"NO ESTAMOS SOLOS"
HOJA DE
RUTA POLÍTICA (No 196)
Octavio Lepage
Venezuela ofrece un espectáculo
folclórico-trágico que asombra al mundo. Una Asamblea Nacional en la que los
diputados de la oposición duplican a los del gobierno, permanece bloqueada por
la Sala Electoral írrita en un Tribunal Supremo de Justicia que carece de
legitimidad.
El Poder Legislativo (Asamblea Nacional),
según la constitución de 1999, vigente, tiene tres funciones fundamentales:
Dictar leyes, ejercer el control del Ejecutivo para que se mantenga en el marco
constitucional que le corresponde, y ser escenario de debates y confrontaciones
políticas.
Pues bien, la Asamblea Nacional está
imposibilitada de cumplir a cabalidad estas tres funciones fundamentales.
Aprueba leyes pero el gobierno no les pone el ejecútese ni las publica en la
Gaceta Oficial; cita a ministros y otros funcionarios públicos de alto rango
para ser interpelados sobre la marcha del gobierno y ellos no concurren; la
difusión de los debates se dificulta porque los medios no los transmiten y la
televisora propiedad de la Asamblea Nacional no funciona porque la directiva
saliente se apropió indebidamente de sus instalaciones.
No faltan quienes de buena fe, con la mejor
intención, expresan el temor de que ante la inutilidad de las acciones de la
Asamblea Nacional, ésta termine, si no desacreditada sí considerándola como
mecanismo ineficiente en la lucha por restablecer la democracia.
Tales riesgos están siempre presentes, de
manera que es obligatorio buscarle la contra. Como en política la pasividad
puede resultar mortal, y como tampoco las acciones alocadas dan resultados
positivos, se impone mantenerse alerta y activos para que no se pierda la
esperanza.
Poderoso factor de estímulo es la solidaridad
internacional. El mundo está pendiente de la anormal situación venezolana.
Constantemente los medios se hacen eco de pronunciamientos de destacadas
personalidades políticas del mundo entero alertando sobre la situación en
Venezuela, sometida a una dictadura totalitaria.
No es común que el Sumo Pontífice, desde la
plaza de San Pedro en el Vaticano, el Domingo de Resurrección pidiera que el
mensaje de amor de Jesús “se proyecte cada vez más en el pueblo venezolano en
las difíciles condiciones en las que vive”.
No estamos solos, desde miles de kilómetros
nos acompañan. Convirtámonos en multiplicadores de la información de los
hechos, superemos el mundo paralelo y de fantasía que todavía insiste en
aparentar el gobierno.
Caracas, 31 de Marzo del
2016
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