SOLIDARIDAD CON
CMR
Carlos Canache Mata
Debo confesar que me emocionó la serena
respuesta de César Miguel Rondón (CMR) al miserable comunicado emitido por
Conatel, es decir, por el gobierno, en el que se le agrede por su actuación en un programa radial donde
supuestamente “se realizaron graves ofensas a la figura presidencial, a la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana, y en general, a las instituciones de la
Nación”.
En ejercicio de su actividad periodística
profesional, a la que se dedica con brillo y prestancia, CMR entrevistó al
Alcalde de la ciudad de Cúcuta, Colombia, quien hizo consideraciones críticas a
las medidas adoptadas por el gobierno venezolano en la zona fronteriza con el
vecino país y a la forma como Nicolás Maduro ha manejado el conflicto. Conatel,
es decir, el gobierno, pretendía que CMR se pusiera a polemizar con el
entrevistado y rechazara sus afirmaciones y opiniones. Según informaciones que
han trascendido a algunos medios de comunicación, el régimen chavista estaría
presionando a los propietarios de la cadena radial “Unión Radio” para que
supriman el espacio del programa que, con el beneplácito de una vasta
audiencia, nos ha venido ofreciendo el destacado comunicador social.
Pero lo más perverso y despreciable del
ataque gubernamental a CMR es su caracterización xenofóbica como un “ciudadano
mexicano-venezolano”, creyendo que así lo ofendía y desmeritaba, y sin tomar en
cuenta que el artículo 32, numeral 2, de la Constitución, declara que son
venezolanos por nacimiento “toda persona nacida en territorio extranjero, hijo
o hija de padre venezolano por nacimiento y madre venezolana por nacimiento”.
CMR le salió al paso a lo que pretendía ser
una afrenta. Nos contó “una pequeña historia” que hace referencia a la lucha de
su padre, César Rondón Lovera, dirigente de Acción Democrática, contra la
dictadura perezjimenista, su prisión en la Penitenciaría de San Juan de los
Morros, su matrimonio en esa cárcel con otra luchadora democrática, Roselena
Tejeda, y el exilio a México el año 1951.
Es por estas circunstancias que CMR nace en
la ciudad de México, pero, a medida que su conciencia de niño iba creciendo, en
la casa transitoria iba haciendo el aprendizaje de que había una patria lejana
a la que se empezaba a amar. Es conmovedora su revelación de que “me llamaba
mucho la atención que la conversación recurrente en esa casa, llena de
exiliados políticos, era siempre Venezuela, Venezuela, Venezuela, Venezuela”.
Allá los encontré, a César y Roselena y sus
hijos pequeños, cuando en 1955 inicié el exilio mexicano. Por mi mente desfilan
ahora los recuerdos, no sin nostalgia, de aquel tiempo en el que se
pronunciaban discursos contra el dictador distante, se esperaban noticias de la
lucha que se libraba por el restablecimiento de la libertad y nos encontrábamos
a diario para el diálogo y la reflexión los desterrados de diversas militancias
políticas, todos alumbrados junto a la figura señera de Rómulo Gallegos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario