"LOS
74 AÑOS DE AD"
por:
Carlos Canache Mata
El
socialismo marxista fracasó. Su inviabilidad se materializó con la implosión de
la Unión soviética y sus satélites a comienzos de la década de los años noventa
del siglo pasado. El socialismo maoísta de China inició un proceso de
transformación en 1977 con las reformas de Deng Xiaoping, que ha avanzado hacia
un régimen híbrido de base económica capitalista que mantiene su base política
antidemocrática y de partido único. Cuba es apenas una reliquia del viejo
dogmatismo marxista que también ahora tiene sus embelecos con el mercado y la
propiedad privada, que se acelerarán cuando ya no esté presente Fidel Castro.
El socialismo democrático o socialdemocracia
no se confunde con el socialismo marxista porque en lo político admite el
pluralismo ideológico y garantiza la libre actuación de los partidos y de las
diversas corrientes de opinión, y en lo económico sostiene que deben
concertarse las actuaciones del Estado y del mercado. En un proyecto de bases
ideológicas y programáticas de Acción Democrática que redactó en 1993 una
Comisión que yo presidí, designada por el CEN del partido, se sostiene que la economía
debe desarrollarse con tanto mercado como sea posible y tanta participación del
Estado como sea necesaria. El funcionamiento del mercado es compatible con las
funciones de supervisión, regulación, promoción, producción y planificación del Estado en el área
económica, sobre todo estratégica, y social. El Estado debe velar por el
mantenimiento de los equilibrios macroeconómicos que permitan a los distintos
agentes de la economía nacional y foráneos participar activamente en el proceso
económico.
Los postulados generales mencionados se
explicitan ampliamente en la Declaración de Frankfurt de 1951 y en la
Declaración de Principios de la Internacional Socialista aprobada en Estocolmo
en 1989.
Acción Democrática, que el próximo 13 de
septiembre celebra el 74 aniversario de su fundación (antes existía
clandestinamente con el nombre de Parido Democrático Nacional, PDN), es miembro
de esa Internacional socialdemócrata, la cual, como ella misma lo proclama, “no
es una organización centralizada, supranacional”, sino una asociación de
partidos independientes afines ideológicamente.
En nuestros país, unas hordas ignaras que no
saben nada de ideologías y doctrinas políticas se han agrupado en un partido
bajo el nombre de Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, que, como lo han
señalado muchos analistas políticos, con su vocación totalitaria, la
participación sobredimensionada y errática del Estado, la hostilización del
sector privado, el desprecio a las leyes de la economía y una corrupción
desenfrenada, han desacreditado la
palabra socialismo y lo que ella significa. Hasta Heinz Dieterich, el teórico
del llamado “socialismo del siglo XXI”, en un reciente artículo titulado “2015,
¿último año del gobierno chavista?”, reconoce que los que han venido ejerciendo
el poder en Venezuela han
“desprestigiado la alternativa del socialismo del siglo XXI”. La historia se
encargará de desenmascarar y poner en su puesto el fariseísmo ideológico de
quienes, además, ejercen el poder sin haberlo ganado limpiamente.
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