“Se
busca niñera, con pasaporte (no importa que esté vencido, eso lo resolvemos
rapidito), para trabajar con alto funcionario del gobierno. Indispensable estar
inscrita en el PSUV, usar franelita roja, tener una estampita del Comandante Eterno
en el monedero y comulgar con los ideales de la Revolución. La candidata deberá
estar dispuesta a salir del país cuando la familia del funcionario así lo
requiera, y tratar de ocultar la cara de felicidad en las fotos que se tomará
en la Torre Eiffel, los alpes suizos, parajes argentinos, mexicanos o
brasileños (eso luce demasiado capitalista). Ofrecemos viajes placenteros y
gratuitos alrededor del mundo en los aviones del Estado, sin controles de
aduana, ni colas en inmigración, ni
revisiones de equipaje por parte de las autoridades aeroportuarias o Guardia
Nacional Bolivariana. Garantizamos dólares a granel, sin los límites que impone
Cadivi a los pendejos. No es necesario que tenga porte de armas. No comparecerá
ante la Comisión Presidencial Anti Corrupción, ni será interpelada en la
Asamblea Nacional. Abstenerse si no cumple con los requisitos”.
Si
Chávez estuviera vivo: ¿cómo habría reaccionado ante el incidente de la niñera
de Jaua? ¡La niñera! No Elías Jaua, sino de su empleada doméstica que, sin
portar credenciales gubernamentales, con el sólo aval de tener un vínculo
laboral con el ministro, viaja gratis en los aviones de PDVSA y termina privada
de libertad por llevar un arma a Brasil. Quisiera pensar que Chávez, sin
titubear, y en plena cadena, lo habría removido del cargo. Porque Jaua -el ex
encapuchado de las protestas que se prendían en la UCV antes de la hegemonía
chavista- le llevó la contraria y todos recordamos cómo se ponía Hugo cuando no
cumplían sus órdenes. El difunto presidente fue contundente –de la boca para
afuera- al principio, contra ese comportamiento de la Cuarta. Vociferó que
lucharía contra ese flagelo y prometió que acabaría con las colitas en los
aviones de PDVSA. Pero, por los vientos que soplaron, como que ocurrió todo lo
contrario. No sólo siguieron los viajes en los aviones del Estado, el abuso de
poder está por doquier, sin tregua ni pausa. ¿De cuántos viajes más nos enteraremos?
¿Cuántas horas de vuelos, cuántas millas acumuladas en PDVSA Airlines, suman
los funcionarios del gobierno? ¿Cuáles son los destinos predilectos de estos pseudos
revolucionarios que disfrutan, sin límites ni controles, las mieles del poder?
¿Hasta cuando nos verán cara de imbéciles? Este grotesco asunto de las colitas
revolucionarias no es más que el ejemplo perfecto de la doble moral y el doble
discurso que han manejado los parásitos de la teta petrolera en los últimos
tres lustros.
Y
el comentario lo hago a propósito de los estupendos trabajos publicados por los
colegas Maru Morales y Hernán Lugo Galicia, quienes se han dado a la ardua
tarea de escarbar en el tema y meter el dedo en la llaga de un nuevo caso de
descarada corrupción revolucionaria. En estos años de Socialismo del Siglo XXI
hemos visto una serie hechos, extremadamente bochornosos, protagonizados por la
estirpe chavista, que no han pasado de ser algo más que un potecito de humo que
no se investiga, que no se sanciona, que no acarrea mayores consecuencias para
los implicados. ¿Para qué sirve la Contraloría en un país como Venezuela? Quizá
no haga mucha falta porque, desde hace tres años, no tenemos Contralor ¿Para
qué crear una Comisión Anticorrupción? Supongo que sólo para condenar a nuevos
chivitos expiatorios de poca importancia. El tema de la niñera de Jaua es otra
bofetada al ciudadano de a pie; sólo que esta vez parecer haber generado mucho
malestar en la gente del PSUV y el polo patriótico, quienes han manifestado su
“arrechera” ante el viajecito en cuestión y la pasividad con la que se lo han
tomado en Miraflores.
Para
que no queden dudas de que este desgobierno se burla descaradamente de todos
nosotros, la madrugada de este jueves, vimos por VTV a Arreaza y a la
almiranta-ministra Meléndez, en algo así como una especie de operación comando,
anunciándole al país que gracias al Cuerpo Nacional contra la Corrupción,
encabezado por Nicolás, los aeropuertos venezolanos amanecieron tomados por la
operación “Cielo Soberano”, un show mediático en el que mostraron la inspección
“científica” de las aeronaves comerciales, para luchar contra la corrupción y
el narcotráfico. Las inspecciones, según
Arreaza, se estaban llevando a cabo, simultáneamente, en los principales
aeropuertos del país para evitar que los aviones comerciales se utilicen para cometer
hechos irregulares. Y me pregunto, ¿esta Operación Cielo Soberano llegará hasta
PDVSA Airlines y el SATA (Servicio Coordinado de Transporte Aéreo del
Ejecutivo)? Porque, según los trabajos que hemos leído de Morales y Lugo
Galicia, el vuelo de la niñera de Jaua lo autorizó un funcionario del SATA. ¿Y
quién es ese funcionario? ¡Nada más y nada menos que Arreaza! ¿Eso no es
corrupción?
“PDVSA
Airlines anuncia la salida de su vuelo Nº 3897, con destino a las mejores
ciudades del mundo…Le damos la más cordial bienvenida a nuestros distinguidos
pasajeros. No es necesario que guarden sus armas en los maletines, ni tampoco
se requiere que pongan sus asientos en posición vertical. Si les provoca, solo
si les provoca, pueden abrochar sus cinturones de seguridad. Aquí las leyes
aeronáuticas las imponen ustedes…Estamos para servirles, incondicionalmente. Por
favor, siéntanse como lo que son: ¡los hijos de esta Revolución! Una vez más,
bienvenidos a bordo: ¿desean champaña y caviar antes de despegar?”…¡no juegue!
@mingo_1
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