CORRUPTOS, ENCARCELADOS EN BRASIL PREMIADOS EN
VENEZUELA
HOJA DE RUTA POLÍTICA (No 137)
Octavio Lepage
En Brasil se
está ventilando un caso de corrupción de proporciones escandalosas. Marcelo
Odebrecht, presidente de Odebrecht, la empresa de construcción más importante
de Brasil, está preso, acusado de fraude en las licitaciones de PETROBRAS, la
PDVSA de Brasil.
En el número
125 de esta “hoja”, señalamos que la corrupción política es mal endémico en
Brasil, al igual que en la Venezuela chavista, con la diferencia de que allá a
los corruptos se les castiga con dureza mientras que aquí gozan de inmunidad e
impunidad. Señalamos también que José Dirceu, el líder político más importante
de Brasil después de Lula, y su seguro sucesor en la Presidencia de Brasil, fue
enjuiciado y tuvo que retirarse de la política para siempre al descubrirse que
dirigía una organización destinada a sobornar a senadores y diputados para que
nunca votaran contra el gobierno.
Casos como
el del jefe político Dirceu y del empresario Odebrecht son inconcebibles en la
Venezuela chavista. En estos 15 años han salido a la luz pública casos
innumerables de corrupción de funcionarios de alto y mediano nivel, en
complicidad con empresarios inescrupulosos e insaciables. Todos están en libertad,
disfrutando sin obstáculo de sus grandes fortunas mal habidas.
Hay casos de
corrupción tan escandalosos que indignaron a la opinión pública, pero la furia
colectiva fue de corta duración. Se destaca el caso popularmente conocido como
PUDREVAL. Grandes cantidades de alimentos comprados en el exterior con cercana
fecha de vencimiento, y por esta razón a muy bajo precio, fueron vendidos como
nuevos a la nación a precios elevadísimos; y por supuesto se pudrieron en los
patios de la aduana de Puerto Cabello. Pues bien, aunque usted no lo crea, no
hay un solo preso por la gigantesca estafa de PUDREVAL.
Antes de
salir del ministerio, Jorge Giordani, el inefable genio económico del chavismo,
denunció que se le habían entregado veinte mil millones de dólares ($20.000.000.000)
a empresas de maletín. Hasta el día de hoy, tampoco hay ningún preso por esta
estafa monumental, y el gobierno no se ha sentido obligado a dar los nombres de
los dueños de tales empresas.
Tampoco hay
un sólo preso por otra estafa multimillonaria en la compra de maquinaria
termoeléctrica para paliar la grave crisis energética conocida por los odiosos
apagones. Estos apagones continuaron y continúan, y los de la estafa bien
tranquilos y sin nervios.
Ahora ha
aflorado otro gran escándalo al descubrirse que en bancos de diversos países
existen multimillonarios depósitos en dólares, cuyos titulares son altos y
medianos funcionarios de los gobiernos chavistas. No sólo no se investiga el
escándalo para someter a juicio a los culpables; tampoco se hacen gestiones que
permitan recuperar esos millones que tanta falta hacen para empezar a
reconstruir a Venezuela, arruinada por la “revolución” chavista.
Caracas, 26
de Junio del 2015
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