"LA INVASIÓN DE LOS MEDIOCRES" Por José Domingo Blanco (Mingo)
Que la OPSU asignara la mayoría de
los cupos universitarios a los estudiantes con promedio de 20 puntos, suena muy
bien, si lo dejamos hasta allí. Creo que elogiaríamos la medida. Incluso,
celebraríamos el hecho de que el organismo esté aupando y premiando la
excelencia académica, con la intención de promover y estimular la sana
competencia entre los estudiantes. Sin embargo, resulta que, esos bachilleres summa cum laude que acapararon los cupos
universitarios, son las lumbreras egresadas de la Misión Ribas, programa
gobiernero que gradúa bachilleres express,
en apenas dos años. Unos bachilleres en tiempo récord, con formación dudosa e
ideologizada; pero, eso sí: muy leales al gobierno.
Esos jóvenes, los de la Misión
Ribas, serán los futuros médicos, ingenieros, abogados y agrónomos del país,
porque así lo quiere imponer el régimen. Muy preocupante, sobre todo, porque
los miles de bachilleres egresados a través de este sistema, probablemente, no recibieron
ni física, ni química, ni biología y tan sólo dieron un vuelo rasante por la
matemática, la historia y las ciencias de la Tierra. Pues ellos, los
bachilleres de la Misión Ribas, serán los que ocuparán los pupitres en las
universidades. Y si todo sale como el gobierno tiene en planes, en cinco años,
estos muchachos –que, insistimos, no saben de química, ni de biología, ni de matemática,
ni de física, ni de ciencias de la Tierra, ni de historia; pero, que les
aseguro, vieron en profundidad Comunismo I y Comunismo II- serán los encargados
de construir los puentes, las carreteras y los edificios de nuestra nación. Tendrán
bajo su responsabilidad la conducción de las industrias del país. Serán los
futuros médicos que, en los hospitales y clínicas, curarán y operarán a los
enfermos. Participarán en juicios en los tribunales y otros serán los
responsables de dictar las sentencias. ¿Su formación estará a la talla del reto
universitario que se les avecina? Yo, sinceramente, lo dudo. Esto es otra Oda a
la Mediocridad de este desgobierno, que premia a quien no se esfuerza –pero, le
es fiel- y castiga al que se destacada a punta de inteligencia y méritos.
Es verdad que todos, sin distingo,
ni exclusiones, deberían tener derecho a la educación. Una nación es más
próspera, en la medida que sus ciudadanos están mejor formados. Ese es el deber
ser de una sociedad con aspiraciones y planes de desarrollo, como muy bien lo
resumió en una oportunidad, Don Cecilio Acosta: “Educar a todos, eso es todo”. Pero,
no de esta manera. No es imponiendo al mediocre sobre el alumno de comprobada
capacidad y preparación. Por eso, el terror a las pruebas internas de las
universidades y por eso su prohibición. Porque este desgobierno sabe qué clase
de bachiller graduó. Desechar al mejor capacitado para darle oportunidad al anodino,
no suena esperanzador. Y la verdad, por más que quiero concederle el beneficio
de la duda a estos bachilleres express, la experiencia ha demostrado y
comprobado que, al final de una carrera, sólo terminan graduándose los más
aptos. Es más, me atrevo a vaticinar que la deserción del próximo período
académico será muy alta. Con el riesgo de que el régimen vuelva a intervenir y,
vía decreto o sentencia de un tribunal, obligue a las universidades a aprobar a
los aplazados. Y copie lo que impuso en la Educación Media donde un estudiante
jamás puede ser raspado. Peor aún, podría suceder como ocurre en algunos liceos
públicos donde, para obtener la calificación de materias que los alumnos jamás
han cursado –pero que son obligatorias en el pensum- se les promedia con las
que sí han visto y, así, a la ligera, el asunto queda resuelto.
Conversando en días pasados con el
profesor Víctor Márquez, presidente de la Asociación de Profesores de la UCV,
recordaba que, recientemente, el TSJ a través de su Sala Constitucional, le
ordenó a las universidades autónomas a cumplir con la asignación de cupos de la
OPSU. Decisión aplaudida y celebrada por Maduro. Y el trasfondo de todo es que,
con esto, se pretende cumplir con los lineamientos del Plan de la Patria, que
no es más que el Plan de Destrucción de la Patria. Una vez más este
antigobierno, imponiendo su garrote, viola la autonomía universitaria y deja
sin oportunidades de estudios superiores a muchachos de excelentes promedios,
pero que, para su “desgracia” no estudiaron en la Misión Ribas, sino que cursaron
su educación media convencional de cinco años, en un liceo o un colegio privado.
Irónico, ¿no?
¿A dónde nos está empujando esta
gente que, además, sabemos, ninguno de ellos califica para los cargos que
ocupan? El mismo Maduro es un ejemplo: un presidente circunstancial que llegó a
la presidencia del país, con tan sólo su “licencia” de 5° grado, que lo
capacita para conducir autobuses ¿Acaso no fue el Ministro de Educación quien
dijo que no iban a sacar a la gente de la pobreza para que se convirtieran en
escuálidos? Mientras haya pobres y
brutos ellos podrán seguir gobernando. ¿No están nuestras instituciones comandadas
por personas sin preparación? Premiar la mediocridad ha sido uno de los mayores
logros de este antigobierno. Con esta decisión, la sociedad entera está
asistiendo al más perverso engaño ideológico, producto de una vil y ruin
estrategia totalitaria. Por tanto, graduar mediocres afectos a su ideología,
será otra de las vías que utilizarán para garantizarse su sobrevivencia.
@mingo_1
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