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lunes, 9 de febrero de 2015

"El problema de tener muchos caminos es que podría perderse la ruta " Por Armando Martini Pietri

Armando Martini Pietri: El problema de tener muchos caminos es que podría perderse la ruta



Esta es la gran pregunta que se vienen haciendo muchísimos venezolanos de todos los sectores -sin excepción-, desde los más hasta los menos radicales, conservadores y liberales. De izquierda, de derecha, moderados y de centro

Hagamos un sencillo ejercicio para describir, de manera sincera y sin entrar en profundidades, los diferentes escenarios y posibilidades que tenemos de salir de esta angustia de todos los días que vivimos todos, independientemente de dónde estemos ubicados, con el oficialismo y el PSUV, con la oposición en general, con la MUD o con ninguno de los nombrados, que es la posición que crece y se impone.

La negación invariable y obstinada de quienes tienen la responsabilidad de gobernar y resolver los problemas que sufre el país y sus ciudadanos es enfermiza. La intolerancia ante la crítica racional chavista, ciudadana y no chavista con la clara y peligrosa tendencia a la represión de la protesta combinada con la imposición de medidas contrarias al criterio y juicio popular, son un cóctel que compromete seriamente el camino de la paz  y podría conducir por el camino de la violencia que la gran mayoría -más del 80% según los estudios- rechaza.

En ese panorama, ¿cuáles son las opciones que tenemos a corto, mediano y largo plazo? ¿Hacia dónde iremos los venezolanos? Sin tomar partido, pensamos podría ser uno de los siguientes.

Elecciones Presidenciales: para los más conservadores de ambos bandos en pugna es la correcta y sería –sin duda- la más conveniente. Pero habrá que esperar  al  2019, lo cual lleva a la pregunta difícil: ¿es sostenible y viable esperar con la crisis social, económica y política que existe actualmente en el país? ¿Se podrá llegar? Y ¿a qué costo?

Referéndum Revocatorio: previsto en la constitución; para algunos  es muy difícil, hay que recoger firmas y sacar más votos de los que obtuvo en la elección inmediatamente anterior, a quien se pretende revocar. Obviamente el oficialismo impondrá condiciones duras y difíciles de vencer, y en caso de convocarse, se impondrán –como ya es habitual con los poderes públicos controlados por el chavismo- otras condiciones sobrevenidas para entorpecer más aun la realización del referéndum.

Elecciones de Gobiernos Locales: también predichas constitucionalmente se realizarán en 2017 y, en opinión de  muchos, son las que menos complicaciones tienen, ya que tanto la oposición como el oficialismo las reconocen como buenas y transparentes y no cuestionan sus resultados. Aún así, son muchos los ciudadanos que desconfían de la pureza del Poder Electoral, y además persiste el instinto presidencialista que disminuye el compromiso con lo regional, lo cual lleva, entre otras consecuencias, a una alta inhibición del ciudadano, problema que suele complicar las cosas y conducir a engañosas abstenciones.


Elecciones Parlamentarias: las tenemos a la vuelta de la esquina, pero que a estas alturas no haya convocatoria oficial, tiene nerviosos a muchos. La ley prevé que deben realizarse en algún momento del segundo semestre de 2015. Hay muchas interrogantes sobre el CNE, su nitidez y los cambios -a conveniencia de una de las partes- en las circunscripciones electorales. Además, en estos momentos tema esencial, la inquietud de electores de parte y parte sobre cómo se elegirán sus representantes, si en primarias o impuestos en acuerdos cogolléricos y soterrados. Ambos bandos por una u otra razón están reticentes a reconocer los derechos ciudadanos y sus electores los castigarán con la siempre riesgosa abstención en el evento electoral; pero no serían sorpresas, eso ya lo calculan y evalúan en las diferentes estrategias electorales.  

Renuncia Presidencial: que se produzca es muy difícil –pero no imposible; nadie renuncia al poder porque se le solicite, hay que obligarlo y eso parece inviable. La renuncia es un acto personalísimo. Ya el presidente Maduro en un discurso reciente expresó –palabras más palabras menos- que “aquí hay Maduro para rato, estoy como un toro”. Parece que ni ve ni escucha al país y cree que los toros son por siempre toros. Ese auto convicción descarta de plano la tesis que ha rodado por allí, de renuncia por enfermedad o cualquier otra razón.

Auto Golpe: no previsto en la Constitución y sólo posible por el oficialismo  en conjunto con los militares y civiles afectos al proceso. Tiene muchos detractores que opinan que sería violar el legado del Presidente Chávez y traicionarlo. Otros por el contrario, piensan que sería rescatarlo. Además no contaría con la aprobación ni aval de los partidos de oposición al gobierno que reaccionarían en contra -entre otras razones- porque quedarían sin los privilegios “conquistados” según ellos. Sería en cualquier caso un evento confuso, oscuro, de difícil determinación.

Golpe de Estado: tampoco contemplada por la Constitución,  en la actualidad no parece viable a pesar de los deseos de muchos –según se desprende de conversaciones en bares y cantinas-. El gobierno y la oposición conjuntamente se opondrían porque entre otras cosas, ambos perderían prerrogativas y estarían fuera de toda actuación política y de relevancia. Eso, aparte de la experiencia coincidente de que no hay ni un solo golpe de estado que haya mejorado nada, al contrario y con sangre, abusos y sufrimiento.

Rectificación del Gobierno: renovando el gobierno destituyendo al gabinete -al menos  el económico; reorientar la política de entrega de divisas con cambio único que permita la transparencia necesaria para evitar el robo descomunal de nuestras divisas y se sincere el valor de la moneda, incentivando la producción nacional del estado, privada y comunal. Determinando reglas claras que permitan la confianza necesaria a los inversionistas. Lamentable todo esto es muy poco probable no solo por razones dogmáticas sino porque están convencidos –al menos así lo quieren demostrar- que lo están haciendo muy bien y que al final el éxito les sonreirá. La esperanza, ya se sabe, es lo último que se pierde, y cuando se pierde es sin remedio.

Gobierno de Concertación Nacional: posibilidad de la que todos hablan y ninguno propicia con sinceridad; no está en la constitución ni en las leyes sino en el sentido común, es la rectificación de las políticas económicas y en general de todas las políticas públicas en las que sea posible rectificar, incluyendo actitudes y alardes de la oposición. La crisis es de tal magnitud que se debe conformar -sin abdicar en los ideales- un gobierno donde los más insignes pensadores y expertos en las diferentes áreas es decir, un equipo multidisciplinario que permita salir de esta angustia que vive el venezolano común.  Parte de la responsabilidad del desastre es precisamente la falta de voluntad de parte y parte de entenderse en beneficio de los ciudadanos. Ni chavismo ni oposición han terminado de comprender que si los ciudadanos militantes y no militantes se sienten beneficiados, los dos grupos en ya demasiada larga discusión serán también respaldados.

Concertación sólo de los más fuertes: se susurra por ahí la posibilidad de un Gobierno ¿de unidad? entre el Psuv por el lado chavista y dos o tres partidos por el lado opositor, quizás Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, el partido de Henry Falcón y alguno más. En abstracto, suena lógico. En la práctica convertiría de inmediato a Voluntad Popular, movimiento de María Corina Machado y ABP de Antonio Ledezma en líderes absolutos de la oposición. Los partidos menores tendrían que aliarse entre sí y establecer una especie de MUD II. Los que se queden por su cuenta terminarían esfumándose. El principal problema para que se de esta concertación de los fuertes seria el programa de gobierno, socialdemócrata comunista, una especie de pastel mitad chocolate con vainilla, mitad tortilla española. Suena difícil, y hasta utópico. Pero quien sabe podría gustar a mucho.

Insurgencia Popular: la opción que muchos esperan como el depredador que espera con paciencia que el más débil se separe del rebaño. La crisis social, económica y política actual parece pronosticarla y los vivarachos con ansias de poder esperan pacientes para usurpar y usufructuar el poder. Esta tesis –entre otros- la esgrimen los fracasados de los últimos años y que están conscientes de que perdieron el respaldo y la confianza de la población. Sin embargo, la tolerancia - como sabemos- tiene límites. Por ello, hay que tener cuidado con la furia de un pueblo paciente.

Seguro existen otros muchos posibles y no vamos a pronunciarnos por ninguno de ellos –no nos corresponde y seria de mal gusto y mala educación- sólo dejaremos esta síntesis de posibles escenarios y que cada lector se identifique con cualquiera de ellos. Y como todo en la vida una vez  tomada la decisión y evaluados los riesgos, ventajas y desventajas, se debe estar conscientes de todas las consecuencias, las más y las menos graves, y asumirlas con convicción, madurez y valentía. Lo que no puede ningún venezolano en las circunstancias actuales, es ser indiferente.


@ArmandoMartini



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