ANTONIO LEDEZMA
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 114)
Octavio Lepage
La detención
arbitraria de Antonio Ledezma es un zarpazo que a nadie sorprende. Chávez le
tuvo ganas pero no llegó a tanto. Se conformó con despojarlo de las
atribuciones y del presupuesto que por la Constitución corresponden a la
Alcaldía Metropolitana. Supuso que de esa manera lo condenaría a vegetar y a
desacreditarse. Para rematarlo le impuso como Alcaldesa Metropolitana de hecho
a Jacqueline Faría. De ella se recuerda su muy publicitado compromiso de
purificar las aguas del río Guaire, y que Chávez, siempre tan frasquitero,
anunció por televisión que se bebería el primer vaso.
En aquella
elección Ledezma derrotó al candidato del PSUV y de Chávez, Aristóbulo Isturiz,
quien junto con la alcaldía perdió también su sonrisa y su talante amigable.
Los chavistas juraron cobrarse la afrenta. Fijaron como punto de honor
derrotarlo por paliza en las siguientes elecciones. Se dedicaron a echar las
bases político-electorales y financieras requeridas para lograrlo. Ledezma
volvió a ganar la Alcaldía Metropolitana por más de 700.000 votos. Y de nuevo
fue despojado de presupuesto y de sus atribuciones constitucionales.
Este segundo
triunfo consecutivo, en condiciones tan adversas, evidencia que Ledezma es un
político de garra, con anclaje popular, con capacidad para propiciar y lograr
consensos, tan necesarios para enfrentar la dictadura que abiertamente se ha
impuesto en Venezuela con olvido de que las bayonetas no sirven para sentarse
en ellas.
En plan de
dictador arrogante y prepotente, que no se somete a norma alguna, ni siquiera a
las consagradas en la Constitución, Maduro ordenó el encarcelamiento de
Ledezma. En la pantalla de la televisión contemplamos estupefactos que en pleno
siglo XXI, a pesar de tantos organismos e instituciones internacionales creados
para proteger la libertad y los derechos humanos, un contingente de policías y
guardias nacionales, muy fornidos, con pasamontañas y armas largas, derrumbaron
a mandarriazos la puerta de la oficina de Ledezma y lo sacaron a empujones.
Ahora está preso en la cárcel militar de Ramo Verde, donde también lo están,
sin haber cometido delito alguno, Leopoldo López y Daniel Ceballos.
La prisión
de Ledezma es injustificable. Es un típico acto de fuerza por un gobierno que
se ha colocado al margen de la legalidad. No existió tal avión Tucano que
sobrevolaría Miraflores para asesinar a Maduro. Lo del Tucano magnicida es una
ocurrencia pueril, entre otras cosas, porque el Tucano es un avión de
reconocimiento, con independencia de vuelo de sólo 500 kilómetros, lo que
imposibilitaría que despegara de una pista colombiana. Tampoco tiene fundamento
el alegato oficial de que se detecta una incitación a la violencia en el texto
del magnífico documento en que se plantea la transición democrática como salida
pacífica a esta intolerable opresión a que se nos pretende someter.
Caracas, 27
de Febrero del 2015
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