“EL CARDENAL PORRAS”
Por Carlos Canache
Mata
Todos los venezolanos, creyentes y no creyentes, recibimos con gran
regocijo y orgullo nacional el anuncio que hizo el papa Francisco el pasado 9
de octubre de nombrar como nuevo cardenal de la Iglesia Católica al arzobispo
de la Arquidiócesis de Mérida, Baltazar Porras. Su consagración cardenalicia se
realizó en el consistorio celebrado el 19 de noviembre en la Basílica de San
Pedro del Vaticano. Tendrá derecho al voto en los cónclaves en que participe
para elegir nuevo pontífice.
El ahora cardenal Porras transitó su actuación sacerdotal con la
entereza y rectitud que caracterizaron al prelado Rafael Arias Blanco,
arzobispo de Caracas, quien en su carta pastoral del 1º de mayo de 1957 rechazó
las arbitrariedades y las lamentables condiciones de los trabajadores
venezolanos durante la dictadura de Pérez Jiménez, lo que aceleró la caída de
ésta el 23 de enero de 1958.
El cardenal Porras, al ser ungido con la nueva investidura por el papa
Francisco, declaró valiente y certeramente a los medios de comunicación que “en
Venezuela vivimos con una gran angustia porque a pesar de ser un país rico, el
que se ha hecho rico es el gobierno” y que “la tentación del totalitarismo de
querer tenerlo y dominarlo absolutamente todo, lo que genera es una mayor
corrupción y un mayor abuso de poder porque no hay una separación de poderes
que genere un equilibrio en la sociedad y en función de las necesidades de la
gente, pero sí de los que están en el poder”.
Ratificaba así su posición crítica indoblegable mantenida frente al
régimen presidido por Chávez, y desde el año 2013 por Maduro. Cuando la
insurrección popular-militar del 11 de
abril de 2002 derrocó por pocas horas al presidente Chávez, que,
asustado, imploró la ayuda del entonces monseñor Porras, éste, más allá de las
diferencias, cumplió con su obligación cristiana protegiéndole la vida y
enjugándole las lágrimas del llanto.
En uno de sus recientes artículos semanales, poco antes del cardenalato,
Baltazar Porras condenó la represión gubernamental que aumenta a diario, el
comportamiento del CNE que calificó de obsceno, la actuación de los colectivos
armados que gozan de impunidad, el desconocimiento de la voluntad popular
expresada en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015
“aprovechándose de la complacencia cómplice del resto de los poderes públicos”,
el estado de postración del servicio de salud pública, y la publicidad y
propaganda gubernamentales que mienten y criminalizan a los venezolanos que
adversan al oficialismo.
Observó que “se está llamando al diálogo mientras el discurso de los
voceros del Gobierno sigue siendo incendiario, descalificador y acompañado de
un ´no volverán´ con el cual quieren decir que no hay espacio para nadie más”.
Nos sentimos honrados los que hemos tenido oportunidad de hablar con él.
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