Armando
Martini Pietri:
"Solucionado lo de la tarjeta única, es tiempo de verdades"
La Mesa de la Unidad
Democrática, MUD, que representa a una parte de la oposición venezolana, se
encontró, como en el año 2010, en un debate, en una disyuntiva, de ir o no con
la tarjeta única. Hay muchas posiciones, aquellos a los que en el año 2010 no
les pareció conveniente ni necesario hacerlo, hoy apuestan por ir con tarjeta
única.
Que vaya sola no es malo, pero tampoco era mal de morirse o
un tema relevante si se hubiese permitido la variante de tarjeta única
señalizando el partido individual, pero sospecho que muchos reverenciados
desean que no haya dudas sobre la unidad y otros para ocultar la pérdida de su
apoyo. En cosa de partidos siempre hay misterios convenientes –o que parecen
serlo.
Había argumentos sólidos a favor y en contra. Lo deseable es
que el oficialismo no encuentre ningún argumento jurídico –o de cualquier tipo
que le permita cubrir las apariencias- para atentar contra la tarjeta, que
sería una provocación más en este largo sufrimiento electoral. Así pues
salvo que la demanda intentada por el señor César Burguera desde Carabobo ante el
Tribunal Supremo de Justicia, en la que se pretende que, como la MUD no tiene
nómina de militantes consignada ante el CNE, hay que anular la tarjeta”. Lo
cierto del caso, es que si la decisión del TSJ le diera la razón al demandante,
los partidos allí cohesionados deberán decidir si la MUD es el gran partido y
desaparecen los otros movimientos políticos.
Suceda lo que suceda insistimos en la conveniencia de
estudiar la apertura de válvulas de escape que permitan a todos aquellos
ciudadanos que estando en ese entorno llamado los ni-ni encuentren la
posibilidad de expresarse sin tener que abstenerse. Ésa era una de las grandes
e importantes virtudes y razones para no ir con tarjeta única.
Ciertamente tomada la decisión de afrontar las próximas
elecciones con tarjeta única -cualquier discusión no pareciera de provecho- la
labor de la MUD y la oposición debe ser convencer e inspirar a los cientos de
miles de ciudadanos de votar primero y luego de hacerlo por ellos. Y sólo
depende de una campaña bien estructurada con un único discurso con propuestas
viables y sustentables sin ofertas engañosas. Un mensaje que sea una respuesta
adecuada y confiable para un pueblo que, cada día más hombres y mujeres, viejos
y jóvenes, lleva quince años esperándolo.
A
las mentiras del oficialismo, su grupo de afectos y otras fuerzas políticas que
han hecho de la simulación, la propaganda distorsionada y el ocultamiento de
realidades su política permanente de acción a lo largo de estos años, no puede
agregarse una estrategia de medias verdades, ambigüedades, hipocresías e
incluso falsedades por parte de la oposición, organizada en la Mesa de la
Unidad Democrática.
Aunque ningún flamante candidato la ha solicitado, aquí
esquematizaremos una guía para tomar en consideración –si tienen a bien- cuando
se diseñe la campaña electoral.
Por encima de todo
respeten y consideren al ciudadano, óiganlo, escuchen sus planteamientos e
inquietudes, tómenlo en cuenta y háganselo saber. Para esto no basta
con producir una cuña o mandar unos mensajitos por twitter, hay que ir a decirlo
en persona, hay que comprometerse cara a cara.
Por más dura que sea
digan la verdad, sean valientes, que el pueblo es más inteligente de lo que
ustedes creen. Digan con sinceridad lo que pueden y no pueden hacer si ganan la
Asamblea Nacional. No generen expectativas que no puedan cumplir.
Especialmente, comprométanse a cumplir con su trabajo de asistir a las
reuniones y comisiones de la asamblea, el diputado ausente sin justificación
estafa a sus electores; y no postulen a aquellos que han incumplido con sus
deberes, que los hay y no son pocos de ellos los que aspiran a repetir.
Dejen de lado sus
intereses personales y partidistas, la política es mucho de percepción, y lo
que percibe la mayoría es que ustedes están más pendientes de lo suyo que del
colectivo. Y eso sólo se cambia con hechos.
Echen a un lado la
manipulación y el engaño. El pueblo aprecia –y después comprueba- cuando existe
la doble moral y el doble discurso. No se solicita que se haga lo que no se
está dispuesto a hacer pero sí se exige que se cumpla lo prometido. Por eso,
sean prudentes y sinceros en lo que ofrezcan.
Váyanse a patear la
calle, conozcan las vicisitudes y agonías del pueblo, de la gente llana allí
mismo donde están, viven y aguantan los que sufren. Vivan sus problemas.
Conózcanlos, interactúen y no los desilusionen y por sobre todo, dejen la
demagogia y populismo de lado, eso es justamente lo que le sobra al
oficialismo.
El
doble discurso y la doble moral es el peor defecto que tiene la oposición y lo
exterioriza a diario condimentado con un concurso de insultos y ofensas contra
quienes piensan diferente. Al ciudadano no le llama la atención ni le importan
sus diferencias, sus problemas ni intereses partidistas, al elector le
interesan las soluciones que proponen para aliviar y solventar sus
contrariedades diarias, calidad de vida, inseguridad, inflación etc. Trabajar
con firmeza y eficiencia por esas soluciones es el auténtico compromiso.
La
campaña electoral debe encauzarse en una perspectiva mas allá del presente, en
la eventualidad innegable de un cambio para Venezuela, con satisfacción, para
un país superior, con seguridad, inversiones, empleo y mejor calidad de vida
para todos sus ciudadanos.
Los que ambicionen tomar el mando de Venezuela deben comenzar
-de inmediato- a explicar que harán cuando lo alcancen.
Al plantear la controversia la intención no es sacrificarse
por argumentos, sólo se buscan puntos de vista que ayuden a concebir mejor el
fenómeno que nos concierne. Cambiar de opinión no es ninguna maldición –al
menos para quien suscribe-, los buenos argumentos son una fortuna de la
inteligencia.
@ArmandoMartini
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