“CRISIS HUMANITARIA”
Por Carlos Canache Mata
La crisis ha devenido en tragedia. La grave
escasez de alimentos y medicinas ha traído hambre y muertes que se podían
evitar. Repican las campanas de la alarma nacional e internacional. Lo que
vivimos los venezolanos es “una catástrofe épica”, ha dicho la Directora para
las Américas de Amnistía Internacional.
Según la Fundación Bengoa, el 87% de los
hogares del país no tiene ingresos suficientes para adquirir los alimentos de
la dieta diaria, cuyos precios ascienden vertiginosamente. La gente madruga
para ingresar a colas interminables a las puertas de mercados y abastos con la
ilusión de conseguir, a pesar de la venta racionada, algunos productos básicos
para la manutención. El desabastecimiento se ha acentuado con la ocurrencia
gubernamental de los Clap (Comités Locales de Abastecimiento y Producción),
nuevo sistema de distribución de los alimentos de precios regulados,
implementado por los Consejos Comunales y activistas del PSUV que reparten
bolsas de comida a hogares previamente censados. Más del 70% de los alimentos
se desvía del sistema de abastecimiento tradicional hacia los Clap, instrumentos
que se prestan para la discriminación política y la corrupción. En todo el
país, el hambre está provocando protestas (fueron 2.779 en los cinco primeros
meses de 2016, ha informado el Observatorio Venezolano de Conflictividad
Social), saqueos e intentos de saqueo (254 en lo que va de año, según la misma
fuente anterior), búsqueda de alimentos abandonados en depósitos de basura,
pero, sobre todo, está provocando consecuencias nutricionales y biológicas
deplorables en niños y adultos.
El 26 de enero de este año, la Asamblea
Nacional aprobó un Acuerdo declarando la crisis humanitaria en el área de la
salud al evidenciar la severa escasez de medicamentos (90% de los que se
consideran esenciales), de insumos médicos en general y deterioro de la
infraestructura hospitalaria y asistencial del sector público. Un informe de
Médicos por la Salud sobre 130 hospitales públicos reveló que tenían un 61% de
fallas de material médico-quirúrgico, el 44% de los quirófanos estaban
inoperativos y el 86% carecía de Rayos X. Los medios de comunicación reportan
fallecimientos de pacientes con enfermedades crónicas y agudas por falta de los
fármacos requeridos. Y ante el terrible drama, el gobierno no permite el acceso
al país de toneladas de medicinas ofrecidas en donación por la Organización
Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y países amigos
del continente y de Europa. Se rechaza la ayuda humanitaria, que se canalizaría
a través de diversos mecanismos de cooperación internacional, porque se cree
que al recibirla se perjudicaría la imagen exterior del régimen.
Las protestas no se han convertido en una
rebelión popular porque hay la esperanza del referendo revocatorio. Para presionar
que éste sea este año, sugiero a la MUD que se añada a su agenda de actividades
la convocatoria, dos o tres veces a la semana y en día y hora previamente anunciados,
de un gran cornetazo nacional durante 1 minuto que realizarían al unísono los
conductores de vehículos en todo el país. Impresionaría.
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