“El genocidio latinoamericano más exitoso del siglo.” Por Silvia E. Rodríguez Schwartz

“El genocidio latinoamericano más exitoso del siglo.” 

Por Silvia E. Rodríguez Schwartz

El país arde, se desangra, lo devastaron, le quitaron hasta la estatura internacional que nos hacía respetados y nos permitía negociar cualquier asunto con mejor posición, la gente sigue muriendo por carencias de medicinas, de alimentos…tiene que internarse y pagar una clínica para que le inyecten un medicamento que antes conseguía en la farmacia de al lado, ya los asesinatos, los secuestros, las muertes en las colas de los supermercados son cotidianos, la destrucción, el narcotráfico, el robo, la corrupción sin careta siguen dando un paso adelante todos los días, la capacidad de sorpresa pasó de moda, ya en la olla no queda nada que raspar, pero eso no los detiene, hasta el clima nos está asfixiando.  La creatividad para la delincuencia es cada vez más un talento y un negocio para quienes lo que buscan es irnos exterminando, en cuerpo y alma.  Les fascina apropiarse de lo que sí funciona para destruirlo con su manejo chimbo. Ni lo que hacen ellos logran que se mantenga en pie por más de 2 meses.

Y por arte de magia, casi todo pasa siempre a ser culpa nuestra, como se los enseñó a decir el difunto desde sus comienzos, cuando se fue quitando la careta: porque no sabemos ahorrar agua, porque nos cepillamos los dientes tres veces al día, porque los productores que aún nos salvan, tienen la mira puesta en desestabilizar el gobierno, una vaina que nunca tuvo estabilidad.  Esto se derrumba, como se derrumba Brasil con el mismo manual, como se derrumban otros… en fin, señores, nada nuevo que aportar ¿o sí? Sí. Una cosa:

basta de encomendarle nuestra alma y el país al mesías, (sea quien sea que venga), ni siquiera agarrarnos del flux de los que empiezan a tener logros, ellos ya tienen bastante peso que levantar para tener que cargarnos a nosotros. Basta de creerle todo al próximo que se erija como el salvador, el que sí va a cambiar esta vaina, el que sí nos entiende. Basta de hacerlo sin considerar su pasado, su trayectoria, quién realmente es, sin tomarnos aunque sea minutos para poner en duda sus aseveraciones y promesas. Basta de convertir a cualquiera que hable golpeao en salvador, y con esto hasta sentirnos que somos arrechos porque ahora sí estamos en algo siguiendo al que sabe y puede. Que no seamos más el único animal que se golpea dos veces con la misma piedra. Creo en nuestra capacidad de aprendizaje y en que esta debe limitar esas reinicidencias al máximo.

  

“Cometer un error y no corregirlo es otro error.”

Confucio