LA PDVSA DE CHÁVEZ-RAMÍREZ
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 165)
Octavio Lepage
Hace dos o
tres años, la revista Forbes, que acostumbra hacerle seguimiento a las grandes
fortunas internacionales, incluyó a Rafael Ramírez entre los 500 más ricos del
mundo. Tal información, que ha debido tener fuerte repercusión en Venezuela,
pasó desapercibida.
En el
círculo íntimo de Rafael Ramírez se recuerda su inclinación a decir que él
había nacido para ser multimillonario, a semejanza –decía– de otros que nacen
para ser novelistas famosos, aplaudidos directores de orquesta, peloteros
consagrados. Lo malo es que ha llegado a ser multimillonario esquilmando a
PDVSA, nuestra gallina de los huevos de oro.
Ramírez no
sabía nada de petróleo. Sin embargo, pasando por encima de expertos consagrados
en la materia, Chávez lo designó presidente de PDVSA. Se reveló experto
masajista de egos hipertrofiados. Para responder a quienes criticaban la
“politización” de PDVSA, con ardor oratorio, en 2006, proclamó con altanería
que PDVSA es “roja rojita”. Aquello cautivó a Chávez; y para que su dominio
sobre el área petrolera fuera total, lo nombró también Ministro de Minas y
Petróleo.
Chávez
impuso la modalidad inconstitucional de incluir en el presupuesto anual
solamente un porcentaje (entre 50% y 60%) de los ingresos provenientes del
petróleo. El resto iba a un fondo especial (Fonden), manejado discrecionalmente
por él y Rafael Ramírez. Como Chávez consagraba su tiempo a modelarse y
proyectarse como líder continental y mundial, sucedió lo previsible: Ramírez
manejaba esos recursos cuantiosísimos a su real saber y entender. Zamuro
cuidando carne.
Recientemente
un reportaje con firmas responsables, aparecido en el conocido e influyente
diario norteamericano The Wall Street Journal, hace revelaciones escandalosas
sobre Ramírez y sus manejos turbios al frente de PDVSA. Menciona que por el
Banco de Andorra, el minúsculo principado en Los Pirineos, pasaron 4.000
millones de dólares de procedencia venezolana, concretamente de PDVSA, según lo
revelado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Si se
quiere, esto es una menudencia. Un venezolano de nombre Francisco Illaramendi,
de la íntima confianza de Ramírez, sustrajo 500 millones de dólares del fondo
de prestaciones de los trabajadores de PDVSA. Illaramendi está preso en Estados
Unidos por esa razón; en Venezuela los gerentes de esa empresa no se sintieron
obligados siquiera a dar explicaciones. Por lo demás, hay una verdadera
promoción de multimillonarios que
ejercieron cargos directivos en Citgo. Y Rafael Ramírez muy campante. Se siente
a salvo de cualquier investigación, protegido como está por la inmunidad
diplomática en su condición de Embajador de Venezuela en las Naciones Unidas.
Caracas, 27
de Octubre del 2015
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