EL LABERINTO
ECONÓMICO
Carlos Canache Mata
La historia cobrará a los gobiernos de
Chávez y Maduro que hayan interrumpido el proceso de diversificación de la economía venezolana que, para reducir su
dependencia del petróleo, se había puesto en marcha durante le era democrática
1958-1998. Al asumir el chavismo el poder en 1999, el 70% del ingreso de
divisas del país era de origen petrolero, el 30% restante provenía de las
exportaciones no petroleras. Ahora, gracias al modelo económico que se ha
venido aplicando durante casi 17 años, se ha dado el milagro al revés de que el
96% del ingreso de divisas es de origen petrolero, mientras que apenas el 4% de
ese ingreso proviene de las exportaciones no petroleras.
Esa situación de gran dependencia petrolera
en que se encuentra la economía nacional ha sido causada por una gestión
gubernamental que, en vez de auspiciar la producción interna, ha privilegiado
las importaciones del exterior cuyo financiamiento ha sido facilitado por la
abundancia de recursos que tuvimos durante la bonanza petrolera. La producción
se ha venido a menos porque se ha atacado de mil maneras la inversión privada
nacional y no hay confianza, sobre todo
por la inseguridad jurídica, para la inversión privada internacional. Como se
tronchó la diversificación económica por el clima de hostilidad al capital
privado, y la incompetencia y la corrupción han arruinado el sector público de
las empresas básicas, es que estamos existencialmente colgados de la ubre
petrolera.
Mientras hubo precios petroleros altos, los
problemas de oferta, derivados de un aparato productivo en crisis y en proceso
de destrucción, no se dejaban sentir porque había divisas suficientes para
hacer las importaciones requeridas para atender la demanda de los consumidores
y de la materia prima e insumos de la economía sobreviviente. Pero la situación
ha cambiado radicalmente desde fines del año pasado al retroceder los precios
de alrededor de 100 dólares el barril de petróleo a los 39,62 dólares de la
semana pasada, como lo informó el Ministerio de Petróleo y Minería. Igualmente
grave es que los pronósticos de todos los expertos es que se va a prolongar esa
baja de precios.
Devastada la producción interna y
disminuidas sustancialmente las importaciones, son inevitables el
desabastecimiento y la escasez, que traen las consecuencias del racionamiento y
de las largas colas de compradores desesperados por adquirir los productos
básicos, aun cuando los precios de éstos sean los de la inflación más alta del
mundo.
¿Cuál es la solución? La venta de activos externos a descuento y
otras formas de remate del patrimonio de la nación, aparte de que tienen un
límite de agotamiento, sólo representan una provisión puntual y volátil de
divisas. La solución no puede ser otra que el cambio del modelo económico
fracasado que se ha venido aplicando a lo largo de más de tres lustros por uno
que apalanque una producción diversificada y no se aplacen más las medidas
dirigidas a rectificar las políticas cambiaria, monetaria y fiscal, que
actualmente se mueven entre el disparate y el delirio. De lo contrario, el
colapso no se hará esperar.
Maduro, con sus limitaciones, ¿se habrá
dado cuenta del laberinto en que se encuentra el país?.
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