"LOS ANUNCIOS DE
MADURO" Por Carlos Canache Mata
El señor Maduro se fue a La Habana para
participar en los actos conmemorativos
del 1° de mayo, Día Internacional de los Trabajadores. No sabemos si lo hizo
para rendir pleitesías una vez más a los hermanos Castro o para consultar con
ellos los anuncios que haría al regresar a Caracas. Comentaré, por ahora, dos
de esos anuncios.
El aumento del salario mínimo era
inevitable. Se especulaba sobre la magnitud del aumento y sobre cómo se
lograría su financiamiento. En relación a esto último, si se descarta la vía
del endeudamiento, todo parece indicar que será la Casa de la Moneda de
Maracay, con la emisión de dinero sin respaldo, la que se encargará de proveer
los bolívares necesarios. La consecuencia es que se potenciará la ya muy alta
inflación que, a toda velocidad, se tragará el incremento salarial, con severo
desmejoramiento del ya decaído poder de compra.
Pero, en mi concepto, la segunda decisión
más importante dada a conocer el 1° de mayo por Maduro en la concentración de
la Plaza O´Leary, que al materializarse sería el “revolcón” económico que antes
había anunciado, fue que tenía “la Ley Habilitante a la mano” para “asumir en
los próximos días y semanas el compromiso” de aprobar leyes para que el
gobierno, cuya incompetencia es archiconocida, tome totalmente la distribución
de alimentos y artículos de primera necesidad con el objeto de que “se detenga
el desvío de productos y el contrabando fuera del país”. Y, como confirmando
los rumores circulados en los últimos días sobre intenciones y propósitos del
régimen relacionados con las Empresas Polar, pidió a los trabajadores de éstas
mantenerse “preparados para grandes desafíos” y ratificó que emprenderá “las
acciones para la protección del pueblo”,
sentenciando finalmente que “todo en la vida tiene su punto y ha llegado el
momento”.
Está claro que quedó alzada la espada de
Damocles como amenaza que pende sobre las Empresas Polar. La mayoría de los
analistas creen que se dejará que la Polar siga produciendo, pero se
intervendrían sus centros de distribución que, en el caso de la harina
precocida de maíz, cubren alrededor del 50% del consumo nacional, en tanto que,
al decir de Daniel Prat, “la otra mitad era cubierta antes por las otras
marcas, pero el gobierno las estatizó y las convirtió en improductivas”. La
Polar también provee el mercado con otros productos. Tal vez por eso es que se
dice en el editorial de El Nacional del pasado sábado que “se correría el riesgo de pasar de la
escasez a la hambruna”.
Cabría preguntarse si esta materia la consultó
Maduro con los Castro que, por estar interesados en que no continúe la escalada
de desestabilización y crisis de gobernabilidad en Venezuela, con peligro para
las regalías que reciben, no sería extraño que hubiesen recomendado prudencia.
No es por azar que ellos están ampliando el postigo abierto a la propiedad
privada y conversan con “el imperio”. Veremos.
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