Según
informaciones (entre oficiales y extraoficiales) Eduardo Franceschi fue
asesinado con 96 puñaladas. Indiscutiblemente que tal ensañamiento no es el
típico de un asalto para robar objetos, lo cual ya es un fuerte indicio de que
hay motivos que no son aparentes.
Aquí el primer error grave.
Luego. En una micro-población como Río Caribe, la casa del alcalde es tan famosa como elocuente. Decir que unos malandros la eligen para cometer un robo es pretender convencer al mundo que alguien se metió en la Casa Blanca para llevarse un pantalla plana. Una característica esencial de las operaciones criminales exitosas (aunque esto sea un oxímoron, éxito y crimen bien cabrían como antónimos) es la clandestinidad.
A decir. Un criminal puede operar a sus anchas mientras no sea descubierto, ante lo cual, la discreción es un baluarte. Si bien en este régimen castro-chavista, tanta inteligencia para ser discretos, brilla por su torpeza, algunos casos se podrían decir que (por lo distantes) bien pueden estar lo suficientemente encubiertos como para que no se sospeche de grandes operaciones criminales.
Los pequeños pueblos costeros son reconocidos como hermosos parajes turísticos, donde la paz y la belleza natural dominan al visitante. Ocurre lo mismo con las islas tropicales donde hay una gran afluencia de inocentes turistas. Hasta aquí la gran inteligencia de un criminal en montar una operación de narcotráfico o de lavado de dólares (especialmente en las islas).
Sin embargo, con la barbarie nunca se puede contar a la hora de pedir inteligencia.
Con el asesinato de Franceschi, ahora son divulgados mundialmente los rumores de que la planta procesadora de pescados cercana a Río Caribe, no es tan “procesadora de pescado”, y se le suma el que los pescadores de la zona son “mulas” que llevan droga hasta fronteras marítimas.
Si de sospechosos se trata, el catálogo es tan corto como el directorio del PSUV. Y es que la brutalidad es el emblema que ha caracterizado a este régimen castro-chavista, cuya matriz es la barbarie castro-comunista.
Simonovis hoy podría ser otro dirigente opositor del montón, si contra él no se hubieran ensañado con brutalidad.
Las protestas estudiantiles se hubieran diluido en el tiempo sin ningún saldo contra el régimen, de no haber asesinado, torturado y encarcelado a tanta gente.
La economía venezolana estuviera flotando en un océano de dólares de no haber expropiado y destruido con saña brutal al aparato productor privado.
PDVSA fuera hoy una de las empresas ícono de eficiencia mundial, de no haber sido destruida con saña brutal la nómina profesional que existía hasta el 2000.
Los hospitales, las vías públicas, las nuevas estructuras planificadas serían hoy modelo en el mundo, de no haber permitido el saqueo brutal de las arcas nacionales.
¡Se acabó la clandestinidad de Río Caribe! A Chávez y Fidel (junto con sus revoluciones) los han calificado de inteligentes. ¿SI? ¿Quién dijo que la brutalidad es exitosa?
(22/07/14)
Aquí el primer error grave.
Luego. En una micro-población como Río Caribe, la casa del alcalde es tan famosa como elocuente. Decir que unos malandros la eligen para cometer un robo es pretender convencer al mundo que alguien se metió en la Casa Blanca para llevarse un pantalla plana. Una característica esencial de las operaciones criminales exitosas (aunque esto sea un oxímoron, éxito y crimen bien cabrían como antónimos) es la clandestinidad.
A decir. Un criminal puede operar a sus anchas mientras no sea descubierto, ante lo cual, la discreción es un baluarte. Si bien en este régimen castro-chavista, tanta inteligencia para ser discretos, brilla por su torpeza, algunos casos se podrían decir que (por lo distantes) bien pueden estar lo suficientemente encubiertos como para que no se sospeche de grandes operaciones criminales.
Los pequeños pueblos costeros son reconocidos como hermosos parajes turísticos, donde la paz y la belleza natural dominan al visitante. Ocurre lo mismo con las islas tropicales donde hay una gran afluencia de inocentes turistas. Hasta aquí la gran inteligencia de un criminal en montar una operación de narcotráfico o de lavado de dólares (especialmente en las islas).
Sin embargo, con la barbarie nunca se puede contar a la hora de pedir inteligencia.
Con el asesinato de Franceschi, ahora son divulgados mundialmente los rumores de que la planta procesadora de pescados cercana a Río Caribe, no es tan “procesadora de pescado”, y se le suma el que los pescadores de la zona son “mulas” que llevan droga hasta fronteras marítimas.
Si de sospechosos se trata, el catálogo es tan corto como el directorio del PSUV. Y es que la brutalidad es el emblema que ha caracterizado a este régimen castro-chavista, cuya matriz es la barbarie castro-comunista.
Simonovis hoy podría ser otro dirigente opositor del montón, si contra él no se hubieran ensañado con brutalidad.
Las protestas estudiantiles se hubieran diluido en el tiempo sin ningún saldo contra el régimen, de no haber asesinado, torturado y encarcelado a tanta gente.
La economía venezolana estuviera flotando en un océano de dólares de no haber expropiado y destruido con saña brutal al aparato productor privado.
PDVSA fuera hoy una de las empresas ícono de eficiencia mundial, de no haber sido destruida con saña brutal la nómina profesional que existía hasta el 2000.
Los hospitales, las vías públicas, las nuevas estructuras planificadas serían hoy modelo en el mundo, de no haber permitido el saqueo brutal de las arcas nacionales.
¡Se acabó la clandestinidad de Río Caribe! A Chávez y Fidel (junto con sus revoluciones) los han calificado de inteligentes. ¿SI? ¿Quién dijo que la brutalidad es exitosa?
(22/07/14)
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