Armando Martini
Pietri: Los venezolanos decimos adiós a la polarización
En diversas oportunidades nos hemos referido a este tema y a las
posibilidades que tienen las vías alternas de participación, aparte de las ya
conocidas y tradicionales como lo son la MUD-PSUV.
Últimas mediciones, estudios de opinión y demostraciones como la del
pasado sábado 30 de mayo evidencian con claridad que ya comenzó a emerger la
tercera vía, como algunos la llaman, o bloque emergente como otros lo
califican, pero está claro que ni la organización opositora ni el PSUV ya
representan a toda la Venezuela de hoy. Son minoría por separado y, aún peor,
sumados también.
Hemos señalado -a pesar de las duras críticas incluso de amigos- que
existe una mala conducción, falta de visión, expectativa de renovación
insatisfecha y carencia de planteamientos por parte de la MUD en su rol de
oposición. No ha logrado –quizás porque sus esfuerzos son blandos, poco
originales y tratando de complacer a demasiadas opciones al mismo tiempo- completar
y consolidar la conquista del ciudadano; por el contrario han desilusionado,
generado apatía y el único argumento que les va quedando no es siquiera el de
votar por nuevas alternativas y caminos, sino sólo contra el decadente,
incompetente y torpe socialismo al estilo impuesto por el madurismo.
En la ribera contraria del conflictivo, tormentoso y revuelto río en que
se ha convertido la Venezuela del siglo XXI, el oficialismo jefaturado y en
buena parte aplastado por el PSUV, después de la muerte del Presidente Chávez y
la caída de los ingresos petroleros, no ha logrado dar pie con bolas, sólo
habla y habla, repromete lo ya prometido y no cumplido, no logra controlar –y
menos aún- combatir la corrupción que ha permeado todos los niveles de la
sociedad, no hace cambios sino que recicla los mismos funcionarios fracasados,
no entiende la economía en general ni elementos tan fundamentales como la
comercialización, cree que la solución está en controlarlo todo pero ignora que
controlar es también limitar, frenar y que sus controladores no saben hacerlo y
sólo ven su actividad como papeleo y molestar, sólo lo empeoran todo; al
desmejorar la vida de empresas y ciudadanos, el madurismo con otitis y ceguera
pero muy hablachento genera ciudadanos molestos, indignados, y lleva a sus
propias bases a decepcionarse y buscar mejores salidas, hartas por la falta de
guía confiable de un liderazgo locuaz y palabrero, que amenaza y da órdenes a
las cuales nadie hace caso. Se les prometió una revolución y sólo las han conducido
a un desastre. Las bases duras y decepcionadas buscan consuelo en grupos como
Marea Socialista, las más duras se enconchan en colectivos armados y violentos.
Este movimiento que ha sido prácticamente echado afuera por el PSUV,
negado a escuchar su propia conciencia, postulará candidatos propios a las
elecciones parlamentarias. Y, para ello ha solicitado al Consejo Nacional
Electoral (CNE) tarjeta electoral y reconocimiento de sus símbolos. Les está
siendo difícil porque, como sabemos, el CNE es un apéndice del oficialismo
(algunos ya lo llaman Ministerio del Poder Popular Electoral), y asumen que
Marea Socialista es –como efectivamente lo es- opositora pero chavistas en
esencia, con pensamientos menos rígidos y más abiertos proclives a explorar
posibilidades que permitan un mejor vivir para los ciudadanos. Aunque esto,
claro, aún está por verse, si son un chavismo disciplinado o fanáticos de una
ideología hace décadas superada.
Sin duda ha comenzado con fuerza la deserción en los extremos de polarización
y lo más importante es que no migran de un lado a otro porque ya ninguno merece
ni confianza ni interés de los electores que los perciben como que a veces
parecieran la misma cosa. Por el contrario al irse desvaneciendo sus propias
identidades van dejando votantes regados que se afianzan con vigor a sus
convicciones con lo que las elecciones parlamentarias serán muy interesantes y
la próxima Asamblea Nacional muy compleja. Y, si las encuestas acertaran,
entonces poco más del 50% de los representantes del pueblo estaría en manos de
las disidencias de la MUD y PSUV. No me atrevería a pronosticar esa posibilidad
pero Venezuela y sus ciudadanos preocupados y angustiados por un futuro mejor
deben trabajar muy duro para que ese escenario pueda producirse y convertirse
en realidad.
Por la salud, bienestar y fortalecimiento de la democracia es importante
tomar en consideración estas nuevas expresiones y fórmulas disímiles de
pensamiento, es vital darle una oportunidad a aquellos que piensan diferente y
que proponen soluciones alternas. Hay que dejar el miedo de lado. Hay que
arriesgarse. Lo hemos hecho y mucho, es cierto, pero aún queda mucho por
arriesgar.
Un resumen de lo que reflejan algunas encuestas
realizadas en las últimas semanas.
Datanálisis: La oposición, de acuerdo con los
estudios, tiene una ventaja de entre 15 y 20 puntos sobre el chavismo de
cara a las parlamentarias. Pero comprueban también que ha crecido un fenómeno
en la sociedad: la despolarización, las personas que se alejan del PSUV y de la
MUD y van engrosando la lista de descontentos. Algo más del 50% del país
se ubica en este espacio.
Según el último estudio del Centro de Estudios
Políticos de la UCAB, 39,25% es la intención de voto por la oposición,
mientras que por el PSUV es de 15,5%. El 20,7% no sabe por quién votará y 16,4%
no lo hará por ninguno de esos bandos, destacando que en ese grupo
emergen los “chavistas no maduristas”, que representan 16,4% del
electorado. Además, 52% de los chavistas no apoya a Maduro. Entre los despolarizados,
la UCAB encontró que 13% de los electores son opositores pero no apoyan a la
MUD, y 25% considera que “todos los políticos son iguales”.
Entonces, quienes no están en los polos, son mayoría: 54% del electorado.
Hinterlaces: Los estudios en mayo también muestran
que 80% del país está dispuesto a votar en las parlamentarias. Pero en
preferencia política, los resultados de esta encuestadora proclive al
oficialismo son opuestos. El PSUV se mantiene como la principal fuerza política
del país con 38% de respaldo, mientras que todos los partidos de oposición sólo
suman 23%. Además, 35% de los consultados no se identifica con algún partido.
Otro dato: el 75% de los venezolanos se siente esperanzado, 59% optimista, y
56% afirma estar feliz. Nos gustaría conocer a algunos de esos esperanzados y
felices.
Podemos inferir que la mayoría de los ciudadanos no apuestan por
muchos de sus políticos actuales que obstinadamente se empeñan en no entender
que es el momento para pensar en el país y no en los intereses particulares de
quienes nos gobiernan o nos pretenden gobernar. Se demuestra sin titubeo, el
crecimiento del descontento hacia PSUV-gobierno y también se manifiesta sin
vacilación, el aumento de la indiferencia hacia la MUD. Los resultados deben
tener aterrados a la dupla MUD-PSUV.
Es transcendental establecer vías de comunicación
entre los disconformes de lado y lado que les permitan encontrarse para hallar
maneras conjuntas y presentar un programa, que sin promesas bribonas, manipulación
grosera, ofertas engañosas y propuestas falaces sean factibles y posibles
ejecutar en la próxima Asamblea Nacional.
¿Por qué no cometer una travesura e imaginarnos por
un momento que los resultados de las elecciones fueran los siguientes?: menos
del 50% la dupla MUD-PSUV y la diferencia los no polarizados. Habría que
negociar políticamente hablando y en el mejor sentido de la expresión –a la luz
pública y no en conciliábulos-, con ciudadanos libres de intereses partidistas
y negociados oscuros. Estaría en serio problema y a punto de quiebre el –recién
estrenado- bipartidismo.
@ArmandoMartini
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