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“NO CAMBIAR, ES REPETIR” Proyecto Grifo: El ESTADO PLURAL ® 2006

miércoles, 27 de mayo de 2015

"¿RECTIFICACIÓN O INMOLACIÓN ?" Por Carlos Canache Mata

"¿RECTIFICACIÓN O INMOLACIÓN ?" Por Carlos  Canache Mata

   Los analistas políticos y económicos, al opinar sobre la situación actual de Venezuela, frecuentemente dicen que “ya esto es insostenible” o que “se ha llegado al llegadero” o que “se ha tocado fondo” o que “suena la hora del colapso”.
   El país está alarmado por la cotización que ha alcanzado el dólar en el mercado paralelo, sobre todo en los últimos días. Cuando el CNE, hace dos años, le obsequió la presidencia de la república a Maduro, en ese mercado se compraba un dólar por 24 bolívares, ahora se compra por más de 420 bolívares y, en consecuencia, ya no se confía en nuestra moneda como reserva de valor. La firma Barclays proyecta para este año un tipo de cambio hasta de 600 bolívares por dólar, y, en todo caso, su cotización se ha disparado y apunta a niveles superiores. Chávez y Maduro prometieron volver “polvo cósmico” al dólar paralelo, pero fue el bolívar el que ha corrido esa suerte.
   El dólar paralelo, que es el marcador del costo de reposición de los productos no regulados, contribuye,  conjuntamente  con la emisión de dinero sin respaldo por el BCV, la caída de la oferta interna de bienes por la recesión económica, y la importante disminución de las importaciones por la falta de divisas, a la explosión inflacionaria que, como sacudimiento sísmico, destruye el poder de compra de los venezolanos. El año pasado la tasa inflacionaria fue de casi el 70% y el BCV todavía no ha informado cuál es en lo que va del 2015. La inflación, junto con la escasez de alimentos, medicamentos y materias primas e insumos para la producción, es la verdadera “guerra económica” causada por políticas gubernamentales equivocadas. La política de control de precios, al no atacar las causas, perdió la batalla contra la inflación, así como el racionamiento (captahuellas, terminal de la cédula, etc) no es la solución para el problema de la escasez y el desabastecimiento de productos.
    La caída de los precios del petróleo, causa principal de la acentuación  del déficit fiscal y del déficit de la balanza de pagos, el gobierno la ha intentado paliar cobrando con descuento y en efectivo deudas de otros países; pignorando reservas de oro del BCV; colocando en el mercado bonos de CITGO; retirando el máximo (383 millones de dólares), que no requiere acuerdo para un plan de ajuste, de sus Derechos Especiales de Giro (DEG) en el Fondo Monetario Internacional (FMI), etc. Pero los escenarios de maniobra van desapareciendo.

   O el gobierno cambia sus políticas económicas, especialmente sus políticas cambiaria y de precios, o el gobierno se desploma.  Poder adquirir dólar a 6,30 bolívares, como dijo José Guerra, “es el premio a la corrupción” que ha vuelto millonarios a amigos del oficialismo. La alternativa de la no rectificación es la inmolación del propio gobierno.

lunes, 25 de mayo de 2015

"APERITIVO ELECTORAL" Por Octavio Lepage

APERITIVO ELECTORAL
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 129)
Octavio Lepage

Como adeco irredento no me conforta la “pírrica” votación de AD en las primarias del pasado Domingo. Se dice que a semejanza de los humanos, también los partidos envejecen. No es así exactamente. Envejecemos los dirigentes, pero los partidos pueden mantener vigencia mediante la renovación generacional de sus equipos de dirección, lo que ha resultado imposible en los últimos años. Por otra parte, los partidos no pueden tomarse vacaciones prolongadas desapareciendo del escenario político. El vacío es rápidamente cubierto.

En todo caso se superó la prueba de las primarias que tantos desajustes generó en el seno de la oposición. Lo que procede es cerrar filas, robustecer el ánimo y compactarse para derrotar al totalitarismo imperante.

La abstención, lo reiteramos, tuvo tan elevado costo político que es error irrepetible. El gobierno lo sabe y hace esfuerzos sostenidos para estimularla. En consecuencia, la abstención está descartada. La totalidad de los demócratas venezolanos deben disponerse a participar en la campaña electoral.

La campaña electoral se iniciará pronto. Las neuronas deben ponerse a la altura de las exigencias en cuanto a movilización y combatividad. No es por azar que en todos los países con regímenes democráticos se denomina campaña electoral el período en que partidos y candidatos pugnan por ganarse el favor y el voto de los electores. “Campaña” es palabra de abolengo militar, bélico, como podrá verificarse consultando el DRAE.

En los últimos años se ha venido sosteniendo la inconveniencia de utilizar un lenguaje confrontacional en el combate político. Si en verdad actúan de buena fe esos predicadores de la mansedumbre, sin darse cuenta le hacen el juego al gobierno. La democracia, por esencia, implica confrontación. ¿Podemos imaginar un Parlamento donde nadie alce la voz, donde nunca se utilice la polémica? ¿Podemos visualizar a Luis Beltrán Pietro, Gustavo Machado, Jóvito Villalaba, Rafael Caldera, Rómulo Betancourt sosteniendo debates en lenguaje almibarado en las plazas públicas y en el hemiciclo parlamentario?

Por otra parte, estamos enfrentados a un gobierno, no únicamente por su carácter totalitario, pisoteador de la Constitución. Lo enfrentamos y nos disponemos a sacarlo del poder, con votos, no con balas, porque su ineptitud, su incapacidad, su falta de escrúpulos, el enriquecimiento escandaloso de sus personeros, ha hundido a Venezuela en el tremedal, en la miseria, en la ruina. Esto hay que señalarlo, que proclamarlo, que divulgarlo a voz en cuello y con reiteración en el curso de la campaña electoral.


Caracas, 23 de Mayo del 2015

Armando Martini Pietri: Época de transición: país a la deriva

Armando Martini Pietri: Época de transición: país a la deriva


La palabra transición produce salpullido y para algunos prejuiciados con escaso conocimiento sociopolítico hasta significa traición a la patria. Pero la  realidad  es tan amplia que permite diversas interpretaciones. Para algunos radicales es transición la salida del cargo del Presidente Maduro y el cambio esencial de sus políticas comprobadamente erradas, y el inmediato ascenso al poder de una oposición que no ha mostrado ideas propias ni sustento sólido para gobernar, una oposición que unida o entre mutuas dentelladas ha demostrado más ambiciones de cargos que de Estado. Y hasta ha habido quien afirme que transición fue el cambio no bien planificado de Chávez a Maduro sin conocimientos.

La definición para quien suscribe se basa en un proceso de reacomodo político, un programa coherente de  rectificación de políticas públicas con la inclusión de todos los factores productivos de la sociedad privados y públicos; un proceso que deje de lado los insultos, la estupidez, la envidia, el conflicto y la politiquería como elementos de Gobierno y entienda a Venezuela como una estrategia de desarrollo. Una trasformación adecuada debe enterrar intereses individuales en función de los del país.

Esa transición, aunque algunos no lo comprendan, ni la adviertan, ya está aquí. Se siente, se olfatea, hay señales que se van aclarando cada día. La sociedad se está organizando, reflexiona, está más consciente de su rol y empieza a actuar en consecuencia. Sólo algunos ciegos y sordos no la ven, no la escuchan, o quizás habría que decir que la perciben pero le tienen miedo. Pero se está fraguando y llegará. Es inevitable. Es indetenible. Y quienes no lo aprecien y se empeñen en una posición de negación incapaz de ver y oler más allá de sus narices, quedarán de lado.

Eventos e iniciativas sociales que día a día ocurren nos indican que Venezuela se enrumba a una época de decisiones, de transición. Un síntoma de los procesos de evolución en los países que ha ocurrido, es la organización fáctica de los diferentes sectores que componen la sociedad. Un ejemplo patético de cuando el estado desaparece cuando está ausente y pierde capacidad de actuar por negligencia, ineficiencia o falta de liderazgo es el caso del precio del dólar. El estado no lo controla porque está inactivo no existe y descuidó sus funciones de política monetaria y ocurre que la organización efectiva le pone el precio a la moneda norteamericana con respecto al Bolívar. Y así ocurre y ocurrirá en todos los sectores.

Ya no existe duda que el modelo establecido en la última década y media se agotó, agoniza y pareciera que no se producirá un milagro salvador. Así también sucede con alguna –para no generalizar- oposición que no ha sabido interpretar nuevos tiempos, no ha tenido la destreza para descifrar políticamente los acontecimientos, no ha logrado vincularse con la gente y sus intentos y estrategias para sustituirlo por una alternativa diferente han fracasado. Y a decir de sus actuaciones, no se vislumbra voluntad de cambio por el contrario, persisten tercamente en sus errores de percepción e interpretación.

Salvo para cada día menos radicales entorpecidos por su fanatismo, la situación del país es de emergencia crítica. El ambiente se percibe tenso, tedioso, asfixiante, los ciudadanos están estresados, soliviantados e intranquilos. Entendemos que para algunos sea difícil asumirlo y reconocerlo, pero es de inteligentes admitirlo. No hay manera de subsistir si no aceptamos el reto. La verdad es la verdad y las circunstancias obligarán a la clase política decrépita y enquistada a enfrentarlo o desaparecer, varios de los resultados de las primarias opositoras, como el caso de Valencia, son para cualquiera campanazos de alarma.

En lo que respecta a la salud el descuido y la indolencia es insufrible. Los suministros y mantenimiento de su estructura física son embarazosos. A pesar que el paciente es atendido –de hecho- a pesar de no desearlo ni quererlo, la salud en Venezuela se ha privatizado -al menos- parcialmente porque el enfermo o sus familiares deben adquirir por fuera los medicamentos y materiales, los cuales, de paso, muchas veces no consiguen, simplemente no hay. Y no hablamos sólo de medicamentos especializados, a veces no se consiguen ni siquiera gasas.
El desabastecimiento y la escasez de alimentos en casi todos los rubros y en todas las aéreas, es vergonzosa. El trato ignominioso, descortés y desconsiderado para los que quieren producir e invertir es infame; aún peor, es estúpido.

El tema de la inseguridad personal y de los bienes materiales no puede ser más grave. El hampa nos impuso –de hecho- un toque de queda. Y por triste que sea, en algunos casos puntuales la ciudadanía decente actúa por sí misma al observar que la justicia está desbordada por los delincuentes. Justicia por mano propia porque colapsó la confianza en un Estado que ni sabe qué hacer ni puede. Gravísimo y no conduce a nada bueno. Anarquía. Lo peor de lo peor.

La situación económica es simplemente un desastre. La caída en las reservas internacionales es altamente preocupante. La inflación -o hiperinflación ya, según los entendidos- no tiene límite y está dañando severamente a todos por igual. La especulación de algunos los hace merecedores de unas largas vacaciones en la cárcel. Los inventarios de productos se agotan. Nadie parece saber qué hacer ni cómo hacerlo y el gobierno trata de ocultarlo con una supuesta guerra en la que ya nadie cree y la oposición no presenta ninguna alternativa generadora de esperanzas. Es una irresponsabilidad aquello del ensayo y error. Así no se juega con el futuro de la patria y sus futuras generaciones. Nuestras mejores mentes deben incorporarse a la solución del problema sin condiciones ni segundas intenciones. De hecho, esas mentes llevan años hablando sin que nadie les haga caso.

La crisis educativa -el oficialismo se ufana de su esmero y difusión de la educación-, está integrada por los maestros peor pagados de Venezuela y de América –aun con el aumento decretado- las instalaciones físicas dan pena, la vocación magisterial es una camino de hambre y frustración.

Los servicios públicos y su prestación son denigrantes y afrentosos. Cuando no es el aseo urbano, es el agua y si no la electricidad, para no entrar a considerar el maltrato habitual, generalizado, a los ciudadanos en oficinas públicas.

La situación internacional da lástima. Nuestros aliados ya no son los incondicionales de antes. Algunos están viendo hacia otras latitudes y en especial, al norte del continente que parece ahora ser más atractivo. Se viola el territorio -caso de Guyana y nuestro mar- de manera impune y sin actuación seria y contundente por parte del gobierno ni de una protesta decisiva y categórica por parte de la oposición, mientras la delincuencia y las guerrillas colombianas hacen lo que les da la gana, incluyendo el control de territorios y vidas en la frontera occidental. El argumento que utilizan los politiqueros para no tratar estos asuntos, es porque no quieren politizarla. Excusa banal, fútil y baladí, además de antipatriótica

¿Qué podemos esperar? No hay líderes capaces de guiar un pueblo en serias dificultades, frustrado, desamparado, a la buena de Dios porque el interés personal, partidista, su prepotencia y falta de amor por Venezuela de quienes se autocalifican de líderes, no permiten ponerse de acuerdo en temas tan sensibles que perturban y angustian la vida cotidiana del ciudadano.

Algunos se llenan la boca poniendo como ejemplo a Mandela, Gandhi, Gorbachov y tantos otros que les quedan demasiado grandes. Ciertamente la lucha es y debe ser pacífica, pero ser pacífico no significa ser indolente e irresponsable con la nación. En democracia por constitución y paz por necesidad ciudadana, es hora de acciones contundentes, de decisiones precisas, claras, sin titubeos y no de discursos, ni de la diatriba ofensiva e insultos mutuos, que parece lo único que saben hacer bien algunos políticos.

Es hora de la verdad. La mentira, manipulación, componenda y el cogollerismo no tienen cabida en la Venezuela de hoy, es hora de políticos francos, serios, decentes, honestos, desprendidos, inteligentes, perspicaces y cuyo único interés no sea el personal; al contrario, el compromiso tiene y debe ser -por encima de todo- con Venezuela. Así es como actúan y se comprometen los valientes.

No tenemos por qué dudar de la buena fe de la mayoría de los políticos pero la minoría corrupta, la doble moral y el doble discurso han minado y penetrado en tal grado de magnitud las cúpulas partidistas que suenan y aturden como mayoría.

Venezuela está a la deriva. La transición se tardará más tiempo o menos, pero la habrá y se impondrá por sobre todos aquellos que la evitan. Es ineludible, necesaria, inexcusable. Créanlo. Los pueblos se levantan contra quienes los traicionan y el mejor ejemplo de ello es el mismísimo Hugo Chávez, que no creció ni se impuso del pueblo y por el pueblo, sino por la indolencia y el auto alejamiento de los partidos de entonces.

Angustia produce observar al país con un recurso humano inmejorable –si no pregunten en el exterior los venezolanos son los mejores-, con riquezas naturales inmensas como petróleo, agua, oro, hierro, gas, minerales estratégicos, tierras agrícolas y de cría,  entre otros, estar sufriendo penurias y sobresaltos en manos de ineficaces, malhechores y encubridores. Este pueblo está siendo traicionado -por algunos- de lado y lado y sólo los que tengan principios morales y éticos sobrevivirán en la nueva Venezuela que ya despunta en el horizonte. Vamos a prepararnos y démosle una gran bienvenida.

@ArmandoMartini


miércoles, 20 de mayo de 2015

EDITORIAL: CAPRILES “UNA INOCENCIA QUE HIEDE”

EDITORIAL: "CAPRILES: UNA INOCENCIA QUE HIEDE”

Por haberle dicho públicamente “corruptos y enchufados” a los acusados por EEUU de narcotráfico en Venezuela, Henrique Capriles se ganó una demanda por “difamación” contra él. ¡No importa! en el proceso "judicial" se va demostrar ABSOLUTA INOCENCIA.

Hay tres líderes que le han sido muy útiles al régimen castro-chavista para mantenerse en el poder y ensamblar su fachada democrática: Henry Ramos Allúp (ilegítimo y eterno secretario del hoy dormido e legitimado por el chavismo, cascarón vació del AD – No Betancurista); Julio Borges (eterno líder por nacimiento del monárquico partido: Primero Justicia) y Henrique Capriles (eterno candidato presidencial de PJ por decisión de su majestad Julio I). 

Estos son los controladores de la MUD y quienes han ejercido una “oposición” muy light contra el régimen, hasta el punto de ser grandes aliados en sus farsas electorales.  Unos de los beneficios que reciben estos es protección judicial (contra cualquier movimiento interno de sus partidos que reclamen transparencia de gestión y alternabilidad de liderazgos) así como también, el asegurarles favorables resultados electorales (internos y públicos – todos falsos, por supuesto) que les garanticen su control dentro de sus partidos, así como que igual les den control dentro de la MUD, al (falsamente) ubicarlos al tope de la lista, como los partidos que cuentan con “más electores” después del PSUV. Sería excelente abrir un debate público sobre este tan escondido tema. Podríamos llamarlo: ¿Son demócratas en sus partidos los líderes democráticos?

Para efectos estratégicos mediáticos, es posible que a Capriles lo acusen de culpable en cuanto a la presunta difamación (distraccionista) y hasta lo metan preso para que se convierta gratuitamente en otro héroe de la democracia – lo cual sería insultantemente gratuito para quienes si merecen ese honor. En lo que va a resultar completamente inocente es en pertenecer al inventado “complot internacional” que busca derrocar a Maduro. En esta defensa es donde el gobernador va a consolidar al verdadero papel que ha ejercido en estos años, hecho que va a destapar un muy mal olor.

Es decir, lo totalmente seguro es que para salvar al acusado gobernador del forjado “plan ” internacional que busca el derrocamiento del régimen por la vía de facto, los abogados de Capriles, van a demostrar que este funcionario, ni su partido “Primero Justicia”, jamás han tenido, ni tienen, ni tendrán nada que ver, con las acciones que hoy causan la debacle del poder castro-chavista y mucho menos, a este excandidato (de la farsa escenográfica electoral), se le podrá dar algún puesto (ni alucinante) entre los movimientos internacionales que con pruebas condenan a la dictadura. Con esta demostración de inocencia quedará bien claro quien ha legitimado a la dictadura con su hediondo papel de pusilánime electoralista, MUDo ante las trampas del CNE y del TSJ. Sin olvidar sus mansas “aprobaciones” de los forjados resultados electorales y sus reprochables distancias para con las protestas públicas del 2014.

En la segunda década del siglo 21, la verdadera y única lucha por el rescate de la democracia de Venezuela, nació y se ha mantenido gracias a las acciones de protesta del grupo auténticamente opositor que se proclamó en enero del 2014 como: #LaSalida. Quienes motorizan este movimiento democrático, pacífico y libertario son los líderes y grupos estudiantiles; junto con Leopoldo López, Antonio Ledezma y Ma. Corina Machado como los líderes de sus grupos políticos.

Tal como todos recordamos, Capriles es uno de los detractores de este verdadero movimiento opositor, junto con Julio Borges y Henry Ramos Allup, habiendo cometido todos estos el grave y cínico acto de haberse prestado como escenografía para aquel falso "dialogo" con Maduro, el cual aceptaron a pesar de que el régimen excluyó la presencia de los luchadores implicados. No contentos con este acto innoble, acusaron públicamente al grupo de la #LaSalida de ser el responsable de los muertos y los presos políticos.

Nadie dentro o fuera de Venezuela, comprende como Capriles ha actuado de manera tan negligente (por decirlo elegantemente). Ni siquiera ha acusado de crímenes de lesa humanidad a los funcionarios del régimen que dieron las órdenes para matar y encarcelar a quienes legítimamente ejercían su pacífico y desarmado derecho a la protesta.

Un año más tarde, empujados por la presión internacional y su caída en las encuestas, Capriles y sus socios, tuvieron que "recoger velas" arrimándose tímidamente a las protestas contra las violaciones de los DDHH, la libertad de prensa, etc. Inclusive hasta presentándose en actos de apoyo para los presos políticos. Todo intentando frenar su derrumbe.

Estratégicamente resulta obvio que el régimen necesita debilitar a #LaSalida, hoy el movimiento con el mayor apoyo nacional e internacional, para lo que intentan reinventar un liderazgo opositor artificial en Capriles que le reste protagonismo a los valientes presos políticos y sus grupos, quienes han actuado frontalmente contra este totalitarismo. 

¿Inteligencia? Capriles quédate MUDo; ya demostraste hasta donde llegas.


Discurso de Oscar Arias (exPresidente de Costa Rica) Abril 2015: La Realidad Política de América Latina

LA REALIDAD POLÍTICA DE AMÉRICA LATINA

Óscar Arias Sánchez
Ex Presidente de Costa Rica
Cátedra de América Latina
Universidad Pontificia Comillas / ICADE
Madrid, España
13 de abril de 2015

Su Majestad Don Juan Carlos de Borbón; estimados Rector Magnífico don Julio Martínez, Doctor Enrique Iglesias; distinguidas autoridades;  amigas y amigos:
¡Dichoso el peregrino cuya ruta conduce a la casa de un viejo amigo! ¡Dichoso el viajero que, cubierto por el polvo del camino, reconoce los trazos de la calle tantas veces recorrida, los faroles que iluminan el umbral que lo espera, el aldabón que convoca a la puerta al compañero de luchas y el abrazo fraterno que lo invita a ocupar un espacio junto a la hoguera!
Vuelvo a España como tantas veces en el pasado, como el caminante que anhela la espléndida hospitalidad de un amigo que los años han convertido en hermano. Aquí he vivido días de maravillosa dicha y recompensa. He vivido también momentos de angustia y desazón. Pero nunca he sido víctima de la apatía o de la indiferencia. Desde el improbable proyecto de la paz en Centroamérica, al que España se unió con entusiasmo joven e idealista, hasta las más recientes cruzadas por la consolidación democrática en América Latina, la protección de los derechos humanos y el control del comercio global de armas, España ha sido siempre un aliado sincero de las causas del pueblo de Costa Rica, que son las causas a las que he dedicado mi vida.
Una conversación entre amigos, luego de una temporada sin verse, inicia siempre con un recuento. Lo primero es contarse qué hay de nuevo, qué ha pasado desde la última visita. Y ese recuento lleva, inevitablemente, a la más importante y delicada tarea de reflexionar sobre el estado general de las cosas – la discusión sobre cómo estamos, más allá de lo que nos ha ocurrido. Hoy quisiera dividir mi intervención de esa manera: refiriéndome primero a algunos acontecimientos recientes en América Latina y pasando luego a una conversación de mayor perspectiva, sobre el rumbo general que denota la región.
No es mi intención soslayar la importancia de eventos particulares en cualesquiera países de América Latina: de la terrible situación de inseguridad en algunas partes de México; de los escándalos políticos que sacuden a los gobiernos de Argentina, Chile y Brasil; de la inestabilidad social que experimentan ciertas regiones andinas; del naufragio político y humanitario que atormenta al pueblo de Haití. Sin embargo, esta noche quiero enfocarme en cuatro acontecimientos recientes que constituyen, en mi opinión, cambios sustanciales que alteran el balance de poder regional, inciden en la agenda del hemisferio y demandan la atención de quien se encuentre interesado en el futuro latinoamericano. Me refiero a los acontecimientos en Cuba, en Colombia, en Centroamérica y en Venezuela.
El histórico anuncio del acercamiento entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos, el pasado mes de diciembre, tendrá efectos que se sentirán más allá de los confines de la pequeña isla caribeña. El proceso será largo y encumbrado. Es improbable que observemos un levantamiento del embargo en el corto plazo, pero el relajamiento de las restricciones relativas al turismo y la inversión tendrá consecuencias positivas para el desarrollo económico de Cuba y, quizás, para su apertura política, aunque esto no está garantizado.
El proceso tiene consecuencias para la región en varios frentes: primero, socava los argumentos de una retórica antiimperialista que tenía en el caso de Cuba su perla discursiva. En el aislamiento por parte del gobierno estadounidense muchos encontraban –con razón- prueba de la inconsistencia en la política exterior de los Estados Unidos y de la necesidad de conformar bloques regionales que excluyeran al país norteamericano. Para otros, la capacidad de supervivencia del régimen castrista demostraba la viabilidad política y económica de la autarquía. Independientemente de que se acepte el parentesco, la revolución cubana es la bisabuela de otros movimientos de izquierda en Latinoamérica que, aunque más modestos, han utilizado argumentos y técnicas adoptadas y reformadas del ejemplo cubano. Esos argumentos aislacionistas y antiamericanos pierden poder en las circunstancias actuales.
El restablecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos también acerca a Cuba a los demás países latinoamericanos y debería someterlo a nuevos estándares. Durante más de medio siglo, los acontecimientos en la isla han sido abordados bajo un velo de excepcionalidad derivado de su estatus especial, de su condición de país suspendido del sistema interamericano y durante muchos años separado diplomáticamente de otras naciones de la región. La plena reinserción de Cuba a la dinámica multilateral, subregional y bilateral debería llevar aparejada una discusión más franca sobre la situación de los derechos humanos bajo el régimen del Partido Comunista, en particular la situación de los presos políticos y el ejercicio de la libertad de expresión. Eventualmente, esa conversación debería abordar la necesidad de abrir el régimen a la competencia política.
Como dije, esto último no está garantizado. El gobierno cubano ha evitado hacer promesas de cambio en su política interna, al menos públicamente. Las presiones, sin embargo, se irán acumulando. A la duda sobre la sucesión política después de los Castro, se suma la existencia de un partido hegemónico anquilosado, cuya conexión con el pueblo depende de la existencia de líderes carismáticos cada vez más escasos. Incluso si el Partido Comunista, apoyado por las fuerzas armadas, logra navegar una transición política en una era post-Castro, es de esperar que mayores grados de libertad económica y empresarial traigan consigo exigencias sobre la clase política. Irónicamente, puede que observemos en Cuba la aplicación de una de las principales lecciones de Marx: que los cambios económicos tarde o temprano llevan aparejados cambios en las estructuras del poder. El tiempo solo determinará los efectos del proceso de reforma. Parafraseando a Silvio Rodríguez, no sabemos si nos “espera el ahora o el todavía”, si el futuro de Cuba habrá de alcanzarnos con pausa o con prisa. Yo espero que la decisión de diciembre se convierta en el punto de giro hacia la democratización de la isla.
El segundo acontecimiento que deseo comentar es el avance en las negociaciones de un Acuerdo de Paz en Colombia. Este conflicto armado, uno de los más largos y sangrientos de la historia latinoamericana, parece estar llegando a su fin, en medio de un largo proceso de conversaciones en La Habana. Las encuestas demuestran que la población colombiana oscila entre la esperanza y la suspicacia, entre la ilusión y el recelo ante los resultados de las negociaciones. Esto se debe al desgaste de un proceso que ha durado ya más de dos años, a la polarización y politización en torno a algunos de los temas álgidos de las conversaciones, a la desconfianza frente a las promesas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el rechazo a su participación política, y a la dificultad para aceptar los términos de una posible amnistía en un conflicto que registra miles de víctimas.
La decisión debe adoptarla soberanamente el pueblo colombiano. Por mi experiencia en Centroamérica sé que, cuando se trata de negociar la paz, no existen acuerdos perfectos ni fórmulas mágicas. No hay garantías ni planes a prueba de fuego. Lo que hay es un compromiso con la vida y la convicción de que la paz, incluso la paz imperfecta, es siempre preferible a la guerra.
Yo estoy convencido de que la paz en Colombia no sólo es posible, sino que merece todo el respaldo de la comunidad internacional. Este puede ser el fin de una sangría de medio siglo, el inicio de una era sin precedentes en el desarrollo de un país que tiene el potencial de asumir un mayor rol político y económico en Suramérica. Es necesario que prestemos atención durante los próximos meses, y es aún más necesario que no perdamos interés en los próximos años. El establecimiento de una paz duradera en Colombia depende de un acompañamiento paciente y meticuloso, que no sólo procure silenciar las armas sino que aborde las causas que llevaron a la violencia.
Este es un aprendizaje doloroso del caso centroamericano. El Plan de Paz contenía un apartado dedicado a la consolidación democrática de la región y a la promoción del desarrollo humano. Sabíamos desde entonces que el hambre recluta tantos soldados como la ideología. Sabíamos que la injusticia y la desigualdad abismal constituían una amenaza a la seguridad nacional. Sabíamos que los jóvenes que no encuentran trabajo en una empresa, siempre encontrarán espacio en una pandilla; que las familias que no encuentran protección en los jueces y en la policía, buscarán protección en los carteles y en las bandas criminales; que aquellos que no se sientan valorados y respetados como miembros de una comunidad política, buscarán sentirse valorados como miembros de una comunidad delictiva.
Quien visite ahora los países que componen el Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) puede corroborar, con tormentosa claridad, que la ausencia de guerra no quiere decir, automáticamente, la consolidación de la paz. Es bien sabido que algunas ciudades centroamericanas experimentan tasas de homicidio superiores a zonas de combate.
La combinación entre inseguridad, pobreza y falta de oportunidades motivó una de las peores crisis migratorias que se hayan observado en el hemisferio en los últimos años: la crisis de los menores no acompañados. En el 2014, y por primera vez desde que se lleva registro de la nacionalidad de los indocumentados detenidos en la frontera sur de los Estados Unidos, los migrantes centroamericanos excedieron a los mexicanos en el afán por ingresar ilegalmente a los Estados Unidos. Más de 50.000 de estos migrantes detenidos eran niños y adolescentes provenientes del Triángulo Norte, enviados en un terrible viaje en tren y autobús, atravesando desiertos, sufriendo maltratos, exponiéndose a riesgos que oscilan desde la esclavitud, la prostitución y la inanición, hasta la muerte. Sólo la más absoluta desesperación puede explicar la voluntad de estos menores, y de sus familiares, de invertir sus eximios recursos para cubrir el costo de un éxodo infernal con tan bajas probabilidades de éxito.
¿Qué es esto sino un ejemplo de desplazamiento forzado por causa de un conflicto armado? Los países del Triángulo Norte centroamericano demuestran que el fracaso en elevar las condiciones de vida de los pueblos, en un escenario post-conflicto, produce condiciones que amenazan no sólo la seguridad interna de estos países, sino también la estabilidad de toda una región. La pobreza y el temor no necesitan pasaporte para viajar. No requieren sellos, ni visas. No los detienen muros, ni cercas electrificadas. El istmo centroamericano requiere ayuda urgente de la comunidad internacional, no sólo por razones políticas, o razones económicas, sino por razones humanitarias. En el plano inmediato, es urgente asegurarnos que los niños y los jóvenes que son detenidos intentando ingresar ilegalmente a otros países reciban un trato acorde con su dignidad y acorde con su condición de menores de edad. En el mediano y largo plazo, es indispensable canalizar toda la cooperación financiera y técnica posible, a fin de fortalecer la capacidad del Estado en estos países y contribuir en la lucha inteligente, estratégica y concertada, contra el crimen organizado. Para este fin, el Gobierno del Presidente Barack Obama ha enviado recientemente un proyecto al Congreso de los Estados Unidos, destinando mil millones de dólares a los países centroamericanos.
Sé bien que la situación fiscal actual de casi todos los países del mundo hace difícil un aumento drástico de la cooperación internacional. Sé bien que los problemas en Centroamérica coinciden con crisis en Siria, en Iraq, en Nigeria, en Somalia, en Yemen y en tantos otros lugares sacudidos por la guerra, por el terrorismo, por la enfermedad o por los desastres naturales. Sin embargo, también sé que la política es el arte de definir prioridades. Una reducción modesta del gasto que actualmente dedican muchos países a aparatos militares excesivos puede aliviar no sólo la pobreza extrema en Centroamérica, sino en el mundo. En el año 2013, el gasto militar global ascendió a 1.75 trillones de dólares, según cifras de SIPRI, mientras Jeffrey Sachs ha estimado que se necesitan unos 175.000 millones de dólares anuales para erradicar la pobreza extrema en el mundo. No podemos permanecer impasibles cuando los gobiernos del orbe se reúsan a reducir sus millonarias compras de aviones, helicópteros y misiles mientras un sexto de la población mundial padece hambre.
Hay también otras formas, más sutiles, de contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de los centroamericanos. Una de las más obvias es detener el flujo de armas pequeñas y livianas que pasa impunemente a manos de las maras y los carteles que operan en la región. Para alcanzar este objetivo, durante mi segunda administración Costa Rica presentó ante la Organización de las Naciones Unidas el proyecto para el Tratado sobre el Comercio de Armas (o ATT, por sus siglas inglés), que entró en vigencia el 25 de diciembre del año pasado gracias al apoyo abrumador de los países que integran la Asamblea General de la ONU, incluida España.
Agradezco el apoyo del gobierno español y agradezco también la atención que España ha prestado a los acontecimientos recientes en Venezuela, el último país al que quisiera dedicarle una mención particular. Muchas veces he dicho que es incorrecto afirmar que Venezuela equivale a una dictadura, pero cada vez resulta más evidente que también dista mucho de ser una democracia plena, en los términos poliárquicos planteados por Robert Dahl.
Desde sus inicios, el régimen chavista se sostuvo sobre la aparente estabilidad de dos pilares: la popularidad de su líder, o la “autoridad carismática” de la que hablaba Max Weber, y el desempeño de la economía, derivado en gran medida del precio internacional del petróleo. Ambos pilares se han venido derrumbando en los últimos meses, con los índices de aprobación de Nicolás Maduro en el nivel más bajo desde el ascenso al poder del chavismo, y el precio del petróleo oscilando alrededor de los 50 dólares por barril de crudo, por debajo de las peores predicciones del gobierno venezolano para el año 2015. La corrupción, la inflación rampante y la pérdida de productividad como consecuencia de ruinosas distorsiones de mercado, se han combinado para arrojar un panorama de escasez y desabastecimiento.
Yo dudo que Nicolás Maduro crea incluso parte de la versión que ha intentado venderle al pueblo venezolano, proponiendo la existencia de una conspiración internacional para derrocarlo, orquestada en un triple eje conformado por Estados Unidos, Colombia y España. Dudo que genuinamente crea que la falta de artículos de la canasta básica en los supermercados se deba a una “guerra económica” librada en su contra por los empresarios del mundo unidos. Por el contrario, creo que sus declaraciones forman parte de un ejercicio cada vez más retorcido del poder, en donde el régimen provee explicaciones imposibles de creer, pero castiga a quien se atreva a cuestionarlas. Se trata de un escenario típico de maniqueísmo, donde los ciudadanos tienen la opción de ser percibidos únicamente como patriotas o como golpistas.
En ninguna democracia la gente sufre prisión por disentir o por cuestionar. El líder opositor Leopoldo López ha cumplido ya un año en la cárcel sin que se celebre un juicio en su contra, mientras María Corina Machado ha sido removida de su cargo legislativo. Ha sido arrestado el Alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, junto con decenas de funcionarios electos, líderes sociales y estudiantes. Todos ellos enfrentan investigaciones que carecen de adecuadas garantías procesales, mientras los clamores internacionales por su liberación alcanzan oídos sordos.
Lejos de actuar de la forma que se espera en un régimen democrático, el gobierno venezolano ha procedido a transferir mayores poderes a las autoridades de inteligencia, a autorizar el uso de fuerza letal para controlar protestas y, más recientemente, a concederle al Presidente amplias facultades para legislar por decreto, esto último motivado por la firma de una Orden Ejecutiva que  considero innecesaria y torpe por parte del Gobierno de los Estados Unidos, imponiendo sanciones a varios funcionarios venezolanos. La firma de esa Orden Ejecutiva amerita discusiones que van desde lo político hasta lo jurídico, pero debemos ser muy cuidadosos de abandonar una discusión sobre derechos humanos en medio de una alucinada discusión sobre soberanía nacional.
Es urgente que alcemos la voz por la situación de la democracia y los derechos humanos en Venezuela. Es urgente que abandonemos la propensión a justificar el comportamiento de un gobierno únicamente por el hecho de que ese gobierno haya ganado las elecciones. Un verdadero demócrata sabe que, el día que recibe la banda presidencial, es también el día que asume la mayor responsabilidad de su vida: la responsabilidad de ejercer el poder de forma legítima. El poder democrático es aquel que se ejerce en presencia de una oposición libre. El poder democrático es aquel que se ejerce bajo el control de órganos de supervisión independientes y un sistema imparcial de administración de justicia. El poder democrático busca la distribución y no la concentración de atribuciones; la diversidad y no la restricción de opiniones; la participación y no la represión; el diálogo y no la amenaza. El régimen chavista no está promoviendo una versión distinta de la democracia: por el contrario, está ejerciendo de forma antidemocrática el poder recibido en las urnas.
La situación de Venezuela es, sin duda, el ejemplo más claro de un fenómeno mayor que se observa en el resto de América Latina. Quisiera ahora referirme a grandes tendencias regionales. Empiezo por decir que América Latina es un conglomerado, cada vez menos armónico, de realidades distintas. Es claro que la región participa de una herencia común, una herencia cuyas arterias pulsan desde este espacio y se nutren del corazón de España. Es cierto que casi todos los países de la región comparten el mismo idioma, una arquitectura política similar, ordenamientos jurídicos análogos y algunos valores fundamentales que han alentado, entre otras cosas, un sentido particular de la justicia social. Debemos admitir, además, que la región exhibe también patologías similares: una nefasta propensión al populismo y a la demagogia, un compromiso vacilante con la democracia liberal y el Estado de Derecho, un récord de violencia bárbaro y difícil de extinguir, un escandaloso expediente de corrupción, y una dificultad proverbial para traducir las promesas políticas en realidades concretas.
No pretendo afirmar que estas virtudes y flaquezas son del dominio exclusivo de América Latina. Antes bien, quiero llamar la atención sobre el hecho de que varían enormemente a lo interno de la región. Cuando se habla de la situación de la democracia en América Latina se debe tener cuidado de no asemejar la democracia de Chile a la de Venezuela; o la de Uruguay a la de Nicaragua. Asimismo, cuando se habla de inseguridad se debe distinguir entre el caso de Honduras y el de Costa Rica, o entre el caso de México y el de Panamá.
Hay en la región un grupo de países que han alcanzado grandes avances en la consolidación de la democracia y el fortalecimiento del Estado de Derecho. En el otro extremo, sólo un país –Cuba- carece actualmente de las condiciones mínimas para ser considerada una democracia electoral. En el centro, han surgido nuevas categorías que merecen estudio y abordaje. Hay países en donde los gobiernos son electos pero las libertades individuales son irrespetadas. Hay países donde las libertades individuales son reconocidas pero no exigibles, por la ausencia de órganos judiciales fuertes y transparentes. Hay países en donde el gobierno promueve proyectos maravillosos pero carece de solvencia fiscal para financiarlos y de burocracias eficientes para implementarlos. Hay países donde los ricos casi nunca pagan impuestos, donde los programas sociales casi siempre se distribuyen entre los partidarios, y los contratos públicos a menudo los ganan los amigos. La democracia en la región no puede considerarse plena en el tanto sobrevivan estas deficiencias, aún en presencia de elecciones libres y justas. Es necesario que desarrollemos mecanismos para lidiar no sólo con la dicotomía democracia-autocracia, sino con fenómenos más sutiles, como las democracias iliberales y las democracias con Estados de Derecho endebles.
A la preocupación por la situación de la democracia se suma ahora la preocupación por el desempeño económico de varios países que, durante la última década, experimentaron tasas de crecimiento acelerado, motivadas por el boom de los productos primarios, en particular los productos de industrias extractivas. Algunos países de la región que se acostumbraron a crecer a tasas del 7% y 8%, crecerán apenas un 3% o 4% este año, como Perú. Habrá países que aspirarán a tasas de crecimiento del 2% o 3%, como México o Costa Rica. Y habrá países que enfrentarán tasas de crecimiento nulas o negativas, como Venezuela o Brasil. Esto acrecienta las posibilidades de conflicto social y pone presión sobre gobiernos que tendrán dificultades para satisfacer las demandas de la población, en particular de la clase media joven.
De nuevo, algunos se encuentran mejor preparados que otros. Existen países que han venido diversificando sus economías, incentivando la productividad, invirtiendo en investigación y desarrollo, y alcanzando mejoras en el clima de negocios. Es indispensable que los gobiernos de la región se concentren en atender estos factores de producción, en lugar de cruzar los dedos esperando otra primavera en el sector primario.
Esto me lleva al último punto que quisiera mencionar: la situación de la educación en la región. Nada es más importante para las expectativas futuras de la economía, la política y la cultura latinoamericana que la calidad de su sistema educativo. No obstante, sólo uno de cada dos jóvenes latinoamericanos concluye la secundaria – uno de cada tres en el quintil más pobre, según cifras de CEPAL. Nuestros países se ubican en los últimos lugares de los resultados de la prueba PISA, a pesar de dedicar un gasto en educación equivalente o superior al de países que obtienen notas  mejores. Estamos enseñando poco y estamos enseñando mal y, sin embargo, las reformas educativas son anatema en la mayoría de nuestros países, en parte por la presencia de sindicatos educativos fuertes y reaccionarios, pero en parte también porque nuestras sociedades exhiben una profunda aversión al cambio cuando se trata de alterar la forma y el contenido de lo que aprenden los menores. Por sorprendente que parezca, la región del realismo mágico es muy poco creativa cuando se trata de enseñar.
Mientras Alemania declara la educación terciaria gratuita y Finlandia anuncia el abandono del sistema educativo basado en “materias”, en América Latina seguimos enfrascados en una discusión sempiterna sobre los derechos laborales de los maestros y profesores. Por supuesto que las condiciones de trabajo de nuestros educadores son cruciales. Por supuesto que debemos aspirar a pagarles salarios competitivos, ofrecerles incentivos para la capacitación constante y asegurarnos de reclutar a los mejores profesionales para dedicarse a la enseñanza. Pero no debemos cometer el error de creer que las reivindicaciones magisteriales constituyen reformas educativas. Si queremos aspirar a un futuro distinto, debemos mejorar los estándares por los que medimos tanto a nuestros maestros como a nuestros estudiantes. Debemos actualizar el contenido curricular para preparar a nuestros jóvenes para el mundo que los espera, y no el de hace treinta años. Debemos alinear la oferta educativa con la demanda laboral. Debemos enseñar destrezas y habilidades, en particular idiomas y el uso de tecnologías, y no sólo la facultad de repetir de memoria lo que se lee en un libro de texto. Debemos promover cambios que nos permitan crear ciudadanos informados, comprometidos, habilitados para asumir la fundamental tarea de vivir en sociedad. De esto depende nuestra capacidad de formar un electorado blindado contra el mesianismo y las tendencias autoritarias. De esto depende nuestra capacidad de forjar economías productivas e innovadoras. De esto depende nuestra capacidad de crear sociedades tolerantes e inclusivas, donde sea posible la realización personal en libertad, donde cada quien pueda encontrar su llamado y perseguir su estrella.

Amigas y amigos:
Quisiera dedicar unas palabras a Su Majestad Don Juan Carlos de Borbón, esa figura de la España moderna que representa la alquimia improbable de un monarca que es también un escudero de la democracia. Deseo expresarle mi humilde admiración por la labor de su reinado, por su compromiso con la paz y con la libertad, y por el aprecio que siempre ha profesado a los pueblos de Latinoamérica. Uno no escoge quiénes serán sus compañeros en el viaje de la vida, no sabe con quién habrá de coincidir en la vereda de los años. Para mí ha sido un honor haber compartido mis mejores luchas con el Rey Juan Carlos, así como con mis queridos amigos Julio y Enrique.
No sé qué le espera a España y a Latinoamérica. La política es maravillosa en su incerteza. El destino pertenece al ámbito de la religión, del misticismo o de la mitología. En la política, en cambio, no hay más que preguntas insaciables y respuestas tentativas. Por eso quizás nos atrae tanto la noción del pueblo en el desierto, porque ignoramos detrás de cuál montaña se esconde la tierra prometida y de cuál gota de rocío habrá de brotar el maná del cielo. El liderazgo político es una forma, siempre imperfecta, de superar esa ignorancia; de encontrar la senda en medio de la arena. Me honro de haber dejado mis huellas al lado de estos viejos amigos y los invito a ustedes, jóvenes de España y de Latinoamérica, a emprender su propio éxodo hacia un mañana de mayor justicia y esperanza.

Muchas gracias.

"NI DEMOCRACIA, NI ESTADO DE DERECHO" Por Carlos Canache Mata

"NI DEMOCRACIA, NI ESTADO DE DERECHO" Por Carlos Canache Mata

   Así como es fundamental, para que exista la democracia política, que la voluntad del Estado se forme por la voluntad del pueblo expresada a través del sufragio, también es esencial, para que exista el Estado de Derecho, que se haga efectivo el principio de la separación de poderes. Sólo así, como lo exigía Montesquieu, se logra que “el poder detenga al poder” y se asegura la vigencia de la libertad. Por eso, el principio de la separación de poderes pasó de la teoría jurídica al derecho constitucional positivo.
   En Venezuela, bajo los gobiernos autocráticos de Chávez y Maduro, la división en cinco ramas del Poder Público Nacional  prevista en el artículo 136 de la Constitución de 1999, ha sido una ficción. Los órganos que ejercen la titularidad nominal de las funciones correspondientes a los poderes legislativo, judicial, Ciudadano y Electoral, están realmente subordinados a las órdenes que les imparte el Poder Ejecutivo. Prueba de ello es que la Asamblea Nacional haya aprobado 20 leyes que cercenan la libertad de expresión mediante restricciones y control de los medios de comunicación y que haya obedecido la instrucción gubernamental de despojar inconstitucionalmente a María Corina Machado de su investidura de diputada; que unos tribunales hayan acatado la decisión del gobierno de mantener arbitrariamente presos a Leopoldo López y el Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma; que también por vía judicial se le haya impedido a Teodoro Petkoff viajar a Madrid para recibir el Premio de Periodismo Ortega y Gasset 2015 (en su nombre, lo recibió el gran líder Felipe González);  que una juez de juicio haya impuesto un régimen de prohibición de salida del país y presentación semanal a 22 directivos de El Nacional, Tal Cual y La Patilla; que el Ministerio Público se cruce de brazos ante la violación de los derechos humanos y el desbordamiento de la corrupción; y que, en fin, el CNE patrocine fraudes para poner a ganar al gobierno y todavía espera órdenes de éste para fijar la fecha de las elecciones parlamentarias de este año.
   Si esa es la realidad que vivimos, confirmada por la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) al declarar en su último Informe Anual que en Venezuela es una amenaza “la falta de contrapesos institucionales”, llama la atención que la OEA no aplique el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana (CDI), que dispone que, “en caso de que en un Estado Miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático”, procede la convocatoria del Consejo Permanente  para analizar la situación “y adoptar las decisiones que estime convenientes”. Si las gestiones diplomáticas del Consejo para restablecer la normalidad institucional son infructuosas, se debe convocar la Asamblea General, la cual, según el artículo 21 de la CDI, “tomará la decisión de suspender a dicho Estado Miembro del ejercicio de su derecho de participación en la OEA con el voto afirmativo de los dos tercios de los Estados Miembros”.
   ¿Por qué no se le ha puesto el cascabel al gato?.


lunes, 18 de mayo de 2015

"El 17/5/2015, la MUD MURIO oficialmente. QEPD" Por Bernardo Conde

"El 17/5/2015, la MUD MURIO oficialmente. QEPD" Por Bernardo Conde

El domingo 17 de Mayo de 2015, murió oficialmente, de muerte natural, la mal llamada Alianza Opositora "Mesa de la Unidad Democrática - MUD", como consecuencia de una penosa enfermedad congénita, que la mantenía cojitranca y muda.
La MUD NO era "la oposición oficial" sino "la oposición OFICIALISTA", que es bien distinto. Y una "oposición" bien disminuida, por cierto. Ayer, 17 de Mayo de 2015, en las primarias de la MUD a nivel nacional sufragaron (oficialmente) menos de 550 mil votantes. Apenas un 3% del padrón electoral. Es decir, ayer domingo 17/5/2015 murió la MUD, gracias a Dios. RIP.
Hoy, con el deceso de la MUD, que se interponía ante el futuro de la Venezuela progresista como un formidable obstáculo, vemos algo de luz. Ojalá Venezuela por fin se enrumbe por senderos de decencia, orden, unión y progreso. Ayer, la Oposición Verdadera barrió uno de sus adversarios que con disimulo se hacia pasar como contrincante del régimen, y nunca lo fue. Era una especie de Quinta Columna del Chavismo. Que bueno que se nos fue. Es el principio. La Oposición tiene que organizarse ahora de otra forma, y NO alrededor de esos seudo-políticos que le hacen comparsa al gobierno y ayudan a "legitimarlo", a darle una careta de apariencia democrática ante el País y el Mundo, participando en unas elecciones totalmente fraudulentas, espúreas. ¡¡Aquí NO HAY ELECCIONES AUTENTICAS!! . Y TODOS lo saben... y lo sabemos. El argumento pueril de la MUD referente a la defensa de los "espacios" es un cuento indecente. Es la defensa de "las taquillas" de cobro de las dádivas gubernamentales. El pago por sus servicios de lacayos. Jamás en la MUD han levantado una voz de protesta, y mucho menos acciones de calle significativas, ni siquiera para reclamar con énfasis, coraje y decisión las tropelías de Guyana, la pérdida de territorialidad, la pérdida de Soberanía ante Cuba, etc. Ni siquiera para defender los votos y la victoria. Ni siquiera para exigir el respeto de la conquista de cargos públicos y Alcaldías ganadas en buena lid. Para la MUD la nacionalidad de Maduro es irrelevante, como para esa estirpe de seudo-políticos lo es la violación sistemática de la Constitución Nacional. La MUD NO es una agrupación de Oposición porque NO hace OPOSICION. Son los paladines de la "antipolítica". Es una "cofradía electoralista" para su propio beneficio, personal y grupal. Son mercenarios de la política. Nada más. Eso es todo lo que les interesa... "La taquilla". Por fortuna ayer el Pueblo Venezolano le dio la espalda definitivamente. Por fortuna ayer nos hemos quitado de encima un soberbio escollo del camino. Para bien, ayer falleció la MUD. QEPD.
Es tiempo ahora de que surja e insurja un nuevo grupo opositor plural que enrumbe a la Verdadera OPOSICION hacia la victoria, hacia el derrumbe definitivo de este régimen castro- chavista- comunista traidor que nos desgobierna y que ha sumido a Venezuela en el entreguismo y en esta ruina, caos y desesperanza que hoy padecemos. Suerte de crisis terminal.
El Nuevo Grupo Opositor Plural debe tomar las riendas del País y conducirlo hacia un futuro promisor en paz, hacia el progreso social y material, con la participación de todos porque Venezuela es la Madre de todos y porque aquí cabemos todos y nos necesitamos todos, sin otra distinción que la rectitud moral. Es tiempo de adecentar el País. No es posible continuar en esta melcocha indecente y corrupta por mas tiempo, ni en esta conchupancia política entre usurpadores y sus lacayos políticos, cuyo único desideratum es repartirse el botín petrolero, así sea mancillando el honor de la República. Todos esos delincuentes deben ser execrados y juzgados. No pueden, ni podrán, participar en la reconstrucción y desarrollo de la Nueva Venezuela. Pagarán por sus delitos, unos y otros. Venezuela renacerá de sus cenizas como un país de orden y respeto, donde se haga valer su Soberanía, su Territorialidad, su Constitución como un Contrato Social a ser acatado, respetado y cumplido por todos sus ciudadanos, en un clima de Libertad y Justicia, de Derecho, de Democracia, Plural, Descentralizado, para beneficio de todos sus ciudadanos y habitantes.
El tiempo ha llegado. Se despeja el panorama. No hay posibilidad de otra dilación. ¡¡Hay que actuar,YA!!

miércoles, 13 de mayo de 2015

“PERMISO PARA USAR HIMNO Y BANDERA” Por Carlos Canache Mata

“PERMISO PARA USAR HIMNO Y BANDERA” Por Carlos Canache Mata

   Todo comenzó en 1959. Cuando en enero de ese año Fidel Castro visitó a Venezuela, se entrevistó con Rómulo Betancourt, entonces Presidente Electo de la República. En esa ocasión, Castro le planteó a Betancourt que Venezuela le vendiera petróleo a Cuba por debajo de los precios del mercado. Ese privilegio, que iba en desmedro del ingreso petrolero de nuestro país, y teniendo que enfrentar la crisis legada por la dictadura perezjimenista, fue negado por el líder venezolano.
   Al poco tiempo, Castro promovió, con financiamiento, personal militar y armamento, la formación de diversos frentes guerrilleros en nuestro territorio. La Revolución Cubana, al romper definitivamente con EEUU en 1961, comienza a recibir una importante ayuda económica de la URSS, estimada en 5.000 millones de dólares al año, que se suspende con la disolución de ésta en 1991. Se inició entonces el viacrucis de la Cuba de Fidel que se conoció con el nombre de Período Especial, caracterizado por el desastre económico, el hambre y el exilio masivo.
   Pero en 1999 el ateo Fidel fue favorecido por un milagro. Llegó Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela y, en holgada función vicariante, sustituye a la desaparecida URSS en la tarea de auxiliar a la economía cubana, urgida de apoyos salvacionistas. A la isla se comenzó prácticamente a regalar, con perjuicio de Venezuela, más de 100.000 barriles diarios de petróleo, aparte de favorecerla con donaciones y triangulaciones contractuales de montos significativos. A cambio de eso, con el disfraz de un pago, miles de cubanos prestan servicios en el Estado venezolano, pero en algunos casos en actividades tan delicadas como la militar (el G2 de la dictadura castrista espía a nuestros oficiales en el seno de la FAN), la expedición de documentos de identificación, las labores de seguridad, inteligencia y  contrainteligencia, el registro de negocios, etc. En su artículo del 29-4-15 en este periódico, Héctor Pérez Marcano, que conoció el monstruo por dentro, dice, citando al presidente de los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) de Cuba, que “hay en Venezuela 35.000  cederristas, léase milicianos entrenados para el combate”.
   En su famoso ensayo “Con quién estamos y contra quién estamos”, publicado en 1932, Rómulo Betancourt dijo, al analizar el sometimiento de la Venezuela de Gómez al imperialismo internacional, que no éramos sino “una semi-colonia, con permiso para usar himno y bandera, pero sin autodeterminación para resolver como nos venga en gana nuestros problemas internos e internacionales”.
    A Cuba y sus gobernantes actuales se les consulta  también nuestra política exterior, hasta el extremo de complacerlos manteniendo en tono menor el reclamo del Esequibo.  El Consejo de Indias está ahora en la metrópolis antillana y de allá, cuando no se van a buscar en persona, nos llegan las Revolucionarias Ordenes, Pragmáticas y Ordenanzas. Sólo nos han dado “permiso para usar himno y bandera”.

   ¿ Hasta cuándo ?.

lunes, 11 de mayo de 2015

Armando Martini Pietri: La verdad debe ser la estrategia electoral

Armando Martini Pietri: La verdad debe ser la estrategia electoral

Para algunos políticos y quienes les acompañan decir la verdad es pecado mortal. Despreciando a todo aquel que está convencido que hacerlo, es lo correcto.


A las mentiras de un Gobierno, su grupo de partidos y otras fuerzas que han hecho de la simulación, la propaganda que distorsiona y del ocultamiento de cifras y realidades su política permanente de acción a lo largo de estos años, no puede agregarse una estrategia de medias verdades, disimulos, ambigüedades, hipocresías e incluso falsedades por parte de la oposición, organizada en la Mesa de la Unidad Democrática o dispersa en grupos y personalidades diversas.

Cuando además el desastre económico, social, de seguridad ciudadana y de los servicios  públicos desconcertados e incompetentes –no hablemos por el momento de corrupción- se están comiendo vivos a un Presidente que cree que escapándose a Moscú a celebrar un evento que sólo conoce por películas el pueblo y su partido lo van a respetar más, y a un oficialismo confuso, ineficiente, sobrecargado de empleados mal dirigidos y peor pagados, es esencial, fundamental, decir las verdades claras y contundentes -por más duras que sean- en el camino hacia las elecciones parlamentarias y futuras acciones.

La Mesa de la Unidad Democrática, que se presenta como líder de la oposición, y sus voceros, no pueden seguir diciéndole al país que lo único que se necesita para que todo cambie y nos transformemos en un país buenísimo es ir a votar. Porque además de ser una gran mentira genera expectativa e ilusiones que no podrán ser satisfechas.

No es suficiente.

Y no lo es porque el Gobierno y su partido lo han perdido casi todo excepto el poder, las armas y el poco dinero que sigue entrando a las arcas públicas. La MUD tiene gente, el Gobierno tiene a todo el Consejo Nacional Electoral y los demás poderes públicos que, además, actúan disciplinadamente y cumplen las instrucciones que el Gobierno les dé. La MUD tiene votos y además el descontento de la gente con la incapacidad e incompetencia de la administración como factores de esperanza en un cambio, pero con eso no basta.

El Gobierno tiene la fuerza, la oposición la verdad. Pero las autocracias no se basan en la verdad sino en la fuerza. El Gobierno y el chavismo saben que por los caminos estrictamente legales y legítimos están perdidos. Pero con el poder en la mano pueden cambiar lo que consideren que deban cambiar para sostenerse en el mando. El CNE se ha cansado de demostrar abiertamente que no va a desatender lo que el Gobierno quiera que hagan; no tiene por qué actuar descaradamente, maneja un área basada en tecnología y es mucho lo que puede manipularse, mientras los partidos del oficialismo ejecutan sus propias misiones asignadas en la Asamblea Nacional y demás poderes públicos y en una tarea esencial: convencer a la oposición y sus analistas de que no hay manera de derrotar a ese poderosísimo Gobierno.

En ese sentido es adecuada la estrategia de difusión de la MUD de insistir permanentemente en que la abstención es un recurso del chavismo y que hay que ir a votar por encima de cualquier circunstancia. Pero es un muy riesgoso recurso tratar de convencer, paralelamente, de que el Gobierno y sus controles están atados de manos y que sólo con ir a votar serán derrotados.
Porque eso no es verdad, y es un error grave, peligrosísimo, tratar de bajar las alertas y preocupaciones de los ciudadanos. Es al contrario, los electores deben estar plenamente conscientes de todas las fullerías y manipulaciones que puede desarrollar y aplicar un Gobierno incapaz de ordenar la economía y el bienestar de los venezolanos, pero experto en artificios, timos y torceduras de la legitimidad y de las leyes.

La oposición en general, y la MUD en particular, no pueden ni deben echar en saco roto las advertencias que sus propios expertos hacen, porque las hacen, en detalle y a diario. Los políticos opositores que mantienen una estrategia de tranquilizar a la gente, de darles a entender que ya esto está ganado, que lo único que tienen que hacer los electores es ir a votar, deberían también ir preparando, además de sus renuncias, las explicaciones que darán cuando el CNE anuncie que el chavismo sigue siendo mayoría en la Asamblea Nacional, porque sólo con los votos de electores ilusionados la oposición no le ganará al Gobierno. Asegurar distinto, es otra de las tantas mentiras.

A los electores hartos de un Gobierno y un oficialismo embaucadores y sin miramientos y cuyo único objetivo es mantenerse en el poder, no hay que emocionarlos con ir a votar porque así todo cambiará. Al contrario, hay que retarlos, enseñarles las trampas sembradas en el camino, entrenarlos, ponerlos contra la pared con la verdad. La oposición debe transformarse en guerrera líder de la realidad, de la verdad por delante. A los soldados no se les prepara para la guerra haciéndoles creer que el enemigo es tonto, débil y enclenque, al contrario.

Recuérdese que ya a Henrique Capriles esa estrategia de encubrir y disimular le falló estrepitosamente, decepcionó a sus electores y le está costando años tratar de recuperar la popularidad que hace un par de años lo puso cara a cara con el chavismo y Maduro, y con el poder y la expectativa de quienes confiaron en él y se quedaron esperando que ejerciera de jefe y de líder.

La estrategia ahora tiene que ser confrontar con la verdad. Los venezolanos jamás han dejado de responder con firmeza a los llamados a elecciones, excepto una vez cuando unos dirigentes habitantes de Babia les dijeron que lo mejor para derrotar a Chávez era no ir a votar. Ya conocemos las consecuencias de esa majadería y estupidez.

Estamos ya en la hora de la autenticidad, de la sinceridad y de la franqueza; la hora de apelar a la inteligencia y al coraje que los venezolanos han demostrado una y otra vez. Es hora de decir y explicar las cosas como son, de no subestimar e insultar a quienes pensamos que decir la verdad es lo adecuado, lo decente, lo honesto y lo correcto, ése es el deber y el reto de la MUD y de todo dirigente y aspirante de la oposición. De no hacerlo tienen pintado en la frente la derrota política en los próximos comicios parlamentarios.

Advertir a los electores sobre la fuerza, la astucia y la falta de recato del oficialismo. Entrenarlos para que concurran bien preparados no a ejercer un derecho sino a imponerlo.


@ArmandoMartini

"MODELO POLÍTICO DESHAUCIADO POR LA HISTORIA" Por Octavio Lepage

MODELO POLÍTICO DESHAUCIADO POR LA HISTORIA
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 128)
Octavio Lepage

Es proverbial la habilidad de los regímenes totalitarios, en particular los comunistas, para crear paraísos imaginarios y lograr que se vayan aceptando como verdades. A un personaje sombrío, cruel, implacable como Stalin, le cambiaron la imagen: se transformó en gran revolucionario que luchaba sin desmayo para eliminar las desigualdades en el Planeta Tierra transformándolo en un mundo sin explotados ni explotadores.

Con esa imagen postiza, falsificada, y el financiamiento de la Unión Soviética, Stalin logró que la influencia del comunismo se extendiera por el mundo entero. Su prestigio e influencia se acrecentaron al sumarse la Unión Soviética al Bloque Occidental que libraba una guerra a muerte contra Hitler y el fascismo, convirtiéndola en súper potencia. Pero resultó un gigante con pies de barro. El modelo ideológico-político implantado fracasó. Sorpresivamente sobrevino el colapso de la Unión Soviética. Rusia renació. Con Putin impera un capitalismo salvaje sin ocultar sus ambiciones imperiales.

A la muerte de Mao (1893-1976), el comunismo dogmático empezó a debilitarse. El inspirador e ideólogo de aquel movimiento revisionista fue Deng Xiaoping. Ya había dado muestras de pragmatismos cuando declaró: “No importa el color del gato, lo que importa es que cace ratones”. Segregado por Mao como “derechista”, cuando Mao muere se convierte en alternativa de poder y, efectivamente, en poco tiempo, ocupa el poder supremo, proclamando lo que denominó “socialismo de mercado”, en la práctica nada diferente de los gobiernos occidentales. En China, del comunismo sólo sobrevive el nombre, el gobierno autoritario y la negativa de libertades públicas y garantías constitucionales. Sin embargo, llama la atención que en las tres últimas décadas los presidentes chinos sólo han durado 10 años en el ejercicio de la presidencia.

Otro país que se proclama comunista es Corea del Norte. Curioso país, con periódicas hambrunas terribles pero con misiles atómicos; un país donde se ha establecido la primera dinastía comunista habiéndose turnado en el poder abuelo, padre e hijo. Un país donde al tío del actual presidente, sospechoso de deslealtad, no se le sometió a juicio frente a un tribunal, se le lanzó a una jauría de perros hambrientos.

El comunismo gobierna en Cuba desde hace 56 años. El poder lo han compartido dos personas, Fidel y su hermano Raúl. Cuba está arruinada, los cubanos comen lo que le ofrece el gobierno a través de la Libreta de Racionamiento. De no haber sido por la ayuda cuantiosa, primero de la Unión Soviética, luego de Chávez y ahora de Maduro, Cuba estaría en la actualidad mucho peor que Haití.

Este modelo históricamente fracasado es el que Maduro y su gente están empeñados en imponer en Venezuela. Aunque no lo han logrado imponer del todo todavía, Venezuela está arruinada y los venezolanos sometidos también al racionamiento.


Caracas, 10 de Mayo del 2015