-víctima, y suelen ser bastante convincentes, capaces de engañar incluso a políticos que conocen lo que ha estado detrás de esas trayectorias ennegrecidas y delictuales. Es que un partido, especialmente los mayores y más experimentados -porque esta clase de desfachatados no pierden su tiempo en agrupaciones que no tengan fuerza suficiente para servirles tanto de trampolín como de protección, además para limpiar sus caminos y quedar impunes de sus delitos- cuando privilegia criterios electorales por encima de los ideológicos.

Las circunstancias del país en los últimos años han beneficiado a esta clase de sujetos bochornosos, podridos, que depravan, porque sus partidos buscaron prioritariamente el voto y no por candidatos específicos; miles de electores, hartos de la crisis, las fallas y mentiras, votaron sin pensar siquiera en quién era el candidato que podría resultar electo diputado por su circuito electoral –incluso muchos ni siquiera conocían la clasificación de su propio circuito-, lo cual, claro, no disculpa a los partidos integrantes ni a sus dirigentes, porque hasta dónde se sabe ninguno de esos dirigentes hizo reclamo alguno ni alzó su voz de alarma.

Eso también llevó a la ubicación de políticos degradantes en circuitos ganadores, y que electores votaran al mismo tiempo por los dos sujetos impresentables que, juntos, acudieron el 13 de julio de 2006 a la Fiscalía General de la República a pedir prisión para María Corina Machado y otros miembros de Súmate por el calumnioso delito de traición a la Patria, ¿es que ya nadie se acuerda de eso? ¿Y cómo obviar el hecho de que la Corte Penal Internacional de la Haya mantiene una investigación a uno de ellos? o ¿es que los enemigos y calumniadores son recibidos con los brazos abiertos, hacen borrón y cuenta nueva de pasados sucios y asquerosos? ¿O será quizás que justamente esos pasados vergonzosos se convierten en garantía de eficiencia para los mandos políticos?

Preguntamos porque esos dos –con un tercero de similar trayectoria- que pidieron hace años a la Fiscalía procesar y hasta encarcelar a María Corina Machado, ahora con el parlamento de Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo y otros partidos que han hecho de la renovación del país su principal bandera y su gran compromiso, son responsables de la vigilancia y control de los dineros públicos en la Asamblea Nacional que, sumados en la misma tarea al otro veterano del descaro y la inmoralidad, constituyen una especie de trío de  mosqueteros del apocalipsis venezolano. Uno de ellos fue dirigente de vara alta en el oficialismo desde los inicios del chavismo hasta que, cuestionado, saltó la talanquera y de la noche a la mañana pasó de voraz revolucionario que calificaba de “indevolvible” la revolución, a paladín de la justicia, un civil que, con los otros dos ex militares y militantes oficialistas que tienen mucho que explicar, uno conocido por sus refinados, costosos y dispendiosos gustos y placeres. El otro, ni siquiera puede viajar fuera de Venezuela porque las autoridades estadounidenses están listas para encarcelarlo y llevarlo a un duro juicio con condena larga.

Y esto no sólo por la bochornosa acción de esos dos individuos contra la gran dirigente venezolana, cuyos mejores argumentos son su trayectoria, su esfuerzo, su notable preparación y su extraordinario coraje, y por el tenebroso -¿acaso debemos adjetivar "presunto", ya que no somos jueces?- mundo de estos mosqueteros de la bajeza política, sino porque no hay justificación posible para que individuos con tan alarmantes, pavorosas e indignas trayectorias sean seleccionados para responsabilidades legislativas de control que exigen historias de vida absolutamente limpias –para no señalar que por esas mismos caminos de vida deplorables ni siquiera deberían estar en la Asamblea Nacional, si vamos a tomar en cuenta los alardes de sobriedad, decencia, honestidad y pulcritud en los cuales insisten los directivos de la oposición, del oficialismo y el propio Presidente Nicolás Maduro.

Que algún partido opositor o chavista de importancia tenga y haya tenido proliferación de este tipo de individuos delictuosos, no significa que, atosigado por la mayoría opositora dispuesta a actuar, no vaya a aprovechar las blanduras morales de tales sujetos, o a tratar de debilitar la fuerza de la oposición denunciándolos por lo que han sido, lo que son y siguen siendo.

Es un juego en el cual el oficialismo es maestro y sabe bien que, como mínimo, puede ser un jugoso motivo de distracción para los ciudadanos que esperan acciones concretas y soluciones de los nuevos diputados, como muy posiblemente sepa el primer responsable opositor en la contraloría de los reales del país, el muy movido pero también joven y poco experimentado Freddy Guevara.

El oficialismo, encabezado por el Presidente Nicolás Maduro, ha venido desarrollando una activa y hasta ahora aparentemente eficiente estrategia de sublimar su propia actuación –la revolución, el cacareado empeño en ayudar al pueblo, el socialismo que ha fracasado en el mundo entero pero, dicen ellos, triunfará en Venezuela- y por contraste minimizar cualquier iniciativa opositora. No es una cuestión sólo del muy comentado "enfrentamiento de poderes", sino el ejercicio del poder por encima de normas, leyes y la propia Constitución. En esa estrategia, dependiendo de cuál sea la fuerza que cada una de las partes muestre, esos viciosos engranados podrían ser de utilidad para el Gobierno, denunciándolos, chantajeándolos, utilizándolos o, dadas sus trayectorias, comprando sus decisiones y actuaciones.

Es el caso que en la Asamblea Nacional se nombran presidentes y vicepresidentes de las comisiones que realizan el trabajo para someterlo a consideración de la plenaria. Todas las comisiones son importantes pero algunas mas por los temas que tratan y revisten mayor interés público general, como son la de Contraloría por nombrar alguna, o como la de Defensa, Interior, exterior,  y quienes las integren deben ser diputadas y diputados honorables, de reconocida trayectoria por encima de toda sospecha, que inspiren confianza, con principios y valores éticos-morales además de representar las buenas costumbres ciudadanas. Porque en esas comisiones parlamentarias trascendentales es donde hay más oportunidades de medrar y de negociar provechos personales.
 
Lo malo es que, la dirigencia opositora ha caído en una trampa cazabobos al incluir alguno que otro que están definidas en el dicho popular: "zamuro cuidando carne".


@ArmandoMartini

"LA CONSTITUCIÓN ES TRINCHERA DE LA OPOSICIÓN" Por Octavio Lepage


LA CONSTITUCIÓN ES TRINCHERA DE LA OPOSICIÓN
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 179)
Octavio Lepage

En un país democrático, que la oposición triunfe en una elección parlamentaria, así sea por paliza, como en Venezuela, es normal. El estamento político y los ciudadanos en general, lo aceptan con naturalidad, sin protestas, sin escándalos, sin amenazas. Lo vimos recientemente en Argentina. Una personalidad tan temperamental y prepotente como Cristina Kirchner, aparte de algunas malacrianzas de mal gusto, como eso de no trasladar personalmente a Macri los símbolos del mando, se ha tranquilizado, aunque por supuesto debe estar preparándose para una oposición recia en el Senado y diputados, donde el kirchnerismo sigue siendo mayoría.

En Venezuela los perdedores no tienen capacidad de resignación democrática. Diosdado Cabello, con olvido de que viene de manejar la Asamblea Nacional como si fuera un cuartel, y su discípulo admirado, el joven diputado y ex ministro Héctor Rodríguez, desde el primer momento adoptaron una actitud francamente obstruccionista.

El pretexto era realmente risible. En las elecciones de Amazonas se habría cometido fraude, la oposición compró votos. El descaro es impresionante. En las elecciones del 6D se hicieron célebres las asambleas públicas convocadas por Diosdado Cabello, como candidato a diputado por el Estado Monagas en las que se hacían regalos costosísimos: Camionetas, jeeps, taxis, electrodomésticos, etc., etc. Esas concentraciones eran jornadas de compras de votos a cielo abierto.

Los diputados por Amazonas fueron proclamados nada menos que por Tibisay Lucena, chavista rabiosa, y juramentados por la Asamblea Nacional. La legitimidad de su mandato está fuera de duda. Sin embargo, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, de legitimidad cuestionada por cierto, ordenó su desincorporación de la Asamblea Nacional. Actuando con realismo político, la oposición aceptó desincorporarlos. Esa decisión es tan acertada que evitó el agravamiento de un conflicto de poderes, al punto de que Maduro acudió a la Asamblea a presentar su Memoria.

Es evidente que el oficialismo, encabezado en la asamblea por Diosdado Cabello y su lugarteniente Héctor Rodríguez, adelanta un plan para torpedear la nueva Asamblea e impedir que ejerza las atribuciones que le corresponden por la victoria electoral del 6D.

El nombramiento apresurado de nuevos magistrados de la Sala Electoral sin verificar si llenaban los requisitos exigidos por la Constitución Nacional, es el inicio de un plan antidemocrático, a contrapelo de la voluntad popular. La nueva Asamblea Nacional no puede tolerarlo. La ampara la Constitución, la mayoría determinante de los venezolanos y la opinión democrática mundial.

Esperemos el resultado de las investigaciones que adelanta la comisión que preside el veterano y acucioso diputado Carlos Berrizbeitia. Ahora sí cabe la consigna: “Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada”.


Caracas, 21 de Enero del 2016

miércoles, 20 de enero de 2016

"DEL DERECHO AL HECHO" Por Oswaldo Álvarez Paz


DESDE EL PUENTE
DEL DERECHO AL HECHO
Oswaldo Álvarez Paz

¿Por qué no entienden? Me he cansado de repetir algo elemental, aprendido en las clases de Introducción en primer año de Derecho y de Filosofía de la misma disciplina cuando cursábamos tercer año. Se trata de lo siguiente: en una revolución, si es verdadera o pretende serlo, primero van los hechos y después el Derecho. No puede estar sometida a una camisa de fuerza permanente como es una Constitución o un ordenamiento jurídico estable. Se paralizaría el proceso. Estaría condenada a fracasar. El piso jurídico, nunca  estable, viene después de los hechos que se consideren necesarios para el avance y profundización del proceso revolucionario. Así ha sido en todas partes del mundo bajo la dirección de regímenes de inspiración socialista comunistoide. También en los tiempos del nacionalsocialismo hitleriano o en la Italia fascista. Por supuesto que ha sido lo mismo en la Cuba castrista y en países con la carga totalitaria de sus gobiernos, independientemente del acento ideológico que los guía.

El nuevo Vicepresidente de la República, a pesar de sus antecedentes, está comprometido en cuerpo y alma con este “socialismo del siglo XXI”. Una de las declaraciones que más me ha llamado la atención fue cuando dijo, palabras más o palabras menos, que esto “no es un gobierno sino una revolución que gobierna” Todo lo demás sobra. Las consecuencias de tal afirmación caminan en la dirección que hemos señalado. Quien no quiera entenderlo que no lo haga, pero que no interfiera con la profunda lucha a la que estamos convocados los compatriotas que creemos en el Derecho como instrumento fundamental para regular la vida en sociedad, las relaciones entre los ciudadanos y las relaciones de éstos con el estado-gobierno.

El Mensaje del señor Maduro a la Asamblea fue deplorable en el fondo y en la forma. No hubo en sus palabras ni arrepentimiento, ni dolor de corazón y mucho menos propósito de enmienda, requisitos exigido para el perdón de los pecados. En este caso son muchos. Mayores las omisiones que lo someramente relatado culpando a terceros de lo que no tiene excusa. No habló de la inseguridad, ni de los problemas de salud para sólo citar dos casos a la vista de todo el mundo. Por omisión también se peca en todas las religiones.

Debemos hacer un justo reconocimiento a la claridad y el coraje de Henry Ramos. Puso los temas en su punto. Lo que viene es duro. Este año será terrible. El decreto de emergencia económica es un desastre que profundiza todo lo malo del presente sin corregir nada. Si el régimen no cambia y no lo hará, pues hay que cambiarlo en nombre de la libertad y la democracia perdidas.

@osalpaz
Lunes, 17 de enero de 2016 

"NO SABEN PERDER" Por Octavio Lepage


"NO SABEN PERDER"
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 177)
Octavio Lepage

Maduro y Cabello estaban seguros de que saldrían victoriosos en las elecciones del 6D. No podían perderlas –así lo creían– con un Consejo Nacional Electoral dócil, con sólo un (1) miembro independiente y cuatro (4) chavistas connotados, bajo el control rígido de Tibisay Lucena, chavista fanática, experta en marramucias electorales y que siempre se consideró guapa y apoyada.

Perdieron. Y perdieron feo. El pueblo les dió una paliza. Apenas lograron 55 diputados, mientras la MUD obtuvo 112. Ante aquel contundente knock-out técnico, perdieron el control de sí mismos y empezaron a cometer locuras, sin darse cuenta de que están bajo la mirada escrutadora de la mayoría determinante de los venezolanos y de los demócratas del mundo.

Tuvieron la audacia torpe de denunciar que los diputados indígenas del Territorio Amazonas la oposición los había ganado por fraude, comprando votos. No les importa que ante esa acusación infundada los venezolanos recuerden que ellos sí trataron de comprar votos con regalos costosísimos como automóviles, taxis, motocicletas, electrodomésticos, computadoras, y mucho más. Estas operaciones de soborno electoral se ejecutaron sin disimulos, abiertamente en actos públicos. El más pródigo de los candidatos, el que mayor cantidad de regalos costosos distribuyó fue justamente Diosdado Cabello, diputado electo por Monagas.

Una vez más recordamos que en Democracia es normal y frecuente que los Poderes Ejecutivo y Legislativo sean ejercidos por fuerzas políticas distintas. En la actualidad, por ejemplo, Obama gobierna estando en minoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes. Tal situación dificulta y hasta retarda sus decisiones, pero hay mecanismos institucionales que funcionan para evitar rupturas. Acabamos de ver que Macri en Argentina fue electo Presidente de la República y le toca gobernar con mayoría de oposición kirchnerista tanto en la Cámara del Senado como en la de Diputados. Ni en Estados Unidos ni en Argentina ningún parlamentario ha tenido la ocurrencia de denunciar esta situación como inconstitucional, ni mucho menos acudir a la instancia superior del Poder Judicial.

En Venezuela la nueva oposición parlamentaria pareciera no dispuesta a aceptar la cohabitación democrática. Es más, tuvieron la ocurrencia de hacer renunciar, antes de que terminara su período, a los magistrados de la Sala Electoral y nombrar apresuradamente a nuevos magistrados sin siquiera tener el cuidado de escoger a quienes llenen los requisitos que exige la Constitución Nacional. Es esta Sala Electoral írrita la que ha decidido anular decisiones soberanas de la nueva Asamblea Nacional, lo cual es absolutamente inaceptable.

La crisis está planteada. La decisión electoral de la mayoría de los venezolanos tiene que imponerse. A los líderes de la nueva oposición parlamentaria, en particular a Cabello y Pedro Carreño, les recordamos que hay que saber perder. Por supuesto, también hay que saber ganar.


Caracas, 12 de Enero del 2016

"EL DECRETO DE EMERGENCIA ECONÓMICA" Por Carlos Canache Mata


"EL DECRETO DE EMERGENCIA ECONÓMICA" Por Carlos Canache Mata

   Según el artículo 337 de la Constitución, el Presidente de la República puede decretar los estados de excepción –el de emergencia económica es uno de ellos- sólo cuando “resultan insuficientes las facultades de las cuales se disponen para hacer frente” a una crisis existente, sea cual fuere su naturaleza.

   Nos preguntamos si el gobierno tiene o no tiene, con el actual ordenamiento legal, las facultades “suficientes” para implementar soluciones a la grave crisis que él mismo ha creado  con su modelo  económico fracasado y sus políticas equivocadas. ¿Necesita el gobierno que sean “restringidas las garantías consagradas en esta Constitución” (ejusdem) para corregir la situación cambiaria; para modificar el control de precios; para abatir la inflación y la escasez; para revisar el precio de la gasolina; para impulsar el crecimiento económico; para atraer la inversión extranjera; para reducir o eliminar el déficit fiscal; y para atenuar el desequilibrio de la balanza de pagos por el desplome de los precios petroleros?  La respuesta es no, como se verá de seguidas. 

   Para volver a la normalidad cambiaria bastaría con tomar progresivamente las medidas adecuadas en esa área, y avanzar hacia la unificación cambiaria. En el pasado, sin estado de excepción, Maduro en el 2014 anunció la desaparición de Cadivi para pasar al Sicad, pero dejó el dólar oficial a 6,30 bolívares y el control de cambio, por lo que no se volvió “polvo cósmico” el dólar paralelo, que ahora es 125 veces mayor respecto al tipo de cambio oficial.

   Sin que se requiera el estado de excepción puede modificarse el control de precios por simples decisiones administrativas y, además, hay una Ley de Precios Justos que, aparte de su mala concepción, reformó Maduro vía ley habilitante por Decreto Ley en noviembre de 2015, el cual faculta al SUNDEE para adoptar medidas en la materia; se puede abatir la inflación si, entre otras medidas, el BCV no sigue emitiendo dinero inorgánico y hay un manejo adecuado de la liquidez monetaria; la escasez y el desabastecimiento se enfrentan con más producción interna y buscando divisas para importaciones compensadoras; en el momento que quiera el gobierno puede revisar el precio de la gasolina; se puede impulsar el crecimiento económico si cesa la hostilización al sector privado y son eficientes las empresas estatales; creando confianza y disminuyendo el riesgo-país es como se atrae la inversión extranjera;  para reducir o eliminar el déficit fiscal hay que suprimir el gasto suntuario o innecesario y la regaladera de dinero, activando la Comisión para la Reducción y Racionalización del Gasto Público creada en noviembre de 2014; y para sortear el desequilibrio de la balanza de pagos ocasionado por el derrumbe del ingreso petrolero podríamos obtener divisas a través de un buen financiamiento externo (con el odiado FMI sería menos costoso) y reprogramando la deuda pública.


    ¿El Decreto de Emergencia Económica es una trampa que el gobierno tiende a la oposición democrática  para  compartir el costo político de las medidas si la AN aprueba el Decreto  o para responsabilizarla de la continuidad de la crisis si no lo aprueba?

lunes, 18 de enero de 2016

"Maduro fastidió, Ramos Allup sorprendió." Por Armando Martini Pietri

Armando Martini Pietri:
Maduro fastidió, Ramos Allup sorprendió.

Nicolás Maduro hizo su primera presentación ante una Asamblea Nacional que no le es afecta ni le obedece incondicionalmente. Podríamos decir que tomó el camino apropiado y dijo lo que se esperaba que dijera. Nada nuevo. Aclaró que no aceptará lo que el chavismo entiende como "privatización" de las viviendas de la correspondiente Misión, es decir, la propuesta opositora de entregar títulos de propiedad a las familias que han recibido casas y apartamentos. Maduro, Cabello y el alto chavismo afirman creer que esas personas acudirán masivamente a los bancos a hipotecar sus viviendas, y que poco después también las mismas familias serán desalojadas y despojadas por los implacables bancos porque ningún propietario podrá cancelar sus onerosas y usureras hipotecas. Panorama fantasmal y terrible, que ignora, entre otras cosas, que los bancos modernos suelen evitar en lo posible tener que quedarse con un inmueble hipotecado, por razones muy estudiadas de gastos en mantenimiento y necesidad de personal para administración y ventas. Como dijo un experimentado banquero, "nuestro negocio es el dinero, no las casas".

El Presidente Maduro insiste en el tema propagandístico que la revolución con la cual nos inundó Chávez ha sido el primer y único movimiento que se ocupó del pueblo, es decir, de los más pobres; hasta 1999, por lo dicho, nadie se ocupaba de ese sector. Nada dijo Maduro que durante lo que lleva de gobierno los nuevos pensionados y los pobres menos pobres tienen muchos más bolívares que valen y compran mucho menos, no sólo por el derrumbe de la moneda venezolana, sino por el diario crecimiento desbocado de la inflación. Que de acuerdo al Ministro Salas no existe.

Reiteró la diversidad de mensajes ya habituales en él contra la derecha, los oligarcas y pelucones, sobre el ataque sin piedad de Estados Unidos, la perversidad feroz del empresariado en general, la conspiración del capitalismo internacional y, por supuesto, la devastadora acción triunfante de la guerra económica que, a decir del Presidente, su Gobierno está perdiendo aplastantemente, aparte de que fue la burguesía parasitaria la que se llenó los bolsillos de dólares venezolanos –nada señaló de los boliburgueses ni de los 25.000 millones de dólares que, según Jorge Giordani, fueron dilapidados –robados sería mejor palabra- por el mismo Gobierno tanto en el largo y devastador tramo Chávez, como en el empeoramiento bajo el pulso poco conocedor y bastante destartalado de Nicolás Maduro y compañía.

También invitó a conversar, a dialogar, sobre los temas económicos, pero en base a sus propios principios comunistas, o sea, a desarrollar la confrontación, el vamos a discutir y a conversar con el espíritu de no entendernos ni llegar a nada. Entretanto, entregó una carpeta roja al presidente de la Asamblea Nacional, dentro de la cual iba, dijo Maduro, el plan de emergencia económica, para ser analizado por los diputados. Plan que, dicho sea de paso, ya está en vigencia pues fue publicado en gaceta oficial.

Se opuso a la amnistía y propuso una comisión paritaria que se ocupara del asunto. Lo cual es muy preocupante. Como sabemos cuando no se quiere hacer se nombran esas ilustres comisiones que para nada sirven y nada hacen, dándole largas a la Ley de Amnistía que es un compromiso que no se discute. ¿Qué esperan para aprobar la Ley o decreto de Amnistía?

De la inseguridad social, la crisis hospitalaria y el incontrolable auge del hampa, sólo un par de frases sin mayor relevancia.

Quedó claro que Nicolás Maduro sigue sin entender la cuestión petrolera; eso, o miente descaradamente; Maduro sigue clamando a la OPEP para reducir la producción como arma para recuperar los precios internacionales, y le siguen respondiendo que el mercado cambió, que el mango de la sartén petrolera lo tienen en sus manos los compradores; por eso los árabes, que si saben de lo que hablan en el área petrolera y acumularon reservas monetarias e inversiones para soportar la caída de los precios. Sólo Kuwait cuenta con centenares de millones de dólares, para no hablar de Arabia Saudita y resto del islamismo petrolero. Los árabes, y se lo han reiterado a Maduro varias veces, no van a cerrar los chorros petroleros, van a conservar mercados, que es una estrategia diferente.

También mintiendo desgarradamente, o sin razonar en absoluto, lo referido a los misterios de la economía; por eso sigue divagando sobre la producción nacional, pero sin hablar de que fue el propio Hugo Chávez y su gigantesca ignorancia quienes la barrieron en el campo, en la ganadería, en la agroindustria y en la estructura industrial grande, mediana y pequeña, y eso en todo el país; una maldición que continúa el propio Maduro con terquedad digna de mejor causa. El primer Presidente chavista mostró nuevamente su absoluto desconocimiento de la realidad, las necesidades y expectativas del sector productivo en general, tanto productores como importadores de insumos y de productos. El nombramiento de Pérez Abad es un acto de desesperación y esperanza, al mismo tiempo poco útil si tiene que reportarle a un radical duro como el Vicepresidente Salas.

Fue un discurso que se hizo aburrido, fastidioso casi desde el comienzo porque de inmediato dejó  claro que no habría nada nuevo, lo que los chavistas presentes aplaudieron con su habitual disciplina revolucionaria. Una larga y repetitiva disertación que indicó que la confrontación seguirá como bandera presidencial. Un mensaje más bien afable para especificar que todo cambio será para que todo siga igual. O peor.

Una alocución para las barras rojas, aunque pareciera que el Presidente quiere creer que la mayoritaria masa popular le sigue teniendo confianza. Unas palabras en busca de emoción pero poco lograron en emotividad porque eran frases y conceptos que todo el mundo sabe que han sido rotundos fracasos. Maduro volvió a mostrar que el fantasma de Hugo Chávez lo sigue perturbando, un espectro demasiado pesado que lo aplasta reverencialmente.

Luego tomó la palabra –según se ha podido conocer: ni prevista ni esperada- el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, quien hizo algunas puntualizaciones dirigidas, más que a Nicolás Maduro, a los otros poderes constituyentes presentes, que han causado gran revuelo.

El discurso sorpresivo de Ramos Allup asombró, fue respetuoso, grato, sencillo y como buen adeco supo llegar a toda Venezuela aprovechando con inteligencia la cadena nacional. Sus puntillazos, su sarcasmo e ironías, además de gesticulaciones y propias características del personaje, fueron usadas y utilizadas hábilmente por el orador. Tal es el impacto producido que los ciudadanos en la calle parecen haber olvidado a Capriles, siguen esperanzados en Leopoldo y ahora como referencia obligada, a la expectativa con Henry –no Falcón- Ramos Allup. Así las cosas se impuso la veteranía política y aquel refrán de zorro viejo. "Adelante a luchar milicianos" retumbó en las redes y comentarios. Veamos cuánto dura y a dónde va.

Lo único nuevo, no por tal sino porque parecía olvidado, fue el anuncio de que este año, pasadas las elecciones, se aumentará el precio de la gasolina. Quién sabe si se atrevan, pero seguramente la brutal realidad obligue a Nicolás Maduro a tomar finalmente esa decisión tan anunciada, tan retrasada y tan temida.

@ArmandoMartini




miércoles, 13 de enero de 2016

"RECORDATORIO AL EX PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA NACIONAL" Por Octavio Lepage


RECORDATORIO AL EX PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA NACIONAL
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 176)
Octavio Lepage

El más bravucón y agresivo en la cúpula chavista es el diputado Diosdado Cabello, por cinco años Presidente de la Asamblea Nacional. Ahora lo vemos al frente de los diputados oficialistas en ruidosas manifestaciones de protesta contra atropellos imaginarios a las prerrogativas que la Constitución reconoce a la oposición parlamentaria.

Viéndolo gesticular y amenazar rememoré escenas del pasado reciente. Recordé con nitidez su sonriente cara de satisfacción cuando muy cerca, en el estrado presidencial, la robusta diputada Ascencio (de Ciudad Guayana) lanzó al piso a la diputada María Corina Machado y a taconazos le fracturó la nariz. Aquella agresión inaudita ni siquiera recibió una reprimenda por parte del sonriente presidente Cabello.

Allí no terminó el viacrucis de la diputada Machado, objeto de respeto general por su comportamiento cívico y la firmeza de sus convicciones políticas. Ella continuó siendo víctima de una curiosa, de una extraña ojeriza por parte de Diosdado Cabello. Su ensañamiento contra ella se exacerbó con el trascurso de los días. Aunque los diputados son electos y tienen derechos y garantías consagrados en la Constitución, Cabello actuando ejecutivamente, sin fórmula de juicio, la despojó de su investidura parlamentaria, sin que ella tuviera oportunidad de acudir a una instancia institucional para defender sus derechos.

Este acto supremo de arbitrariedad lo ejecutó impunemente el entonces Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Es más, le prohibió el acceso al Palacio Legislativo, girando órdenes expresas al personal de seguridad de no permitirle la entrada.

María Corina Machado tuvo de nuevo acceso al hemiciclo parlamentario en el acto de instalación de la nueva Asamblea Nacional. Con elegancia y punzante humor le envió un tuit a Cabello: “Volví”.

También se recuerda la agresión alevosa contra el diputado William Dávila. Desde la bancada oficialista le lanzaron un micrófono portátil que le causó serias lesiones faciales. Nunca se investigó quién fue el autor de esa anónima y cobarde agresión, y hasta hoy se ignora su nombre.

Así mismo, debe recordarse la irrupción en el área de la bancada de oposición de un gordo con estampa de luchador de oficio, vestido de chaqueta tricolor lanzando puñetazos a diestra y siniestra. Varios diputados opositores fueron golpeados, entre ellos Julio Borges y De Gracia. Lo curioso es que el agresor resultó ser primer suplente del diputado Elvis Amoroso, quien estaba presente en la sesión. También se recordará los manejos irregulares de Cabello para completar la votación requerida para elegir al diputado 99. En fin, estos antecedentes no autorizan al diputado Cabello para presentarse ahora como puntilloso defensor de la Constitución Nacional, que por lo demás no está siendo violada por la oposición.
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Invitamos a los lectores a verificar la exactitud de estos señalamientos.

Caracas, 12 de Enero del 2016