LA LIBERTAD ESTÁ
EN CAPILLA ARDIENTE Por Carlos Canache Mata
La lucha por la libertad, que es condición
necesaria para la democracia, tiene abolengo histórico. Hugh Thomas en su
conocida Historia del Mundo –que dedicó a Rómulo Betancourt- recuerda que
Heródoto relata “una batalla entre hombres libres y tiranos” en la antigüedad.
La lucha ha seguido en la andadura de los pueblos y no va a cesar mientras
exista el ejercicio arbitrario del poder.
En los tiempos que ahora nos toca vivir las
neodictaduras disimulan el sacrificio de la libertad disfrazándose con arreos
democráticos. Es lo que ocurre con el régimen que desde hace 16 años azota a
Venezuela. Se alegan conspiraciones ficticias para apresar opositores
políticos. En el informe anual que acaba de presentar el alto comisionado de la
ONU para los Derechos Humanos se denuncian, en el caso de Venezuela, “las duras
respuestas del gobierno a las críticas y a expresiones pacíficas de
discrepancia…en un contexto de reducción del espacio democrático”. Se dice que
se respeta la libertad de expresión, llegándose al extremo de afirmar que hay
una “guerra mediática” antigubernamental, pero desde las trastiendas de la
opacidad se han buscado testaferros que en los últimos cinco años han comprado
25 medios de comunicación que mutaron su línea editorial e informativa para
ponerse al servicio de los dueños del poder, según la investigación realizada
por el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS). Se anuncia que se efectuarán las
elecciones parlamentarias programadas para este año, “llueva, truene o
relampaguee”, pero se hace ostentación de que se ganará por “paliza”, pese a
que todas las encuestas revelan que más del 80% de los venezolanos rechazan al
régimen y que la victoria será de la oposición, por lo que surge la pregunta de
que si es que se cuenta con la complicidad del CNE para armar la trampa. Se
dicta la Resolución 008610 para intentar cubrir con manto legal la represión
letal de las manifestaciones de protesta.
Mario Vargas Llosa escribe en el artículo
que publicó en El Nacional el domingo pasado que “una pandilla de demagogos
asesorados por Cuba en el arte de la represión van empujando a Venezuela hacia
el totalitarismo”. Habrá que precisar que la desviación totalitaria de los que
se autoproclaman como cultores del llamado “socialismo del siglo XXI”, es más
bien una desviación hacia el totalitarismo fascista al que aceleradamente se
deslizan. No son ni socialistas ni demócratas, estamos en presencia de
mercaderes del engaño y de la apostasía ideológica. Son farsantes encaramados
en el trono de la mentira.
Los cancilleres de UNASUR que nos visitaron
la semana pasada manifestaron solidaridad al régimen ante supuestos planes golpistas,
se abstuvieron de ir a Ramo Verde y a la “tumba” subterránea del Sebin en Plaza
Venezuela y opinaron que en Venezuela hay separación de poderes y “continuidad
democrática”, cerrando los ojos para no ver que la libertad y la democracia
están en capilla ardiente. Y que por encima de las complacencias diplomáticas,
habrá resurrección.
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