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jueves, 22 de octubre de 2015

EDITORIAL: SER VENEZOLANO ES UN CRIMEN (22/10/15)


EDITORIAL: SER VENEZOLANO ES UN CRIMEN >
No cabe duda que aquel que vemos como Estado venezolano: ni trabaja para los venezolanos; ni representa, ni cuida intereses venezolanos; ni cuida los derechos de los venezolanos. Para este “Estado”, controlado por el extranjero castro-madurismo, ser venezolano es un crimen de lesa patria y así todos quienes defendamos nuestros derechos constitucionales, nuestros intereses patrios y nuestro bienestar y progreso, tenemos y tendremos una acusación y sentencia por “terrorismo” y/o “traición a la patria”. En consecuencia, los corruptos, hampones y asesinos gozarán de privilegios estatales mientras sean defensores del régimen; y contrariamente, mientras sea disidente la pacífica, democrática, productora y trabajadora decencia de Venezuela, esta sufrirá la ausencia de un Estado para consecuentemente pasar hambre, miseria, cárcel, tortura y hasta muerte.
Este grupo castro-madurista considera un acto de independencia del “imperio” y defensor de la patria, el introducir oficiales y funcionarios castro-cubanos dentro del Estado para que sometan bajos su órdenes a funcionarios venezolanos. Igual el que se le entreguen masivas cantidades de dólares al régimen castro-cubano, así como el conceder leoninamente los derechos de explotación de los recursos del país a Cuba, China, Brasil, Rusia e Irán. Sin olvidar que igualmente hablamos de colocar los recursos militares y de seguridad pública en las manos de las FARC, el narcotráfico y el hampa organizada. Todo esto es “hacer patria” pero el pacífico acto verbal de delatar sus atropellos y crímenes en las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y cualquier medio de comunicación en otro país, es –para estos- TRAICIÓN A LA PATRIA.
El grupo que usurpa funciones estatales, correspondientes a aquellas personas que logran la legítima representación popular por limpia via electoral, al violar los preceptos constitucionales (incluyendo el forjamiento de resultados electorales), convierte al Estado venezolano en un constructo escenográfico que le sirve de escudo –temporal- ante el país y el mundo, para “oficialmente” cometer delitos y crímenes, tanto constitucionales, legales y de lesa humanidad.
Por lo tanto, al usar como escenografía al aparato judicial que presuntamente debe administrar imparcial justicia, ahora bajo el castro-madurismo este es el instrumento camuflajeado para ejercer el “terrorismo de estado” que tanto apabulla a la población venezolana desde darle poder estatal a criminales, el aniquilamiento de la seguridad pública, el acoso judicial a disidentes hasta el secuestro, vía “hampa común” o vía oficial, tal como lo sufren los disidentes Leopoldo López, Antonio Ledezma y tantos otros dirigentes o activistas del polo democrático venezolano, en las cárceles del estado.
La acusación de “traición a la patria” contra Lorenzo Mendoza y Ricardo Haussman –la última hasta ahora- es apenas una de las farsas escándalosas a las que rutinariamente acude el régimen castro-madurista (mal llamado, estado venezolano) para aterrorizar a todo aquel que quiera defender a Venezuela y a la democracia. La estrategia tiene costos para el régimen, pero entre este ser repudiado por la mayoría –como ya lo está- y aterrorizar a pacíficas voces disidentes (o venezolanas democráticas), optan por la última con el “beneficio” agregado que tal indignación o los escándalos en serie, ayudan a distraer la atención pública de las tragedias que el venezolano padece por culpa del mismo régimen.
Disfrazados de venezolanos, los castro-maduristas nos dejan en la nada. Saquean y destruyen todo. El venezolano no encuentra defensa en el Estado y muy al contrario ve con estupor como la impunidad se fortalece, porque parte de la criminalidad controla focos vitales de lo que debe ser la magna institución que nos debe proveer de seguridad y progreso. NO tenemos un Estado del venezolano y para el bienestar del venezolano. Ser venezolano, amar a Venezuela, su paz y su progreso, para este régimen extranjero, es un crimen que se debe castigar hasta con la cárcel o la muerte. Hemos retrocedido 200 años hasta los días en que la Corona Española consideraba un crimen ser venezolano. Lo peor es que los castro-chavistas nos llevaron hasta ese punto bajo el manto de Bolívar y todos los próceres de nuestra independencia. Goebbels estaría orgulloso de estos alumnos.
Desde 1999 hasta el presente 2015, el régimen cubano-castrista en Venezuela ha cumplido con éxito varios elementos básicos del “manual del invasor” y del “manual del dictador”. Los disfraces han sido muchos y muy efectivos.
Por el lado de Venus (lo creativo): para esconder la colonización y convertirnos en provincia castro-cubana, haciéndonos creer que estábamos en una revolución de independencia venezolana se utilizó la imagen del máximo héroe nacional: Simón Bolívar. ¿Quién nos independizó de una potencia extranjera, ahora es quien nos convierte en colonia de otra potencia extranjera? Con el melao bolivariano han lubricado cuanto sometimiento extranjero han podido. Con el melao bolivariano le han hecho creer a muchos venezolanos que los castro-chavistas son venezolanos. Ahora cuando ven el saqueo y la miseria muchos reconocen quien es amigo del venezolano y quien es enemigo del venezolano.
Por el lado de Marte (la guerra): el terror ha sido la emoción más trabajada con éxito por este régimen, seguido por la desesperanza y la inseguridad – algunos piensan que el odio entre clases ha sido sembrado con éxito, lo fue pero el fracaso del régimen se ha ocupado de unirnos otra vez y reiniciar nuestra típica convivencia con diferencias. El venezolano primero es alegre antes de ser rencoroso. Es la historia y eso no va a cambiar.
Aún existe un grupo significativo de venezolanos que por un lado exige soluciones “room service” y por otro lado, existe hasta quien –como “demócrata civilizado”- piensa que debemos dejar que el “estado” se ocupe de las soluciones porque estamos bajo un régimen venezolano con validez democrática. Hay algunos de estos que se visten de “oposición” pero por “clientelismo financiero” son agentes del castro-madurismo. La oposición venezolana intenta organizarse, pero hasta por egoísmos hay dirigentes de la MUD que conspiran en su contra. La gran realidad es que el AD de Betancourt brilla por su ausencia. Hay otro “AD”.
Difícil definir culpas del venezolano del presente, cuando parte importante de su ignorancia (comodidad y hasta indiferencia) proviene de una tradición estatal paternalista limosnera que nace en un sistema educativo que primero enseña obediencia antes de lógica y fortaleza personal. En toda nuestra historia nunca hubo métodos eficientes para formarnos como ciudadanos capaces de crear nuestro propio destino, antes de ser “fríos” memorizadores técnicos que se marginan de la realidad humana. Si alguien quiere hablar de excelente educación, primero que muestre al excelente país que fue construido por sus ciudadanos. Los “robots” no crean países y mucho menos democracias. Los "robots" sólo obedecen y tienen por excelencia el ser los obedientes más rápidos y eficientes.  
Igual ha sido este modelo educativo la base formadora del “Presidencialismo” mediático y mesiánico, este que siempre ha vivido de falsas soluciones “room service”, sobre un sistema estatal que anula a la ciudadanía, fomentado siervos (o habitantes pasivos) para sostener a la “monarquía” electoralista mediática. Por supuesto que en la pasividad de la ciudadanía está la impunidad para robar y destrozar la república con impunidad. Para los dirigentes de grupos electoralistas la democracia solo les conviene en épocas electorales. Por lo demás, estorba.  
Los castro-cubanos han aprovechado las fallas del pasado democrático para instaurar su invasión y su dictadura. La inmensa mayoría de los venezolanos hemos sido culpables de esta invasión al haber sido y aún ser simples habitantes "robots" de un espacio geográfico y no ciudadanos defensores de su democracia y su patria. Unos se mudan a otros países para sufrir la distancia; algunos de estos expatriados traducen su dolor exigiendo soluciones “room service” que emiten desde sus muy cómodos “palcos”. Otros viven en el país, sufriendo las severas limitaciones de la cercanía – incluyendo a traidores comprados por los invasores.
Más del 80% de los venezolanos pedimos cambios, el problema surge cuando esa palabra cae en un limbo de ilusiones que no logra reconocer realidades y se autodestruye por la ignorancia y los caprichos de cada personalidad.
Necesitamos un cambio de estructura y sistema de gobierno, de sistema educativo, de sistema económico y sobre todo, el mayor cambio necesario es el del venezolano para que deje de pedir soluciones “room service”. La solución no es de otro.





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