“En el hoy y el ahora: liderazgo
incluyente”
Por Carlota Salazar Calderón
Una de las características de la
política venezolana ha sido la exclusión.
Venezuela nace como República con una sociedad dividida, sin republicanos y sin
orden social, dejando de lado a la poca y deprimente cultura española. Ese
parto, creó una elite conservadora palaciega que se disputó el poder entre
guerras, guerrillas y asaltos con los liberales, unos excluían a los otros.
Luego, una cruel dictadura pacifica el país
exterminando a todo lo que oliera a pensamiento crítico de derechos. La
democracia quedó encapsulado en los cogollos de los partidos políticos, y la
sociedad lejana de todo lo que acontecía. Ahora en tiempos de revolución – o
involución - el chavismo excluye a
todo el que no esté con ellos.
Nuestro modelaje político ha respondido a la
figura del caudillo “incondicional o enemigo”, excluyendo a todo aquel que no
piense igual. Y así todos: Tirios y troyanos, adecos, copeyanos, justicieros,
voluntad popular, chavistas… se comportan igual. Cobra la necesidad de cambiar
esa forma de hace política.
Para
comenzar aplicar la “Realpolitik”, término acuñado por el legendario canciller
Otto von Bismark, fundador del moderno estado alemán. Quien buscaba el
equilibrio entre los imperios evitando nuevas guerras. Entendiendo la política
en el peso y contrapeso, como una práctica que tiene lugar en el plano de la
realidad concreta de acuerdo a la dimensión exacta de las diferencias entre
fuerzas antagónicas en el marco de la lucha por el poder. Carl Schmitt, trabajó
el pensamiento bismakiano, ubicando a la política en la realidad concreta, en
la dimensión de los intereses de cada grupo. El hoy, no el ayer, es el tiempo
de la política (Femando Mieres).
Atender
a la realidad venezolana, pasa por asimilar la dimensión de la crisis política,
económica y social, generada por un gobierno no respeta nada, ni a nadie. Ni
institucionalidad, ni sociedad y mucho menos los derechos individuales. Que además tiene capacidad de maniobra y
manipulación y está trabajando sin descanso para oxigenarse. Por ello el
dialogo, la presencia en las comunidades, las ayudas… Por lo tanto, para evitar
que este gobierno se perpetúe el poder y continúe deprimiendo la vida de los
venezolanos, es necesario que las fuerzas que se oponen se unan, espacio donde
no puede haber exclusión. La unidad es
garantía de triunfo si tiene sentido teleológico (ideológico y programático).
Por lo tanto, cualquier proyecto personal es, en este momento, subalterno.
La
sociedad venezolana le ha dado una lección de real “politik” a su dirigencia,
al asumir con mucha madurez política la unidad, representada en la MUD, para
ganar tenemos que estar unidos, lo demás es chavismo.
Esa
dirigencia política debe dar correcta lectura de ese gesto de confianza, en su
justa dimensión con: humildad, desprendimiento y respeto por los demás sectores.
Y no que prevalidos de que la gente vota por la MUD los partidos del G4, G5 o
G9 le apliquen un reglamento vetusto a los “minoritarios”, para excluirlos de
la toma de decisiones, como han hecho hasta ahora, como tampoco es hora de que
los “minoritarios” le den una patada a la MUD y quieran ¡crear otra unidad! Cada
crisis partea sus líderes.
Estos
son tiempos para un liderazgo incluyente
que busque acercamientos, puntos de encuentro ¿qué se han cometido errores? Sí –
medias verdades, mentiras, secretismo, intereses personales, hasta económicos y
eso todo el mundo lo sabe - pero ¿se deben seguir cometiendo? No. Es hora de dejar
la política de micrófono entre sectores opositores. Es hora dialogo con el
gobierno o con el diablo si es necesario, pero también de incluir a lo interno.
Carlota Salazar Calderón
Correo:
carlotasc@gmail.com
Twitter: @calotasalazar
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