“DE NUEVO, EL CUENTO DEL GALLO PELÓN”
Por Carlos Canache
Mata
Lo que el gobierno de Maduro más teme y
trata de evitar a toda costa es que se den las condiciones para que se convoque
nuevamente el Consejo Permanente de la OEA y éste pase a votar las
recomendaciones del Informe Almagro presentado el 23 de junio pasado. Como se
sabe, en ese Informe, después de analizar la situación venezolana, se concluye
que ha habido “una alteración del orden constitucional” que afecta la
normalidad democrática y se plantea “seguir adelante con el procedimiento del
artículo 20 (de la Carta Democrática Interamericana, CDI), de una manera
progresiva y gradual”.
De entonces a hoy, ha transcurrido casi un
mes y los países miembros de la OEA continúan realizando “una apreciación
colectiva” de la situación del país. Para esa “apreciación” se está tomando en
cuenta la evolución y el eventual resultado de la gestión de “diálogo” que
adelantan los tres ex-presidentes encabezados por Rodríguez Zapatero. Mientras
ese proceso de diálogo exista, esté vivo, no habrá mayoría en el Consejo Permanente
de la OEA para que éste se accione
nuevamente, ya que se tiene la esperanza de que se podría prescindir de seguir
con la aplicación del artículo 20 de la CDI.
Ahora bien, nadie se opone al diálogo, que
es un mecanismo civilizado para buscar salidas a controversias y crisis. El
diálogo lo han apoyado la MUD, aparentemente el oficialismo, países amigos,
organizaciones internacionales y hasta el papa Francisco. Lamentablemente,
hasta ahora el diálogo, que ha recibido tantas alabanzas, unas sinceras y otras
retóricas, no ha dado los frutos que de él se esperaban. Según se ha informado
(El Nacional, 15-7-16), Maduro, por intermedio de Rodríguez Zapatero, comunicó
a la MUD que aceptaría incluir en el diálogo al Vaticano y la OEA, pero “descartó
la liberación de Leopoldo López, Antonio Ledezma y Manuel Rosales, y hacer el
referéndum revocatorio este año”. La negativa a la libertad de esos dirigentes
políticos y a la realización del revocatorio en el 2016, ha sido ratificada
públicamente en numerosas ocasiones por los más altos voceros del régimen. La
MUD también ha dicho repetidamente que hace cuestión de honor esas y otras
exigencias que el gobierno no acepta. Tanto el oficialismo como la oposición
insisten, una y otra vez, en sus planteamientos, sin que se llegue a nada.
Si esa es la verdad de lo que está pasando
con el diálogo, hay que sospechar si no estamos ante una nueva versión del
cuento del gallo pelón, que nunca acababa y en el que se repetía la pregunta de
que si uno quería que le contaran el famoso cuento.
El juego del gobierno, para evitar que se
profundice su aislamiento internacional, consiste en aparentar una fachada de
diálogo para que no se convoque el Consejo Permanente de la OEA y se pase a votar el contenido del
Informe Almagro. Como eso no puede continuar indefinidamente, la MUD debe
declarar oficialmente, ante el país y ante la comunidad internacional, que ya
el diálogo no existe porque el gobierno lo mató.
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