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jueves, 27 de noviembre de 2014

LA NIÑERA VOLADORA por (Mingo) José Domingo Blanco


“Se busca niñera, con pasaporte (no importa que esté vencido, eso lo resolvemos rapidito), para trabajar con alto funcionario del gobierno. Indispensable estar inscrita en el PSUV, usar franelita roja, tener una estampita del Comandante Eterno en el monedero y comulgar con los ideales de la Revolución. La candidata deberá estar dispuesta a salir del país cuando la familia del funcionario así lo requiera, y tratar de ocultar la cara de felicidad en las fotos que se tomará en la Torre Eiffel, los alpes suizos, parajes argentinos, mexicanos o brasileños (eso luce demasiado capitalista). Ofrecemos viajes placenteros y gratuitos alrededor del mundo en los aviones del Estado, sin controles de aduana, ni colas en inmigración,  ni revisiones de equipaje por parte de las autoridades aeroportuarias o Guardia Nacional Bolivariana. Garantizamos dólares a granel, sin los límites que impone Cadivi a los pendejos. No es necesario que tenga porte de armas. No comparecerá ante la Comisión Presidencial Anti Corrupción, ni será interpelada en la Asamblea Nacional. Abstenerse si no cumple con los requisitos”.
Si Chávez estuviera vivo: ¿cómo habría reaccionado ante el incidente de la niñera de Jaua? ¡La niñera! No Elías Jaua, sino de su empleada doméstica que, sin portar credenciales gubernamentales, con el sólo aval de tener un vínculo laboral con el ministro, viaja gratis en los aviones de PDVSA y termina privada de libertad por llevar un arma a Brasil. Quisiera pensar que Chávez, sin titubear, y en plena cadena, lo habría removido del cargo. Porque Jaua -el ex encapuchado de las protestas que se prendían en la UCV antes de la hegemonía chavista- le llevó la contraria y todos recordamos cómo se ponía Hugo cuando no cumplían sus órdenes. El difunto presidente fue contundente –de la boca para afuera- al principio, contra ese  comportamiento de la Cuarta. Vociferó que lucharía contra ese flagelo y prometió que acabaría con las colitas en los aviones de PDVSA. Pero, por los vientos que soplaron, como que ocurrió todo lo contrario. No sólo siguieron los viajes en los aviones del Estado, el abuso de poder está por doquier, sin tregua ni pausa. ¿De cuántos viajes más nos enteraremos? ¿Cuántas horas de vuelos, cuántas millas acumuladas en PDVSA Airlines, suman los funcionarios del gobierno? ¿Cuáles son los destinos predilectos de estos pseudos revolucionarios que disfrutan, sin límites ni controles, las mieles del poder? ¿Hasta cuando nos verán cara de imbéciles? Este grotesco asunto de las colitas revolucionarias no es más que el ejemplo perfecto de la doble moral y el doble discurso que han manejado los parásitos de la teta petrolera en los últimos tres lustros.
Y el comentario lo hago a propósito de los estupendos trabajos publicados por los colegas Maru Morales y Hernán Lugo Galicia, quienes se han dado a la ardua tarea de escarbar en el tema y meter el dedo en la llaga de un nuevo caso de descarada corrupción revolucionaria. En estos años de Socialismo del Siglo XXI hemos visto una serie hechos, extremadamente bochornosos, protagonizados por la estirpe chavista, que no han pasado de ser algo más que un potecito de humo que no se investiga, que no se sanciona, que no acarrea mayores consecuencias para los implicados. ¿Para qué sirve la Contraloría en un país como Venezuela? Quizá no haga mucha falta porque, desde hace tres años, no tenemos Contralor ¿Para qué crear una Comisión Anticorrupción? Supongo que sólo para condenar a nuevos chivitos expiatorios de poca importancia. El tema de la niñera de Jaua es otra bofetada al ciudadano de a pie; sólo que esta vez parecer haber generado mucho malestar en la gente del PSUV y el polo patriótico, quienes han manifestado su “arrechera” ante el viajecito en cuestión y la pasividad con la que se lo han tomado en Miraflores.  
Para que no queden dudas de que este desgobierno se burla descaradamente de todos nosotros, la madrugada de este jueves, vimos por VTV a Arreaza y a la almiranta-ministra Meléndez, en algo así como una especie de operación comando, anunciándole al país que gracias al Cuerpo Nacional contra la Corrupción, encabezado por Nicolás, los aeropuertos venezolanos amanecieron tomados por la operación “Cielo Soberano”, un show mediático en el que mostraron la inspección “científica” de las aeronaves comerciales, para luchar contra la corrupción y el narcotráfico. Las  inspecciones, según Arreaza, se estaban llevando a cabo, simultáneamente, en los principales aeropuertos del país para evitar que los aviones comerciales se utilicen para cometer hechos irregulares. Y me pregunto, ¿esta Operación Cielo Soberano llegará hasta PDVSA Airlines y el SATA (Servicio Coordinado de Transporte Aéreo del Ejecutivo)? Porque, según los trabajos que hemos leído de Morales y Lugo Galicia, el vuelo de la niñera de Jaua lo autorizó un funcionario del SATA. ¿Y quién es ese funcionario? ¡Nada más y nada menos que Arreaza! ¿Eso no es corrupción?
“PDVSA Airlines anuncia la salida de su vuelo Nº 3897, con destino a las mejores ciudades del mundo…Le damos la más cordial bienvenida a nuestros distinguidos pasajeros. No es necesario que guarden sus armas en los maletines, ni tampoco se requiere que pongan sus asientos en posición vertical. Si les provoca, solo si les provoca, pueden abrochar sus cinturones de seguridad. Aquí las leyes aeronáuticas las imponen ustedes…Estamos para servirles, incondicionalmente. Por favor, siéntanse como lo que son: ¡los hijos de esta Revolución! Una vez más, bienvenidos a bordo: ¿desean champaña y caviar antes de despegar?”…¡no juegue!

@mingo_1

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