"¡Vainas de la vida!" Por Armando Martini Pietri
Resulta que ahora los norteamericanos o estadounidenses son
los que se preocupan por los derechos humanos de los venezolanos, aunque más
cierto aún es que a los gobiernos de Unasur les importa muy poco lo que pase en
Venezuela salvo que estén comprometidos sus intereses y prebendas. ¡Vainas de
la vida! Fue por eso, con sus caras
de cobradores, que vinieron a Caracas a recibir instrucciones y hasta se dieron
el lujo de ponerle fecha a las elecciones parlamentarias y decidir quiénes eran
o no los representantes de la oposición. Por cierto, el Secretario de la MUD no
fue invitado ni le fue permitida la entrada a la reunión.
El Presidente afroamericano cree habernos hecho un favor
cuando se convierte en nuestro defensor y abogado al sancionar a un grupillo de
siete chavistas venezolanos; algunos de la oposición celebran con júbilo, creen
–una vez más- que comenzó el principio del fin y que ahora los marines vendrán
a salvarnos de este horrendo y oprobioso gobierno.
No vendrán, claro, el Presidente gringo ya tiene en sus
manos lo que realmente le interesa, Cuba, cuyos dueños llevan tiempo de haber
comprendido que el dinero venezolano se acabó, que el futuro no está en el
falso mar de la felicidad sino en el Caribe rico que los comunica con Estados
Unidos y el Atlántico que les abre vías para que los europeos lleguen.
Entendieron, porque son pragmáticos, que con Maduro, el madurismo y sus
desconciertos no se llega a ninguna parte pero con Washington y Bruselas, y un
mordisquito brasileño, sí se pueden hacer planes. Quizás no para los ancianos
uniformados y aferrados al poder, pero sí para sus hijos, nietos y camaradas.
El oficialismo criollo recibe con beneplácito la noticia
porque sabe que no vendrán los marines y que las sanciones son sólo políticas y
personalizadas –“por ahora”, diría aquél que fue y ya no es- pero nunca seriamente
económicas. Los gringos, como
despectivamente los llaman, les vuelven a dar oxígeno y los angustiados
chavistas que se quedaron sin ilusiones aprovecharán, atacando al imperio
ligándolo al supuesto golpe de estado y reforzando sus falsedades de la guerra
económica, distraer un poco más a los resignados venezolanos. ¡Vainas de la
vida!
El idioma diplomático es diferente a todos los otros; es
sutil, impreciso, disuasivo, cauteloso, discreto, prudente, guabinoso, hay que
saberlo analizar; por eso hay que leerlo entre líneas y de allí lo peligroso de
no entenderlo en su justa dimensión. Cuando Estados Unidos declara a Venezuela
como una amenaza inusual y extraordinaria a su seguridad nacional, no está
refiriéndose a su Flota del Caribe sino a un programa de acciones de la cuales
conocemos algunas limitadas pero otras son secretas, confidenciales y llenas de
consecuencias. Y ésas son las que realmente cuentan.
Salvo acciones extraordinarias, imprudentes y sin sentido,
no prosperará ninguna invasión al territorio nacional, ni directa ni indirecta.
Entretanto sí se aplicaran
restricciones en las áreas de inmigración y que tendrán severas implicaciones
en el ciudadano, que molestarán, que les complicarán la vida a quienes hasta
ahora se sentían centros de un mundo nuevo que nunca se realizó porque fue
imaginado y ensamblado sin conocimientos y sin realismo.
En reiteradas oportunidades he manifestado que el mayor de
los errores y defectos de los políticos venezolanos es el doble discurso y la
doble moral. En cadena nacional el Presidente Maduro criticó con dureza la
carta enviada al Congreso por el Presidente Obama. Pero se le olvidó al confundido
mandatario venezolano que el oficialismo tiene 16 años diciendo cuanta
barbaridad le ha venido en gana a Chávez, a Maduro y a sus poco originales émulos
contra los gobiernos y Presidentes de Estados Unidos.
En su alocución Nicolás Maduro, en su personaje de
Presidente venezolano y pretendido líder revolucionario, calificó de
autoritaria y arbitraria la misiva presidencial del afroamericano (en realidad
afrohawaiano), y, lo más curioso, la tildó de arrogante y desequilibrada, es
decir, cómo puede la primera potencia del mundo declarar la emergencia nacional
para un país tan pequeño como Venezuela.
Sentí cierto cuidado en las palabras presidenciales y en las caras de
sus colaboradores, la del Ministro de la Defensa era un poema, lo confieso,
porque obviamente Maduro no ha entendido nada.
En todo caso: los gringos le hicieron un flaco favor a la
oposición y a los presos políticos porque ahora y por las próximas semanas, la
supuesta invasión o declaración de guerra, o lo que sea que puedan inventar o
interpretar, será el tema a diario -acentuando y exacerbando el nacionalismo-, que
utilizará el oficialismo para distraer a la opinión pública de los graves
problemas que hoy sufrimos los venezolanos. Y, por supuesto, base para mayor
brutalidad en la represión.
La oposición quedo entrampada en dos posibles alternativas:
apoyar la habilitante los convertiría en colaboracionistas y cómplices del
gobierno lo que generaría un descontento en sus simpatizantes; y no apoyarla
los catequizaría de traidores a la patria y pitiyanquis uniendo las filas del oficialismo
en un discurso patriota y nacionalista. ¡Vainas de la vida!
Ahora con la excusa perfecta tendremos al Presidente con
Ley Habilitante para gobernar en salvaguarda (según su propia interpretación)
de la integridad nacional quien sabe por cuánto tiempo -6 meses por lo pronto-,
y eso incluye todas aquellas acciones externas e internas que preocupen o sean
consideradas amenaza para el país por la torpeza gubernamental, será más
discrecional la actuación presidencial.
Podrán acusar y arrestar aún más a quienes el régimen
quiera de pro-yanquis y en consecuencia, serán antipatriotas, traidores,
agentes del FBI, la CIA, el pentágono y cuando calificativo se les ocurra. Un
buen ejemplo es la vergonzosa comparación del diplomático que se olvidó de su
socialcristianismo originario para derivar en un canalla que hace chistes con
los asesinados del régimen al cual saltó. Se convirtió más que en chavista
militante y jala bolas, en un cretino sinvergüenza merecedor del repudio de los
ciudadanos decentes con principios y valores éticos.
¡Vainas de la vida!
@ArmandoMartini
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