TOGETHER
(“Juntos”)
Por Rafael Grooscors Caballero
En la mañana del 3 de agosto de 1492, bajo los efectos
ardientes del sol de los veranos españoles, en Puerto de Palos, próximo a
Moguer, cerca de Huelva, una entusiasta poblada de hombres del mar, embarcaba,
dispuesta, en las tres Carabelas del Almirante Cristóbal Colón, con destino
incierto, de espaldas a la brújula de la historia. No había rumbo definido, ni
justificación precisa para la aventura. Surcarían el océano y ¡quién sabe
adónde irían! Tal cual como sucedió, setenta días más tarde, cuando se les
atravesó en el camino un islote imprevisto, ocupado por extraños, al que
llamaban “Guahananí” y el cual posteriormente los visitantes náuticos terminaron
por llamar “San Salvador”, como profesión de fe a su concreta formación
religiosa. América toda quedaba al descubierto para el conocimiento del mundo.
Siglos
más tarde, desde el meridiano 120 Oeste, en el Norte de América, un emisario
consciente, representando más que a un Estado soberano, a una inteligencia
consumada, partía hacia el Sur, con claridad de rumbo, precisión
estratégica y propósito suficientemente
estudiado, a fin de abrir las puertas intocadas del futuro y darle al mundo, lo
que el mundo siempre ha esperado del “nuevo mundo”. Barack Obama pone un pie
sobre La Habana, en las Antillas y da un gran salto sobre el ecuador, para
colocar sus ideas en la boca de las aguas del río de La Plata. El manto de
ignorancia del primer viajero, quien no sabía, al partir de la Europa del Siglo
XV, para dónde iba y adónde llegaría, permitió,
ciertamente, que al último trashumante de referencia, el Presidente de los
Estados Unidos de América, --¡un mestizo, un hombre de color!-- las
coordenadas, escrutadas y previstas con estricto orden, le guiaran hacia el
destino necesario, en nombre de los siete mil millones de seres humanos que
ocupan el planeta Tierra.
¡Curiosas
circunstancias de la historia! Para el tiempo de Colón, el oro lo valía todo.
En estos días, son el saber y el conocimiento los que mueven a un mundo que
está obligado a avanzar con el pensamiento. Hoy por hoy, si existe algún
imperio, --palabra y significado enterrados para siempre-- sería el “imperio de la inteligencia”, porque
lo único que los nuevos tiempos no le permiten al hombre es que deje de pensar.
Obama se alza en los aires, en el mero occidente, recorriendo el perfil de Norte
a Sur de todo un Continente, porque son así, las circunstancias de la nueva
historia, quienes se lo exigen. No hay aventura; no hay pasión personal; no hay
un libre albedrío que se mueva al azar. Es América quien lo mueve y lo
acompaña, convencida de que el mundo vale la pena ser salvado.
En
la Plaza de la Revolución dijo lo que tenía que decir: los cubanos son los
únicos dueños de Cuba; pero los cubanos tienen que “inventar y no copiar”. Ser
auténticos; no vivir de ideologías prestadas. Saber para qué viven; saber cómo
viven y cómo deben vivir, porque tienen un “por qué” vivir. Así como la
Naturaleza tiene una vocación solidaria y requiere del equilibrio en el
comportamiento de todas sus especies, porque nada ni nadie debe ser el punto de
quiebre, el “breakpoint”, del Universo, los seres humanos, las Naciones, los
Continentes, tienen que tender a ser aliados, a unirse, a confederarse, para
que el nuevo tiempo los reciba con la fuerza indispensable de la integración.
Particularmente, América no debe seguir siendo “del Norte; del Centro; del Sur”.
América debe ser una sola en todo el hemisferio. Organizar todas sus unidades
de producción para el cumplimiento de objetivos específicos, así como todas sus
expresiones sociales, su cultura, en apoyo a su propia sobrevivencia y en
función de la salvación del mundo. Europa, hoy disminuida, tardó mucho tiempo
en unirse. Sus recursos fueron estrechándose y ya todo lo que se podía hacer,
se hizo. Pero América está demasiado joven para rendirse en una rutina sin
justificación alguna. Debe ya, levantar la cabeza y acelerar el paso. Creemos
que este aspecto fue el fundamental en el discurso de Obama. Sobre todo, cuando
en el centro del gran Buenos Aires, dijo a los gauchos: “together”. La vida no
es un tango; pero tampoco un “spiritual” de rebeldía racial.
Seamos
justos: América tiene todas las riquezas materiales; las mayores cuencas
hidrográficas del mundo; las tierras más feraces; los climas mejor
distribuidos. América es una bondadosa potencia, hipotéticamente unida. Pero
todavía los americanos no se quieren entre sí. No son capaces de integrarse en
grandes corporaciones continentales; privan los pequeños egoísmos nacionales y
el discurso de la “integración” se queda en las palabras rimbombantes de políticos
de moda. Obama vino al Sur a decirnos, en nombre del Silicon Valley, en nombre
de la inteligencia, de Harvard, de los millones de pensadores, de
investigadores, de innovadores, de revolucionarios de la expansión creativa,
que sólo podemos responder al reto del mundo, con una actitud, con una palabra
llena de magia y persuasión colectiva: “together”. Comenzó la hora de la unión
de todos los americanos. No lo perdamos de vista y entendámonos “juntos” para
crecer y vencer. “Thanks, mister Obama”.
grooscors81@gmail.com.
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