¡ QUÉ PAPELÓN !
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 121)
Octavio Lepage
Hasta
aquellos que le adversamos por su pésimo desempeño al frente del gobierno,
sentimos pena ajena contemplando su presencia marginal en la Cumbre de Panamá.
Su participación en ese encuentro continental de jefes de estado y de gobierno
pasó casi inadvertida.
Como se
recordará, el presidente Obama tomó la decisión soberana de suspenderle la visa
a funcionarios venezolanos incursos en reiteradas violaciones de los Derechos
Humanos, y les congeló sus cuentas bancarias en bancos norteamericanos. Para
aplicar tales medidas el presidente utilizó un mecanismo administrativo poco
usual, la Orden Ejecutiva (Executive Order), en la que se declaraba a Venezuela
como amenaza contra la seguridad nacional de Estados Unidos.
Esta
declaración inamistosa justificaba una reacción fuerte de protesta por parte
del gobierno venezolano, y el reclamo de explicaciones por vía diplomática como
se acostumbra, ya que la belicosidad internacional es cosa del pasado. De haber
utilizado Maduro este mecanismo civilizado, habría logrado una rápida
explicación satisfactoria. Efectivamente, el gobierno norteamericano aclaró que
había exagerado y que Venezuela no representa una amenaza a la seguridad de
Estados Unidos.
Evidentemente
a Maduro no le interesaba la aclaratoria. Su interés político era utilizar ese
mal entendido para desplegar su anacrónico lenguaje antiimperialista; y al
mismo tiempo, como campaña distraccionista de la ruinosa crisis que nos afecta
por el equivocado desempeño del inepto y corrupto gobierno que hemos tenido
durante los últimos 15 años. El desfile militar con la exhibición del armamento
obsoleto que el presidente Putin logró venderle a precio de oro al difunto
Chávez, fue parte del show.
Maduro anunció
que recogería millones de firmas para avalar la solicitud de anulación de la
cláusula discriminatoria. Gastó un dineral en esa recolección de firmas, dinero
perdido puesto que ni siquiera llevó a Panamá los millones de firmas que según
él se habían recolectado.
Su discurso
en la cumbre fue deplorable, inconexo y con un lenguaje en desuso. Fue visible
su desesperación por entrevistarse con Obama, y tuvo que conformarse con un
apresurado apretón de manos cuando Obama caminaba por los pasillos del edificio
sede de la Cumbre. Sus amigos del alma, Daniel Ortega, Rafael Correa, Evo
Morales y Cristina Kirchner, se conformaron con protestar por la declaración
discriminatoria contra Venezuela. Nada más. Ni siquiera se les vió platicando
en los pasillos.
Como evidencia
de que sigue estando en el pasado, Maduro inició su visita a Panamá visitando
el barrio Chorrillos, escenario sangriento de la operación militar
norteamericana para capturar al dictador panameño, el General Noriega. Los
panameños de hoy no deben agradecerle a Maduro ese mal recuerdo.
Caracas, 13
de Abril del 2015
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