RENUNCIA DE MADURO ES URGENCIA PATRIÓTICA
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 193)
Octavio Lepage
La elección de la nueva Asamblea Nacional el 6D, puso al descubierto una
nueva realidad política. Una realidad inequívoca, inmodificable en la
actualidad. El gobierno chavista que encabeza Maduro perdió la confianza y el
respeto de los venezolanos.
De otra manera no se explica que de 167 diputados electos apenas 55 son
del PSUV, es decir, del chavismo. A pesar de su hegemonía comunicacional, del
ensañamiento represivo contra activistas y líderes de la oposición, como
Leopoldo López y Antonio Ledezma, y del acoso permanente por parte de los
organismos policiales, de los colectivos paramilitares armados, de las milicias
prohibidas por la Constitución Nacional, y, algo insólito, de la colaboración
de pandillas, como acaba de evidenciarse en la masacre de mineros en Tumeremo,
Edo. Bolívar.
Que un gobierno pierda en elecciones el control de una rama del poder
público es normal en democracia. Es lo que recientemente acaeció en Argentina,
Macri es Presidente pero el Congreso está dominado por el kirchnerismo.
En Venezuela, la oposición es cómoda mayoría en la Asamblea Nacional; y
el gobierno, utilizando el servilismo del Tribunal Supremo de Justicia, ha dado
prácticamente un Golpe de Estado Judicial. La Asamblea Nacional aprueba leyes y
el Presidente no las promulga, y sus funcionarios desacatan las decisiones
constitucionales del Poder Legislativo.
Esta guerra de poderes debilita la soberanía nacional, nos hace vulnerables.
Esta vez la amenaza no proviene del imperialismo norteamericano. Por el
contrario, Obama anda partiendo confite con Raúl Castro, al punto de no sacarle
el cuerpo al grave riesgo político para él de su disposición de devolverle
Guantánamo a Cuba. Nuestra soberanía está amenazada por acreedores implacables
como China, a la que tendremos que pagarle en dinero o en especie las deudas
astronómicas que hemos acumulado con sus bancos.
Al mismo tiempo, Venezuela está en ruinas. Pasamos hambre y nos morimos
de mengua por carecer de dólares suficientes para importar comida y las
medicinas que hacen falta, debido a que nuestro aparato productor ha sido
destruido por el fracasado modelo impuesto en Venezuela.
Con Maduro en Miraflores no hay posibilidad alguna de rectificación. No
tendría sentido embarcarnos de nuevo en complicados e infructuosos diálogos. El
señor Maduro debe renunciar si en verdad es un patriota. A partir de su
renuncia se abrirían amplias posibilidades para una salvadora transición consensuada,
como en España a la muerte de Franco, y en Chile, a partir de la derrota de
Pinochet en el plebiscito.
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