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domingo, 5 de junio de 2016

“El desgeneral en su laberinto.” Por Silvia E. Rodríguez Schwartz.


“El desgeneral en su laberinto” 
Por Silvia E. Rodríguez Schwartz.


Las respuestas de Nicolás y su combo frente a los intentos de justicia pasaron de ser cómicas, a ridículas y suicidas:
“maniobra contra el revocatorio”,  “rebelión frente a las amenazas internacionales” -porque rebelar al pueblo es añadirle más paz a Venezuela, su tan manida “paz”- “demanda a la Asamblea Nacional…” Frente a la activación de la carta democrática: “métanse esa carta por donde les quepa…” más lo que dijo la canciller, que no pienso repetir…

Cada paso que se da a favor de sanar a Venezuela, o al menos sacarla del desastre provocado por el difunto, por los crédulos del difunto, por su grupete, por su escogido, por su otro grupete, desespera tanto a las mentes inválidas, que no encuentran diccionario para nuevos gritos de defensa y de ofensa, todos los días incorporan frases nuevas en el diccionario de la real tragedia.

Ofrezco disculpas de antemano si alguien se sintiese por mi analogía a continuación.  Con el permiso de nuestro General, Simón Bolívar, y con el de Gabriel García Márquez, este último, independientemente de sus inclinaciones políticas, sin miopía, evoco su genio.  
“El General en su Laberinto”, con ingentes diferencias, relata la vida del héroe: Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar Ponte y Palacios Blanco, quien no solo fue una figura destacada de nuestra emancipación, un gestor, contribuyente  y actor protagonista de la independencia de seis de nuestros países y muchísimo más, que dejó un legado -no de cartón, como el que dicen que dejó el difunto-, un legado edificante en muchos países latinoamericanos y en el mundo, sino  además fue un procurador ante la corte española para solicitar mejoras, privilegios y bienestar para Venezuela.  Simón Bolívar es y será uno de nuestros redentores, y verdadero insigne, uno de los generales más grandes por siempre. Un ser genuinamente lleno de brío, inspiración a la lucha, capacidad de respuesta, coraje, bondad, amor hacia su gente, hacia la naturaleza, hacia el bien. ¡Por Dios! ¡indudable la rectitud del Libertador!

Sin embargo también la obra relata el lado gris, de desengaños, de defectos y de delirio del General Simón Bolívar, irónicamente usado y manido por el degenerado general.
Es inevitable la asociación, por varias razones:

por su autocreado laberinto:  “Del latín labyrinthus, y este del griego λαβύρινθος labýrinthos.
1. m. Lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a quien se adentre en él, de modo que no pueda acertar con la salida.
2. m. Cosa confusa y enredada.
Diccionario de la lengua española. Real Academia Española.

Igualmente, hay una evocación inmediata cuando uno lee y relee:  

“…tenía los huesos desordenados por la decrepitud prematura, todo él se veía tan desmerecido que no parecía capaz de perdurar (…)”

“Lo acusaban de querer la presidencia vitalicia”,  “no le gustaba perder, era muy obstinado..”

 “--Carajos--, suspiró. -- !Cómo voy a salir de este laberinto !--”

…y muchos otros fragmentos, que transportan y conducen a la oscuridad del deterioro, a la demencia de los excesos de poder.  

Desde sus infaustos comienzos, y hasta hoy, este gobierno, buscando desesperadamente etiquetas, nombres, marcas y trayectorias reconocidas y exitosas, de gente que sí trabajó y sudó y buscó el bien común, intenta que socorran con sus nombres y hazañas la sordidez de sus movimientos, deciden apropiarse, robar, insultar a la invaluable gesta, denominando a todo “bolivariano”, porque sí, porque nacimos ayer y los patriotas son ellos, no nosotros, ellos, que se juegan el todo por el todo por esgrimir a Bolívar en sus deshechos (no hechos), y el que se lo crea pierde…o más bien, sigue perdiendo.


“Le roi est mort, vive le roi.” “El rey ha muerto, viva el rey”
Se pronuncia tradicionalmente ante el público que se reúne en cada ciudad y pueblo ante la noticia de la muerte de un rey, como ante la del General Bolívar.

"A rey muerto, rey puesto" la frase es así, no puedo evitar lo de rey. Se pronuncia y se pronunciará, tradicionalmente ante quien no cuide su posición con responsabilidad, honestidad, justicia y piedad, pues no faltará quien lo reemplace.



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