EMPRESARIOS, ¡TEMBLAD!
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 113)
Maduro
continúa cabalgando sobre sus estrategias distraccionistas. El primer plano lo
ha ocupado hasta ahora la llamada “guerra económica”. La inflación brutal,
aniquiladora del nivel y calidad de vida, al igual que la escasez y el
desabastecimiento –según él– serían consecuencia de esa guerra imaginaria.
Antes que
generalizar, más ilustrativo es señalar ejemplos concretos, reveladores de las
causas reales de nuestros gravísimos problemas económicos.
Después de
años trabajando a pérdida como empresa del estado, SIDOR fue privatizada. La
compró un consorcio argentino, no gringo. No tardó mucho en estabilizarse hasta
cubrir la demanda nacional de cabillas, con excedente para la exportación. En
unos de sus delirios –“¡EXPRÓPIESE, EXPRÓPIESE!”– Chávez la nacionalizó
nuevamente. Hoy SIDOR sobrevive por el financiamiento del Estado, con una
producción mínima que no cubre la demanda nacional de cabillas, con efectos
brutales en la industria de la construcción.
Algo
parecido sucedió con el cemento. Tres empresas multinacionales –ninguna de
ellas gringa– cubrían el consumo nacional de cemento, con excedentes para
exportar. En otro trance, Chávez ordenó su nacionalización. Hoy la producción
de cemento no cubre el consumo nacional y hay que importar cemento pagando, por
supuesto, con dólares.
En los
últimos años el Ministerio de Agricultura y Cría (MAC) había degenerado en un
reparto burocrático que consumía en sueldos y salarios la totalidad de su
presupuesto; y los productores agropecuarios quedaron en el desamparo. Un grupo
de emprendedores, ligados al sector, crearon Agroisleña, que llenó plenamente
el vacío dejado por el MAC. Agroisleña funcionaba a maravillas. Eso no le gustó
a Chávez y la confiscó. Desasistidos de ayuda financiera y técnica, los
productores agropecuarios, con escasas excepciones, abandonaron el campo. Hoy
tenemos que importar todo lo que antes producíamos en materia de alimentos,
pagando, por supuesto, con dólares.
Estos son
apenas tres ejemplos ilustrativos. Son muchas las ciudades, antes sede de zonas
industriales florecientes, convertidas hoy en cementerios de industrias.
Como
insistentemente vienen señalando los más competentes economistas, y como lo
enseña también la experiencia práctica, para superar la situación económica
actual tan comprometida es indispensable estimular la inversión privada. El
gobierno está haciendo exactamente lo contrario. En la Guerra Federal, para
inflamar el ánimo de los combatientes, se hizo popular aquella estrofa:
“Oligarcas, ¡temblad! ¡Viva la libertad!”. El canto de batalla de los
combatientes chavistas y maduristas es: Empresarios, ¡temblad, Viva Cuba!
Caracas, 20
de Febrero del 2015
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