"País en destrucción"
Por Armando Martini
Pietri
Ya ni siquiera los entusiastas más ciegos y sordos -pero nunca mudos- lo
dudan. Esto se acabó. Lo destruyeron. Dejó de respirar. Murió y ya no importa
cuánto auxilio quieran aplicarle Maduro e Istúriz, diferentes en estilos pero
coincidentes en mentiras. No interesa cuántos mazazos meta Diosdado, empeñado
testarudo y casi enfermizo en presentarse como hombre de las cavernas, sabrá
Dios por qué.
Pero eso no es lo peor. Regímenes dictatoriales y otros fanatismos
suelen terminar y a veces resurgir. Murió Perón y años después aparecieron los
Kirchner. El nazismo fué barrido a cañonazos, aplastado con tanques,
pulverizado con bombas, su líder se pegó un tiro y años después hay quienes se
rapan la cabeza y se marcan en la piel esvásticas y otras repugnancias nazis. Por
allí andan matando gente asesinos islámicos –ISIS- al mejor estilo SS y
diversos tiranos sin conciencia ni moral, lobos feroces de sus pueblos. A los
japoneses les lanzaron bomba atómica después de haber hundido lo mejor de su flota,
era una población esclava del fanatismo militar y sus civiles la transformaron
en una potencia industrial y tecnológica.
El madurismo agoniza, está en sus estertores, nunca supo aplicar el
chavismo que exigía mejores personas, más inteligentes, más capacitadas, más
integras, decentes y morales. Vendrán tiempos mejores y en los remanentes del
chavismo uno percibe nueva gente, la generación de relevo unos más extremistas,
otros más demócratas, pero más jóvenes, actuales y mejores.
El chavismo podrá regresar, ¿quién sabe?, sea en el PSUV, sea en otro
partido, sea en diversos grupos, movimientos y tendencias. El chavismo como
pensamiento no ha muerto, está vivo, ha sido también, como muchos, como la
economía, como la producción, como las ilusiones populares, víctima del tropical
encandilamiento de fanáticos, ilusionistas codiciosos repletos de oscurantismo.
Por esa vía, no habrá diferente chavismo sino por la de un movimiento coherente
y moderno que volverá a través de hombres y mujeres responsables y estudiosos.
Entretanto, el madurismo cuyo único logro ha sido unirnos a todos en el
nerviosismo, la frustración, el fracaso, la escasez y las ruinas de una
economía que nunca fue la más destacada del mundo pero que en sus peores
expresiones era mejor, agoniza.
La Venezuela actual abatida, humillada por años de impericia, atraso y depredación,
nos la han dejado sumergida en una crisis total, política, social,
económica, institucional y la más grave de todas, la crisis de
valores y principios éticos morales. Y algo terrible, según explican algunos
sociólogos: un pueblo exhausto, empobrecido y victimizado por la desesperación
del desabastecimiento, ni siquiera tiene tiempo para levantarse, todo su
empeño y esfuerzo lo dedica a la cada día más ardua tarea de sobrevivir,
de recorrer farmacias y mercados, para hacer colas, tratar de conseguir
alimentos y medicinas. Parece ficción. Reconocerlo asusta pero es una verdad
inocultable.
La crisis política comenzó hace tiempo y fue fortaleciéndose pacto a
pacto –derrota en derrota, reinicio a reinicio- concretándose y acentuándose
hasta el triunfo de la oposición unida en su desunión en la Asamblea Nacional.
Generaron esperanzas, anudaron sus diferencias y mostraron que, unida, la
oposición es la fuerza de la esperanza. La única, en realidad.
El madurismo dirigente, es principal responsable del desastre, y el
chavismo popular de base, su primera víctima, aun no logran a dos meses y algo
de la derrota electoral comprender con exactitud qué ha sucedido y por qué
sucedió. Están desorientados, la cúpula desconcertada por un comando con
adjetivos militares y analfabetismos políticos continúa encapsulada en un
estado de negación obcecada que a nada puede llevarlos aunque tuvieran la
mayoría y la fe popular que perdieron por su propia estulticia.
Intoxicados de poder y petulancia, se acostumbraron a no tener
contrapeso que hoy no reconocen ni aceptan, de hecho no razonan, que no sólo ya
no son los únicos sino que además tienen enfrente a otros con sobrada fuerza
para atemorizarlos. Y gritan aterrados en la oscuridad. Aún peor, la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia alimenta erradamente esa
creencia, no permite que el PSUV y el Ejecutivo sientan el rigor de la mayoría.
Tal vez sea que tienen el mismo miedo, o quizás más.
Sin embargo peligroso y agravante es que la MUD aun no finaliza de
ejercer la mayoría, dando la impresión que aun son minoría, y cuando el duro
veterano presidente de la Asamblea actúa y decide como mayoría, la impone dando
señales claras de ello, algunos de sus compañeros lo contradicen, se asustan y
peor aún, se disculpan. Al final no saben si solicitar perdón o suplicar
permiso, dando al traste con el inmenso esfuerzo que realiza Ramos Allup y
otros para preservar la autonomía del Poder Legislativo.
La salida deseada por los ciudadanos es democrática. El artículo 350
incluido, al menos en la Constitución. Tenemos esa conciencia hondamente
sembrada, y las encuestas así lo indican sin dejar posibilidad para la duda o
interpretación. Por eso, aunque estemos contra la pared y nos traten de
distraer con planes fantasiosos, reclamamos.
El país bolivariano se desborda en conflictos, huelgas, protestas y
paros de toda índole. Esto tampoco es tan nuevo, la aprensión de la cúpula
madurista que trata de mandar y se aferra al poder, y el principio del
ejercicio democrático por la ciudadanía venezolana, nacieron y se fortalecieron
en la calle. Cuando no es por agua, es por basura, o la falta de luz, la
inseguridad, la falta de medicinas y ni hablar de la escasez de alimentos falta
de todo, no hay leche, café ni azúcar, ahora ni pan, las madres hacen trueque
con la fórmula para lactantes, todo un desastre que produce molestia, rabia e
impotencia. Ingredientes que al mezclarse son muy peligrosos. Y por si fuera
poco, los sinvergüenzas, cínicos y desalmados especuladores y bachaqueros están
haciendo de las suyas, acaban con el presupuesto familiar en un brutal abuso,
una verdadera estafa ante un gobierno indefenso, paralizado, sin autoridad, sin
acción ni brío para decidir, que sobrevive en el país de la fantasía, régimen
de cruenta comiquita.
La nación se deshace, se pierde, lo percibimos todos menos quienes
tienen la obligación de salvarlo o al menos ser sinceros y declararse inútiles
para solventar la crisis porque en muy poco tiempo y en lo adelante será de tal
profundidad que ya no serán incompetentes sino irresponsables. En lo hondo de
sus miedos y profundo de su corazón saben que llegó la hora de irse, aunque
para muchos no hay refugio más allá, la justicia y leyes de estos tiempos
modernos tienen brazos largos además de memoria constantemente
documentada.
Lo que se distingue y visualiza, es sombrío, nubarrones, cielo pesado
lleno de tormentas y vientos huracanados; si continúan con lo único que tienen,
la displicencia, ignorancia y estupidez con las cuales desgobiernan hoy, no hay
que ser adivino ni gran analista para predecir un catastrófico conflicto social
que enfrentará a los venezolanos como nunca antes sucedió. Viviremos el
infierno. A nadie le gusta. Pero si no lo evitamos, sucederá.
Los ciudadanos no entendemos qué tanto les cuesta a los dirigentes tomar
una decisión. El gobierno tiene meses corriendo arrugas en esta
crisis que sigue y empeora, el Presidente que exigió a gritos la aprobación del
decreto de emergencia económica, ahora lo usa para vaguedades e imprecisiones
pero no para soluciones realistas. La oposición por su parte se montó en el
descontento generalizado y logró mayoría clara, contundente, imposible de
cuestionar y menos desconocer 112
diputados no obstante, de acuerdo a estudios de opinión, están defraudando, no parecen
estar a la altura, siguen deshojando margaritas que se les marchitan en las
manos, continúan en sus peleas internas como niños tontos, malcriados y
caprichosos, mientras el oficialismo –hay que advertirlo- sabe aprovecharse de
las debilidades rivales.
El país está en destrucción, se nos desmorona entre los dedos.
@ArmandoMartini
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