"NO SON ROBOS, ES
UN SAQUEO"
Carlos Canache Mata
En Venezuela, la corrupción administrativa
tiene abolengo. El ancestro más lejano se remonta a los gobernadores y
capitanes generales de la colonia que,
al término de su gestión, tenían que someterse a los juicios de residencia.
Durante la República, como señaló Rómulo
Betancourt, “el nepotismo de los Monagas inició el sistema en que el peculio
privado del ´Jefe´ y de sus áulicos, y
la Hacienda Pública, fueron una sola y misma cosa”. Ramón Díaz Sánchez,
refiriéndose a Guzmán Blanco y sus gobiernos, dice que “comercia con los
empréstitos, con los bienes de la Universidad, con la moneda, con los
alimentos, con los ornamentos de las iglesias, con las raciones de las tropas, con
las aduanas, con la navegación, con la deuda pública, con el crédito exterior”.
La corrupción continúa con Cipriano Castro y Gómez, calculándose que el último,
según el historiador Salcedo Bastardo, dejó una herencia cercana a los 200
millones de bolívares, una cantidad superior al monto de 164 millones del
último Presupuesto Nacional (1935-1936) de
su mando. Pérez Jiménez estuvo preso en la Penitenciaría General de San
Juan de los Morros, entre agosto de 1963
y noviembre de 1968, por el delito de “lucro continuado” en el ejercicio de la
presidencia de la República.
El rápido rastreo de la corrupción del
pasado lleva a la conclusión de que, a diferencia de lo ocurrido en los
gobiernos del chavismo, se trataba de
responsabilidades individuales más que de una política de Estado. Antes habían
robos, ahora lo que hay es un saqueo de las finanzas públicas. El eje central
de la gigantesca corrupción existente es el control de cambios impuesto desde
el 2013 que mantiene enormes diferencias entre los cuatro tipos de cambio, tres
oficiales y el paralelo, que operan en el mercado. Es por allí que se drena el
mayor volumen de la corrupción del régimen actual en asignaciones de divisas a
empresas de maletín (¿recuerdan los más de 20.000 millones de dólares del
Sitme, denunciados por Giordani y otros
voceros gubernamentales?), sobrefacturaciones , importaciones que no se hacen o
se hacen a medias, etc, a lo que se
suman las comisiones por contratos otorgados sin licitación o por cualquier
otra actividad relacionada con el Estado. Los grandes beneficiarios de ese
fraude a la nación son funcionarios y amigos del régimen que han depositado los dólares así obtenidos
en las cuentas abiertas en el Banco Privado de Andorra y sus filiales, en el
HSBC y sus filiales, en la banca suiza, y en muchos paraísos fiscales, como lo
informan a diario los prontuarios transmitidos por las agencias noticiosas
internacionales.
Porque no se quiere renunciar a esas
descomunales “ganancias” es que no se ordena el desmontaje, ni siquiera
progresivo, del control de cambios. Como afirmó en un reciente foro el director
de Ecoanalítica, el economista Asdrúbal
Oliveros, “Maduro tiene una posición muy frágil y no quiere entrar en conflicto
con los que manejan las divisas de la renta petrolera”.
Esa es la verdad, aunque los rapsodas del
chavismo den otras explicaciones.
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