“¿Qué pasó, General?”
Por Armando Martini Pietri
General Padrino, le confieso con sinceridad que no entendí para nada el
pronunciamiento que hiciera en relación a la Ley de Amnistía. “Las FANB no pueden aceptar esta propuesta muy peligrosa de
ley que viola la Constitución y atenta contra el Estado de Derecho. Busca el
auto perdón y olvidar los crímenes cometidos en 2014 (…) Favorece la violación
de los derechos humanos y atenta contra la paz y la democracia del país (…)
Provocaría una descomposición institucional y moral en el pueblo; atenta contra
la paz con consecuencias nefastas para la democracia y la estabilidad de las
instituciones. Y atenta contra el orden militar, el espíritu de cuerpo y la
disciplina de las FANB”.
No comprendo qué tiene que criticar o aportar en este asunto, que
no es ni de su incumbencia ni de su competencia en condición de miembro
del Gabinete Ejecutivo, ni como profesional militar, en ambos rangos dependiente
directo y disciplinado al Jefe del Estado. Por supuesto, si la intervención fue
consentida -¿u ordenada?- por su Comandante en Jefe, ya eso son palabras mayores,
pero sin olvidar que todo militar es también constitucionalmente obediente al
Poder Legislativo.
Si colgara formalmente el uniforme, medallas, condecoraciones y compromiso
castrense, otra sería la situación. Sin embargo, al menos por los momentos ése
no parece ser el caso.
La ley de Amnistía fue aprobada por una mayoría categórica en la
Asamblea Nacional. Esos mismos que fueron electos el pasado 6D por cerca de 8
millones de venezolanos, que el oficialismo califica de oligarcas, pelucones,
burgueses y algún que otro adjetivo, decidieron, -aunque para algunos sea
una tragedia y otros no lo acepten-, que esos parlamentarios debían regir por
los próximos años los destinos del Poder Legislativo. Imagino no tendrá duda al
respecto, pues de tenerlas, sería preocupante, estaría dudando de la
Constitución Bolivariana de 1.999. ¡Alarmante!
Desconocía que además de militar profesional era experto en derecho
constitucional, ruego disculpe tanta ignorancia. Pero si no lo es, al menos
como militar no puede ni debe darse el lujo de pretender ser intérprete de las
leyes frente a los poderes públicos y la sociedad. Sabe al dedillo, aquello de
la Constitución "obediente y no deliberante". Aunque hay que
reconocer que en estos tiempos de mal entendida revolución, todos nos metemos a
opinar de todo, sepamos o no del tema, estemos o no calificados o autorizados
para hacerlo. Usted ahora se ha unido al no tan selecto grupo de quienes hablan
sin saber y pontifican sin ser obispos.
Se entiende con sus cuatro soles, el Alto Mando que le acompaña, que
coinciden en que la disciplina es la clave fundamental de la doctrina militar,
y por eso, cuando los militares "obedientes, no deliberantes" además
administradores de las armas y de la fuerza de la República, interfieren y
adoptan posiciones dentro de la política nacional y, más grave aún, se
parcializan sin pudor ni recato por algún punto de vista particular, esa
disciplina trascendental en el mundo castrense se resquebraja.
Del conocimiento público –y mis entendederas- es que el estamento
militar debe estar subordinado al poder civil. De nuevo mi ignorancia hace
estragos. Porque con su pronunciamiento se infiere y queda clara una injerencia
ni prevista ni correspondiente, o como mínimo una indiscreción e impertinencia
militar abofeteando al poder civil, al menos al civil opositor. ¿Será que en
Fuerte Tiuna cambiaron las cosas y no nos enteramos?
Las malas lenguas dicen que usted opera de comisario político y agente
del PSUV en la Fuerza Armada Bolivariana, son los envidiosos que pululan en
todas partes. No les haga caso, aunque hay que reconocer que últimamente sus
discursos dan mucho que hablar, aun así, por el contrario, quiero pensar que solo
cumple con su deber constitucional.
General según muchos pasó la raya, cruzó el Rubicom, y contravino el
artículo 328 de la Constitución: “La Fuerza
Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin
militancia política, (…) En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio
exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política
alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la
subordinación. (…)".
Así las cosas, promover el desconocimiento del Poder Legislativo pareciera que lo
coloca fuera de la Constitución, lo cual podría hacer pensar que está en
insubordinación no sólo contra el Poder Legislativo y la mayoría ciudadana que
la eligió como poder de la República sino, mucho peor e inimaginable, contra la
misma Constitución, -igual cuando Escarrá se declaraba en desobediencia
constitucional- ¿será que está en indisciplina? Estaría bueno que meditara
sobre una realidad incontrovertible: Usted fué nombrado a dedo, los diputados
fueron electos por el pueblo, entonces ¿está en rebeldía contra el mismo pueblo
que como militar juró defender y obedecer?
Hay mucho mal hablado y envidioso que llega a indicar que “en lugar de
defender nuestra mancillada soberanía, respalda una parcialidad política e
incumple con su deber.” Otros dicen que Usted solo emitió una opinión. Y
agregan que “la institución militar merece respeto y usted deshonra a la
reserva moral de nuestra FANB con su intromisión en asuntos civiles”; muy
fuerte, grave la palabra "deshonrar" pero lo que sí está claro es que
ningún profesional militar debe involucrarse en las pugnas políticas porque las
leyes, la Constitución, la ética y la moral democrática no se lo autorizan, se
lo prohíben. Además, en la lucha política las peleas, rivalidades y
enfrentamientos suelen ser más duros, hirientes y ofensivos que en los
cuarteles.
Por si fuera poco desbocados señalan que “la Fuerza Armada venezolana ha
sido agredida material y moralmente por el régimen y usted en vez de defenderla
pretende interpretar leyes”. Esta frase no cuadra, y todas luces es falsa de
toda falsedad. El régimen se mantiene precisamente por el apoyo de la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana y maltratarla sería una locura además, de estupidez
suicida. Por si fuera poco le exteriorizan: “Ocúpese de la situación de las
FANB y deje al poder civil cumplir su mandato,”. Mucho de razón en la frase,
hay que reconocerlo.
No sé si la Asamblea Nacional lo va o no a amonestar, quizás emita un
voto de censura, al menos al escribir estas líneas nada había pasado salvo el
reto a un debate público que le lanzara su presidente Ramos Allup y hasta
sugirió el lugar: ese inmenso salón donde los militares se reúnen, el auditorio
de la academia. Pero seguramente –ni pendejo que fuera- Usted apuntará, que sin
la autorización del Comandante en Jefe Presidente Maduro no podrá emitir
opinión. Además, General no discute con subalterno ni águila caza mosca.
Pero quién sabe, a lo mejor, no pasa nada. Quizás decidieron –y eso sí
es feo- no hacerle caso, ignorarlo, aunque no es fácil ignorar a quien tiene
aviones de guerra, tanques y Kalashnikovs a sus órdenes, aunque, créame, estoy
seguro de que no es usted el chiflado irresponsable que los echaría encima de
los civiles y de los diputados de la Asamblea Nacional, dentro de la cual
también hay afectos al Gobierno que obedecer o al menos considerar. Recordar
que la mayoría del Poder Legislativo es demasiado prudente –para el gusto de
muchos- y a pesar de los golpes recibidos aún sigue en el cuadrilátero, muy
golpeado pero nunca noqueado y siempre de pie.
Es necesario aclarar que en nada me refiero a ningún otro integrante de
la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, ni mucho menos a ella como institución responsable
de la defensa de los venezolanos. Esta aclaración para evitar se manipule el
contenido de este artículo o se descontextualice, maldades que son el nuevo
deporte nacional de no pocos opinadores y algunos columnistas lenguaraces.
Por cierto General, después de esas desafortunadas,
incomprensibles e infelices declaraciones, siempre es bueno y recomendable tomarse
un tiempo, disfrutar de aire fresco que seguro mitigará los pensamientos. Los viajes
son relajantes, redescubra Cuba, dicen que ahora desde el arribo de los gringos,
la isla esta buenísima.
@ArmandoMartini
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