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viernes, 19 de diciembre de 2014

EDITORIAL: CHÁVEZ INVENTÓ A LA “CARTA DÓLAR-CRÁTICA” PARA ACABAR CON LA DEMOCRÁTICA. AHORA OBAMA, LE DA EL VUELTO /



Lo que los expertos han dicho en estas últimas horas cuando se conoce el contacto entre el Presidente Barak Obama y el dictador Raúl Castro, apunta a un largo proceso que va a intentar romper con el bloqueo que viene sufriendo Cuba desde hace más de 50 años. No olvidemos esto. Este bloqueo se lo ganó Cuba por haberse convertido en una dictadura sangrienta. 

Para aquellos años 60 la democracia en el continente americano estaba siendo rescatado, principalmente por el líder venezolano Rómulo Betancourt y su dura doctrina contra el totalitarismo que dominaba América Latina. Resaltar a Betancourt no es un capricho chauvinista, sino un motivo coherente y sólido; ya que EEUU si bien sostenía internamente un sistema democrático, en el exterior ayudó y patrocinó dictaduras con el fin de obtener grandes beneficios económicos, militares y políticos (anti-comunistas). El dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez (a la sazón, el más rico del continente) llegó al poder y se sostuvo en este gracias a que EEUU compró su tesis de que el “comunista” Rómulo Bertancourt estaba creando un estado que se preparaba a ser enemigo de Norteamérica. El tiempo demostró otra de las grandes farsas de este dictador de escenografía megalómana. 

Entonces. Betancourt se asocia con EEUU para conformar una Carta Democrática en una OEA que necesitaba un instrumento legal para sancionar a las dictaduras existentes en ese momento. Lo lograron. América Latina fue democratizándose, gracias a tales sanciones y beneficios que la asociación con EEUU y Venezuela les proveían. 

En 1999, la llegada a la Presidencia de Venezuela por parte del dictador cubano Fidel Castro, a través de su súbdito Hugo Rafael Chávez Frías, revirtió todo aquel esfuerzo de EEUU y Betancourt, haciendo que nuevamente Venezuela tuviera un papel protagónico pero en sentido destructivo. La República de Venezuela fue secuestrada por el régimen castro-cubano y su socio el narcotráfico regional, a los fines de usar toda la fastuosa fortuna petrolera con el objetivo de tener un imperio totalitario que les permitiera actuar a placer, lo cual implicaba acabar con las democracias del continente. 

En otras palabras. Los petro-dólares venezolanos acabaron con la Carta Democrática de la OEA, tal como se ha demostrado a lo largo de estos 15 años. El castro-chavismo domina a placer a la OEA protegiendo así a sus narco-dictaduras. 

EEUU quiso recuperar a su patio trasero a través de sanciones que nunca llegaron a tener efecto. Todo lo cual les hizo reflexionar y actuar bajo las nuevas reglas del juego. Los dólares mandan más que los derechos humanos y los derechos democráticos, hecho por el cual, ahora que el petróleo ha bajado y así el régimen castro-chavista en Venezuela ha perdido su poder de compra de gobiernos, le toca al gigante del norte, “comprar” a los factores protagónicos para restaurar su control sobre la región. 

Queda aún tiempo por probar cuan efectivo va a ser este plan norteamericano. Quienes queremos el regreso de la democracia a Venezuela y sus satélites castro-chavistas, vemos con buenos ojos el debilitamiento de este imperio, en especial el de su gobernador Nicolás Maduro. Las deudas de estos regímenes asesinos y delincuentes no son olvidables, pero se impone la necesidad de sacarlos del poder sin que haya un derramamiento de sangre (mayor al que estos generan con su impunidad hacia sus con-socios narcocriminales). El presente podrá “perdonar” tales crímenes, pero mejor que no cuenten con este perdón eternamente, porque no serán muchos los que salgan ilesos. El tiempo aún es mucho lo que tiene que decir.

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