"HAY QUE ADELANTAR LAS ELECCIONES" por Mingo (José Domingo Blanco)
No justifico, bajo ninguna circunstancia, la instalación de las captahuellas
en los automercados. No son la solución al negocio redondo que tienen los
buhoneros, revendedores y contrabandistas con los productos regulados. Concuerdo
con quienes piensan que esto sólo afectará al más “zoquete” -y uso esta palabra
para darle un calificativo “sútil” a quien realmente termina pagando las
consecuencias de estos inventos necios del gobierno, mientras los demás, los
que tienen la rosca, siguen haciendo de las suyas. Los buhoneros de Petare, una
vez instaladas las captahuellas, seguirán vendiendo azúcar, harina de maíz,
aceite, café y todo lo que no encontramos, a los precios que les dé la gana.
Esa es una actividad lucrativa en la que muchos tienen la mano metida. El
asunto es que por más que el régimen quiera disfrazarlas con nombres
rimbombantes como Plan de Abastecimiento Seguro, este es otro paso, que nos
acerca aceleradamente, a la cubanización y sovietización. ¿Acaso hay algo más
comunista que el racionamiento de la comida y medicamentos? Comprar las
cantidades que el desgobierno imponga no es más que la implantación de los
emblemas de estos regímenes totalitarios.
Pero, una vez más debo confesarles que recordé a Cantinflas –con el
perdón del respetado Cantinflas- cuando leí las declaraciones de Iván Bello, el
ministro de Alimentación, tratando de explicar cómo funcionarían las captahuellas
en las redes de supermercados públicos y privados. El gobierno, según dijo el
ministro, lanzará un plan piloto, que ya está listo, e incluye a 1500
captahuellas de Abastecimiento Seguro, las cuales cruzarán la información sobre
las compras; pero, sin que implique limitación alguna. A ver, entonces, ¿quién
explica esto? Y cito a Bello: “no se va
a limitar la compra, simplemente, si alguien hace compras por encima de lo
esperado se prenden las alertas, y va a ser llamado luego por la
Superintendencia de Precios Justos”. ¿Qué es por encima de lo esperado? ¿Cómo se
prenden las alarmas? ¿Habrá multas, sanciones, más chanchullos, cárcel,
torturas y desapariciones?
Por eso se me ocurrió que, en realidad, lo que necesitamos
urgentemente, en vista del empecinamiento de esta gente en imponer la tarjeta
de racionamiento –perdón, las captahuellas- es que ya instaladas las maquinitas en los
mercados, el CNE adelante las elecciones y sume a estos establecimientos como
centros electorales. Que ya no sean sólo los colegios a donde vayamos a votar.
¡Vamos al Bicentenario, a Mercal o al Gama o al Plazas! Y así “matamos dos
pájaros de una pedrada”: compramos lo que haya y ejercemos nuestro derecho al
voto. ¿Cuándo es que son las próximas? ¿En diciembre 2015? ¡Pero, para qué
esperar tanto! Necesitamos adelantar las elecciones ya; total, la dirigencia opositora
nos ha demostrado que es buena solo para eso y el gobierno, durante las
contiendas electorales, empeña hasta el alma para invertir en la campaña,
lanzar jingles contagiosos y comprar votos –disculpen de nuevo el error; donde
dice “comprar votos” quise decir “invertir los recursos del Estado”.
Venezuela está en estado de coma. Desahuciada. Con escasos signos
vitales. Sin embargo, hemos visto que, cuando tenemos elecciones –de lo que
sea- como que “medio reaccionamos y disfrutamos”. Entonces, ¿por qué no
adelantar los comicios? ¿Por qué no aprovechar las captahuellas de los mercados
que, al final, no limitarán las compras pero, si prenderán alarmas? Los psicólogos
y psiquiatras no dejan de alertar sobre la depresión, pánico y estrés que
estamos viviendo producto de esta situación sin precedentes; quizá nos aliente
y renueve la esperanza la “fiesta electoral” a la que nos tienen acostumbrados
tanto los del gobierno como los dueños de la MUD. Insisto: la dirigencia
opositora es buena solo en eso, en participar en elecciones. Y está más que
demostrado que al gobierno también le gusta ganar, a como dé lugar, los
comicios.
La política informativa de Venezuela es la política de la confusión. De
la incertidumbre. Gobierno y dirigentes opositores necesitan que estemos
confundidos. Mantenernos intrigados porque en esa medida permaneceremos sumisos.
Ocupados tratando de sobrevivir. Los venezolanos tenemos que reaccionar. ¿A qué
nos estamos acostumbrando? ¿A hacer
colas sin saber lo que va a llegar al automercado? ¿A dar vueltas para
encontrar medicinas, comida, productos de aseo personal y de limpieza? ¿Vamos a
seguir mansos, en fila india, para recibir dos kilos de azúcar y tres frascos
de aceite? La tragedia nos rodea por todos lados. Somos una sociedad cada vez
más enferma. Por eso quizá, como catalizador social, necesitamos urgente unas
elecciones porque nos ocuparíamos de la contienda electoral y nos olvidaríamos,
por un rato, de este drama.
Y concluyo haciendo mía la preocupación del Grupo de los 20 cuyos
integrantes advirtieron que la crisis, entre otras razones, es porque el país carece
de políticas inteligentemente diseñadas que cambien la realidad social.
Venezuela puede llegar a un desenlace alejado de la paz y de valores democráticos.
No hay gobierno; pero, tampoco oposición. El deterioro institucional es más que
evidente. Lo grave es que, mientras no haya un gobierno serio que diseñe
políticas coherentes para lograr el progreso, y la oposición no logre cohesión
y conexión, los venezolanos seguiremos haciendo colas para poner el dedo en las
captahuellas de los mercados y tal vez, más adelante, incluso elegir a los mismos
mequetrefes de siempre.
@mingo_1
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