Entrada destacada"El Silencio de los Buenos" ...

“NO CAMBIAR, ES REPETIR” Proyecto Grifo: El ESTADO PLURAL ® 2006

miércoles, 5 de abril de 2017

EDITORIAL: “En las protestas hay pocos, con mucho; y muchos, con poco.”


EDITORIAL: “En las protestas hay pocos, con mucho; y muchos, con poco.”






Imagen de Infobae

¿Hay que criticar que seamos pocos protestando? ¿nunca vamos a salir del régimen criminal porque millones no salimos a la calle? Revisemos bien los argumentos porque cuando se mira la vida, también hay que mirar la manera como la miramos. Un triunfador es aquel que siempre encontró soluciones a sus problemas y corrección a sus errores, hasta llegar al triunfo. 

Hay un pueblo que está harto. En las marchas o en los mercados, la gente protesta por el hambre y las enfermedades sin posibilidad de curación; junto con los robos y asesinatos que nacen de una criminalidad estatizada.  Nos han quitado todos los derechos y hasta el voto, nos lo prohíben cuando lo exige la Constitución Nacional. Venezuela es territorio sin ley bajo manos criminales.

Es esta criminalidad que se disfraza con uniformes militares o de policía; o que logra graduar a unos individuos de abogados para crear una red judicial corrupta que no solamente les otorgue impunidad a sus crímenes y delitos; sino que además, son los que se coronan como dueños del país y del estado para “legalizar” su barbarie y sus crímenes.

Es esta criminalidad que inclusive tiene colegas en otros países que han estatizado al crimen, hasta con el poder para tomar decisiones dentro de organismos internacionales bajo la falsa e ilegítima fachada de ser representativos de todo un pueblo al cual subyugan con violencia, crimen, miseria y calamidades.

Los demócratas quienes asistimos a las protestas contra el régimen castro-chavista (sea de manera regular o eventual) tenemos una lectura de tales eventos que por lejos se interpreta como débil. Si bien la presencia es escasa (al compararlas con algunas concentraciones populares históricas) la fortaleza de la representación es cada vez mayor. Desde las mismas ventanas de las oficinas estatales o los mismos guardias o policías hacen gestos de apoyo a los marchantes. Quizá como nunca antes en nuestra historia venezolana tan pocas personas han tenido tanto valor personal y representativo.

En cuanto al valor personal de los manifestantes democráticos, el cuadro de desventajas les enaltece. Eso se llama valentía, toda vez que se actúa a pesar del miedo ante los grandes riesgos que ofrece tanta desventaja. Nada más y nada menos hay que considerar lo que significa enfrentarse sin armas de fuego y sin amparos constitucionales contra una masa de tropas, entre los que hay aquellos que van seguros de que tienen el derecho y cuanto más el deber de matar a quien se les oponga, sino que además, saben que cuentan con el “amparo” del aparato estatal -que han secuestrado- para impunemente (y cuidado si premiadamente) cometer todos los abusos y crímenes.

Quizá como añadido, son estos criminales quienes combaten toda protesta, con grupos cínicos “colectivos” o cuerpos paramilitares vestidos de civil (en los que muchos son funcionarios profesionales o individuos entrenados por los cuerpos militares estatales). Claro que en la ya delatada maniobra que pretende esconder con disfraces no-oficiales a la asesina represión estatal. Lo que le delata es la pasividad descarada de los cuerpos estatales cuando hacen presencia estas bandas de barbarie. A ninguno de estos funcionarios le dicen que la Corte Penal Internacional los está esperando - ¿acaso no serán los pendejos sin dinero los que irán a parar a la cárcel, mientras los “peces gordos” quedarán protegidos por sus fortunas corruptas?

Estas humildes protestas venezolanas contrastan con las impactantes imágenes de las protestas populares en aquellos países donde los tiranos son derrocados. Sin embargo, hay que considerar que en aquellos escenarios tampoco se ve la presencia de “colectivos” asesinando a civiles desarmados, como tampoco la pasividad cómplice de los cuerpos estales.

No es correcto irrespetar el mérito de quienes en el mundo han logrado que inmensas masas humanas sin armas de fuego, hayan derrocado a sus tiranos. Acaso habría que comparar el grado de crueldad que estos últimos mostraron ante tales concentraciones pacíficas versus la crueldad que el castro-chavismo ha demostrado en Venezuela.

Sería muy noble –además de inteligente- revisar como se critica a la poca asistencia de personas a las protestas en Venezuela. Es posible que se deban hacer a justes a la manera como se mira este hecho.

Es realmente heroico el esfuerzo de quienes se presentan a protestar, no importando cuantos somos, ni contra cuantos nos vamos a enfrentar. Esto exige respeto –si es que todavía se quiere ser mezquino. Acaso habría que revisar la manera como se mira a si mismo quien lanza críticas contra quienes están arriesgando sus vidas en defensa de los mismos derechos que  después de triunfar, serán respetados para todos – incluyendo a los pasivos o cómodos, así como a los adeptos al chavismo pacífico.

No es que es mucho, sino muchísimo lo que representan las muy pocas personas que asisten a estas marchas, tanto que están allí en nombre del rechazo masivo que el 90% del país siente contra la tragedia que está representada por los "muchos" que obligados y pagados salen a defender a un régimen que ya no tiene apoyo. Si los números de las protestas (supuestamente) favorecen al régimen, los de los hogares, le aplastan.

Sería muy prudente de parte de los muy apreciados luchadores democráticos de Venezuela y del mundo que estimen estos argumentos, antes de anunciar fracasos futuros si es que la gente en Venezuela no sale a la calle en los términos masivos que han visto en las heroicas escenas de otros países.  Ser un héroe no siempre es publicitado; cuidado si en principio es criticado. No descartemos la posibilidad de que tan masiva protesta se realice en algún momento, pero debemos estar concientes de que hay criminales con chapa estatal lo cual implica un gran riesgo. Además, hay una necesidad de supervivencia cuya inmediatez compite contra tal protesta. Conseguir comida o medicamentos es imperativo para la inmensa mayoría, lo cual exige tiempo en mercados y farmacias. La protesta va por dentro, aún cuando no sea vista en la calle. Los barrios y los caseríos sufre peor que las urbanizaciones, al punto de que ni protestar pueden, ya que los criminales los rodean.

Que no se pretenda evadir de este análisis a los oportunistas mediocres que siempre van a estar a la caza de un falso premio. Entre los dirigentes partidistas ya sabemos que existen estos expertos de fracasos que necesitan lavar su cobardía o traición a nuestras necesidades cuando desatendieron el llamado de “las bolas” para contraatacar abusos del régimen o para atacarle cuando la ley y la tragedia lo imponen; pero lo que por justicia no podemos criticar es al resto de los manifestantes que son los leales asistentes a las protestas, más allá de quien convoque.

Hablando de los oportunistas y vendidos al régimen, recientemente han sido “favorecidos” con ataques violentos. Hay que preguntarse si estéticamente esto los convierte en luchadores que nunca han sido.

Si alguna persona desde la lejanía quiere criticar diciendo “es que son muy pocos y por eso no va a pasar nada”, mejor que antes tome un espejo y mire la manera como se mira a si mismo, y la manera como mira la vida, porque quien está en esa protesta no está mirando otra cosa que su acción para lograr un mejor futuro, de bienestar propio, familiar y de todos los demás venezolanos. 

Bravo por todos los valientes que protestan no importando donde, ni como, ni cuantos son.

No hay comentarios:

Publicar un comentario