LA
OEA DE AHORA Y DE ANTES
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 215)
Octavio
Lepage
Lo
resaltante de la semana pasada fue la reunión del Comité Permanente de la OEA
para que su Secretario General, Luis Almagro, presentara su informe sobre la
situación en Venezuela. Para leerlo y darle curso, se requería el voto
favorable de la mayoría (18) de los estados miembros (34). A favor de la
admisión y lectura del informe votaron 20.
El
gobierno de Maduro maniobró para impedir aquella reunión, al extremo de solicitar
la convocatoria de una sesión previa para impugnar su convocatoria, a lo que
Almagro accedió. Como fue transmitida por televisión, se pudo apreciar que la
canciller venezolana tuvo un comportamiento muy poco cancilleresco. Despotricó
contra la OEA, contra Almagro, contra la oposición venezolana, y, por supuesto,
contra el imperialismo norteamericano.
La
maniobra distraccionista fracasó. Se mantuvo la decisión de admitir
oficialmente y darle curso al Informe Almagro, el cual fue leído en sesión del
Comité Permanente de la OEA dos días después. De nuevo la canciller venezolana
lució encabritada, repartiendo invectivas e insultos a diestra y siniestra.
Esta vez al menos divirtió a sus colegas cancilleres, quienes en el curso de
aquella catilinaria estallaron varias veces en carcajadas.
Esta
reunión del Comité Permanente de la OEA no fue convocada para plantear la
expulsión de Venezuela, en aplicación de la Carta Democrática Interamericana. Se
la convocó para conocer oficialmente el Informe Almagro, en el cual se presenta
con impresionante objetividad la situación desastrosa de Venezuela en lo
político, económico y social. Esa Carta implica obligaciones a los países
signatarios, entre ellos Venezuela, que estos deben cumplir y hacer cumplir.
Una de esas obligaciones es la de preservar el Estado de Derecho, que como
todos saben, ha sido desmantelado en Venezuela, imponiéndose un gobierno que
actúa al margen de la Constitución, un gobierno de facto.
Es
correcto que Almagro le abra cauce a la gestión de quienes insisten en buscar
una salida de consenso a esta situación, a los que buscan una solución por la
vía del diálogo. Pero si estas gestiones fracasaren, llegará el momento de
aplicar la Carta Democrática Interamericana.
El
gobierno de Maduro acusa a Almagro de “injerencista” por su informe sobre
Venezuela, a sabiendas de que todo lo que allí se afirma es verdad. Olvida que
Chávez forzó al entonces presidente Manuel Zelaya a que reformara la
Constitución hondureña para eliminar la prohibición de reelegirse; y que en el
aeropuerto de Tegucigalpa estaba un avión venezolano con todo el material
requerido para esa reforma que se realizaría el día siguiente. De manera que la
deposición de Zelaya tuvo un carácter preventivo. De todos modos a Honduras se
le excluyó de la OEA por aquel motivo.
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