PLAN MARSHALL PARA VENEZUELA por José Domingo Blanco (Mingo)
A propósito del trabajo publicado el pasado domingo en Siete Días de El
Nacional, “Los sueños rotos de los
dólares Cadivi”, escrito por el colega Franz Von Bergen, recordé las múltiples
oportunidades en las que entrevisté al doctor Arturo Uslar Pietri, quien nunca
dejó de manifestar su inmensa preocupación por Venezuela y uno de sus peores
flagelos: la corrupción. Von Bergen, para quienes no tuvieron la oportunidad de
leer el trabajo, realiza un estupendo análisis sobre todo lo que pudo haberse
construido y desarrollado en el país con los 25 millardos de dólares que se
fugaron, en los últimos años, en empresas de maletín. Sin duda, una historia
penosa y sórdida que engrosará el vergonzoso capítulo dedicado a la corrupción
venezolana. El doctor Uslar nos alertaba siempre sobre este tema. Al aire o con los micrófonos apagados, Uslar
Pietri ponía como ejemplo el Plan Marshall. Enumeraba con una precisión
asombrosa la cifra con la que se logró la reconstrucción de Alemania después de
la Segunda Guerra Mundial y reflexionaba perplejo sobre cómo era posible que con
este Plan –cuyo monto fue de 13 mil
millones de dólares – se hubiese alcanzado en tan corto tiempo lo que parecía
imposible. Y me pregunto: ¿Cuántos “Plan Marshall” habríamos podido cubrir con el
dinero que se ha perdido, desaparecido, desviado o robado en estos últimos 15
años? Si estuviésemos conducidos por dirigentes honestos, hoy Venezuela sería
una potencia.
Sin embargo, nuestra situación es de indigencia. Somos unos limosneros
internacionales, arañando recursos para cubrir el enorme desastre y la
incompetencia del régimen. ¡Y con la cantidad de dólares que ha entrado en la cosa
pública y que de tan mala manera han administrado! No puede ser que los venezolanos nos tropecemos
con informaciones que, prácticamente, ya no nos impactan como, por ejemplo “que
aumenta en 150% el gasto adicional con respecto a 2013”. Es más, el presupuesto
de la Nación arrancó en Bs 552,6 millardos y hoy en día está en Bs. 865,8
millardos. De acuerdo con los informes que han sido presentados a la Asamblea
Nacional, en casi 9 meses, los diputados le han autorizado al Ejecutivo 313,2
millardos de bolívares en operaciones extraordinarias; ese gasto adicional supera
en 150% al aprobado durante el mismo período del año pasado, que fue de 125
millardos. ¿Cómo es posible? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que nuestros
recursos se despilfarren sin controles ni auditorías? ¿Hasta cuándo los dineros
públicos se manejarán como si se tratase de las cuentas personales de la gente
del gobierno?
Otra arista de este mismo tema, es el importante pronunciamiento de la
Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo que alerta sobre las
consecuencias por la venta de Citgo Petroleum, filial de PDVSA en Estados
Unidos. Con los ingresos de la venta de Citgo, el gobierno quiere pagar deuda.
Pero, el asunto es que todos los venezolanos somos accionistas de PDVSA, y esta
venta no la puede hacer Maduro sin consultarnos. Es más, sería una falta muy
grave si ya lo hizo. ¿Para qué usarán el dinero de la venta? ¿Para más
corrupción y despilfarro? Ese inesperado arrebato del gobierno por vender Citgo
no es más que un intento desesperado por obtener liquidez. Cuando la solución
no es vender una empresa, otrora orgullo de PDVSA, mucho menos empeñarla, ni
subastarla: bastaría con que los miembros del gobierno hicieran “una
vaca”, que por cierto, dudo que los
empobrezca, y firmaran un chequecito de sus jugosas cuentas bancarias. Vender
Citgo es perder una de las ventajas que tenemos a la hora de atender el mercado
americano. Salir de allí, es cerrarnos las puertas y encaminarnos, aún más
aceleradamente a la bancarrota. Además con otro agravante: no tenemos garantía
de saber con exactitud el destino final de los dólares que se obtengan por la
venta.
Un aspecto que debe llamarnos poderosamente la atención -y esto solo
para fijarnos en un poder elemental, pilar de toda democracia- es un reciente
estudio comparativo elaborado por los amigos de la ONG Transparencia, capítulo
Venezuela, que acaba de revelar, nada más y nada menos, que nuestra Asamblea Nacional
–esa que aprueba los créditos adicionales- ocupa la última casilla del índice
latinoamericano de transparencia legislativa, con un penoso promedio de 21%,
contra el promedio regional que llega al 40%. El análisis se centró en cuatro
puntos operativos: normatividad, gestión, presupuesto y rendición de cuentas. Y
nuestro poder Legislativo resultó el peor valorado de todos. Esto es muy grave, porque estamos hablando de
una instancia que, en teoría, debería aprobar leyes que vayan en beneficio del
colectivo nacional; pero, resulta que la dictadura que se vive en nuestra
Asamblea, permite que el Ejecutivo no tenga control alguno y mucho menos el
resto de los poderes. Si no se supervisa la sana administración de los recursos
del Estado, es imposible sacar al país de la pobreza donde está hundida ¡ni con
mil “Plan Marshall” subsidiados con la renta petrolera!... ¿Cuántos Plan Marshall se hubieran podido
desarrollar con los dólares que se han robado en los últimos 15 años? Si no
estuviésemos gobernados por buitres, hoy, sin temor a equivocarme, seríamos una
gran potencia ¡hasta envidiados por Alemania!
@mingo_1
No hay comentarios:
Publicar un comentario