“EL ESTILO ES EL HOMBRE”
Por Alfredo Coronil Hartmann
Cuando un hombre “hace un frase” es decir
logra juntar unos vocablos, que en lenguaje vulgar “pegan” o impactan al público,
se ha ganado su Loto particular, aunque si la expresión perdura, terminen
atribuyéndola a otro autor y hasta se debata entre conocedores quien en
realidad la dijo. Muchas veces el autor desaparece y la “frase” persiste.
A
estas alturas la expresión: “Nadie llega tan lejos, como el que no sabe adónde
va” que yo concuerdo en que fue de Oliverio Cromwall, o el “¡demasiado alemán!”
Con el cual Henrique II de Valois, Rey de Francia, respondió un largo ultimátum
del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, siguen discutiéndose.
Voltaire y Clemenceau, pronunciaron casi idéntica expresión –creo que ambos lo
hicieron- con siglos de diferencia y evidentemente a distintos destinatarios.
El
Tigre, es la versión que conozco mejor, en la cual coincido con Andrés Eloy
Blanco, en plena Asamblea Nacional y en un encarnizado debate sobre la censura,
dirigiéndose a la fracción comunista expresó: “Odio sus ideas, pero daría mi
vida porque ustedes tengan el derecho a expresarlas.”
De
frase en frase célebre, llegamos a la que tomamos como título de este escrito,
la pronunció George Louis Lecrec, conde de Buffon (1707-1788), en su discurso
de Incorporación a la Academia Francesa, que alcanzó gran celebridad :”Discours
sur le style”. Puede discutirse la veracidad de su afirmación, en tanto el
estilo no es “todo” el hombre, pero en el mundo de hoy, determina –casi
absolutamente- la imagen que de él
tenemos.
No
es ocioso anotar, que es revelador que un gran científico, autor de la más
importante Historia Natural que el mundo había conocido, escogiera como su tema
para el ingreso al mundo de “los Inmortales” como denominan en Francia a los
miembros de la Academie Française, el tema del estilo y evidencia, sin lugar a duda, la importancia
que aquel feliz mundo le daba.
COMO
DEFINIR EL ESTILO DE LOS “HOMBRES” DE HOY
Pobrecillos,
que hubieran hecho de tropezarse con los de este disparatado siglo XXI, donde
el esperpento (y que me perdone el maestro de maestros de la mas hermosa y pura
lengua castellena, el gallego, Don Ramón María del Valle Inclán, la utilización
de una palabra que él inmortalizó) es el arquetipo, el paradigma, el modelo
hipnótico que mueve las masas no solo en Venezuela, sino en la Roma de hoy, es
decir en los Estados Unidos. Porque, y lo digo convencido (ojala me equivoque)
de que va a ser el hombre más poderoso del mundo. Lo constituye Hugo Chávez, su
vulgaridad intolerable, su jaquetonería, su exhibicionismo, su prepotencia, su
irritante mal gusto, son demasiado parecidos –si no idénticos- a una versión suya
pasada por lejía y de cabello oxigenado que llaman Donal Trump.
Europa
no pinta mejor, la culta Francia rueda, empujada por los “compañeros” del PSF
hacia las horcas caudinas del galo-nazismo de Le Pen El Reino Unido tiene su
chavista, España, ¡ hay España ! en los brazos bisoños de un discípulo de Bamby
juega a perderse, estúpidamente, la hampo-democracia rusa se mantiene. Alemania
¿hasta cuándo podrá aguantar la hecatombe?
El
panorama es de caos, ¿hay lugar para el estilo? Cualquiera sea. Yo no lo encuentro…
¡
Feliz Buffon que no tiene que vivirlo ¡
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