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miércoles, 26 de agosto de 2015

"EL LABERINTO ECONÓMICO" Por Carlos Canache Mata


EL LABERINTO ECONÓMICO
Carlos Canache Mata

   La historia cobrará a los gobiernos de Chávez y Maduro que hayan interrumpido  el proceso de diversificación de  la economía venezolana que, para reducir su dependencia del petróleo, se había puesto en marcha durante le era democrática 1958-1998. Al asumir el chavismo el poder en 1999, el 70% del ingreso de divisas del país era de origen petrolero, el 30% restante provenía de las exportaciones no petroleras. Ahora, gracias al modelo económico que se ha venido aplicando durante casi 17 años, se ha dado el milagro al revés de que el 96% del ingreso de divisas es de origen petrolero, mientras que apenas el 4% de ese ingreso proviene de las exportaciones no petroleras.

   Esa situación de gran dependencia petrolera en que se encuentra la economía nacional ha sido causada por una gestión gubernamental que, en vez de auspiciar la producción interna, ha privilegiado las importaciones del exterior cuyo financiamiento ha sido facilitado por la abundancia de recursos que tuvimos durante la bonanza petrolera. La producción se ha venido a menos porque se ha atacado de mil maneras la inversión privada nacional  y no hay confianza, sobre todo por la inseguridad jurídica, para la inversión privada internacional. Como se tronchó la diversificación económica por el clima de hostilidad al capital privado, y la incompetencia y la corrupción han arruinado el sector público de las empresas básicas, es que estamos existencialmente colgados de la ubre petrolera.

   Mientras hubo precios petroleros altos, los problemas de oferta, derivados de un aparato productivo en crisis y en proceso de destrucción, no se dejaban sentir porque había divisas suficientes para hacer las importaciones requeridas para atender la demanda de los consumidores y de la materia prima e insumos de la economía sobreviviente. Pero la situación ha cambiado radicalmente desde fines del año pasado al retroceder los precios de alrededor de 100 dólares el barril de petróleo a los 39,62 dólares de la semana pasada, como lo informó el Ministerio de Petróleo y Minería. Igualmente grave es que los pronósticos de todos los expertos es que se va a prolongar esa baja de precios.

     Devastada la producción interna y disminuidas sustancialmente las importaciones, son inevitables el desabastecimiento y la escasez, que traen las consecuencias del racionamiento y de las largas colas de compradores desesperados por adquirir los productos básicos, aun cuando los precios de éstos sean los de la inflación más alta del mundo.

   ¿Cuál es la solución?  La venta de activos externos a descuento y otras formas de remate del patrimonio de la nación, aparte de que tienen un límite de agotamiento, sólo representan una provisión puntual y volátil de divisas. La solución no puede ser otra que el cambio del modelo económico fracasado que se ha venido aplicando a lo largo de más de tres lustros por uno que apalanque una producción diversificada y no se aplacen más las medidas dirigidas a rectificar las políticas cambiaria, monetaria y fiscal, que actualmente se mueven entre el disparate y el delirio. De lo contrario, el colapso no se hará esperar.


    Maduro, con sus limitaciones, ¿se habrá dado cuenta del laberinto en que se encuentra el país?.

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