Descontento
ciudadano y el país que se nos viene encima
Con la
postulación esta semana de los candidatos a la Asamblea Nacional, comienza una
etapa importante de la campaña electoral para que los ciudadanos
venezolanos deberíamos tener la ocasión de elegir como diputados a
personas que estén compenetradas con nuestros problemas, que tengan una
relación de cercanía y confianza como para acudir a ellos cuando sea necesario
y que favorezcan el cambio político nacional que se anhela y del que estamos
apremiados. Pero como hemos escrito en artículos anteriores, los cogollos
partidistas resolvieron en absurdas decisiones que aún no se comprenden, ubicar
a protegidos, amigotes y apadrinados para postularlos como diputados en zonas
del país que ni siquiera conocen, pero que forman parte de algún
entorno íntimo cogollérico.
Los que
pretendan llamarse dirigentes y sólo sirven a su partido, pero que no están en
capacidad de representar al elector que precisa, requiere y exige de alguien
que conozca sus necesidades y padecimientos diarios, debe y está obligado a
entender sus límites y carencias en el desconocimiento de los trances locales.
Estos
impostores y paracaidistas impuestos en circuitos que desconocen ni le son
afectos, nunca podrán representarlos con idoneidad y por el contrario, solo
serán fieles a los dictámenes de los partidos que les hicieron el favor de
postularlos en la más incoherente e irracional postura partidista que ofende,
humilla y menosprecia a los ciudadanos. Esa conducta –abusiva y desconsiderada-
promueve la abstención y resultará en fracaso y en la pérdida de
diputaciones, porque el artículo 188 de la Constitución es muy claro al
establecer que para ser elegido debe haberse residido cuatro años consecutivos
en la entidad correspondiente antes de la fecha de la elección.
El
estudio realizado por el Instituto Venezolano de Análisis de Datos entre el 28
de mayo y el 11 de junio de 2015, revela que la oposición ocupa el primer lugar
de preferencia con 32,6%, mientras que un 27,6% del electorado se inclina por
candidatos independientes (de la MUD y del Polo Patriótico) ante las próximas
elecciones parlamentarias del 6 de diciembre y el chavismo queda relegado al
tercer puesto, con 20,8%. El resto se declara indeciso, no sabe, no habla.
El
estudio demuestra sin margen de duda el descontento y la molestia ciudadana con
las aptitudes y prácticas de los partidos políticos del status quo, que
menosprecian y subestiman a los venezolanos.
Los
números muestran una realidad, el infortunio e innegable desmoronamiento del
chavismo que se agudiza y van reduciendo sus opciones de triunfo, pero también
es un alerta a la Mesa de la Unidad Democrática que no termina de asegurar la
victoria debido a que no crece, porque no convence y es incoherente en sus
planteamientos.
Lo que
más debe cuidar la fuerza opositora es que está operando con intensidad y mucha
fuerza un voto castigo que un voto a favor. La oposición está en serios
problemas: o avanza más en ofrecer propuestas específicas y aumenta su nivel de
penetración social en las comunidades, o puede perder la mejor oportunidad que
ha tenido en los últimos 15 años, y eso sería un fracaso descomunal desde el
punto de vista político e imperdonable desde la perspectiva ciudadana.
Si el
oficialismo logra revertir o al menos apaciguar los principales problemas que
agobian a la población, a saber el desabastecimiento y la escasez de alimentos,
la inseguridad, el alto costo de la vida, el desempleo y los servicios de
salud, aumentarán sus números de aprobación y podrá repuntar y quién sabe,
hasta salir victorioso de la contienda electoral. De lo contrario no tendrá
ningún chance posible de salir airoso.
Como
siempre se estima que la Asamblea Nacional debe ser la representación genuina
del país; de acuerdo a los números que se desprenden de los estudios, ninguna
tendencia tendría mayoría y el Poder Legislativo estaría dividido en tres
sectores numéricamente muy cercanos entre sí. Los independientes, la oposición
y el oficialismo.
Y así
sería el país que nos espera a partir de 2016; con un Gobierno incompetente y
sin recursos, y una Asamblea Nacional en la cual cada decisión tendría que
negociarse hasta el detalle, en objetivos y en tiempo.
Un comentario especial sobre la tragedia verde
No
podemos dejar de comentar la situación interna de COPEI como consecuencia de la
sentencia emanada del Tribunal Supremo de Justicia. Es realmente lamentable
cómo el otrora gran partido socialcristiano ahora es solo un cascarón vacío
donde un grupo de borrachos de ego, ineptos de profesión y politiqueros baratos
por intereses personales y pugnas internas acabaron con la bandera que fue
subyugante para mujeres y hombres brillantes, inteligentes, estudiosos y llenos
de principios que fueron referencia obligada en su momento y época.
No sólo
el chavismo destruye, parece que contagió a otros. Dan vergüenza.
@ArmandoMartini
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