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domingo, 1 de mayo de 2016

“La peor diligencia es la que no se hace.” Por Silvia E. Rodríguez Schwartz


“La peor diligencia es la que no se hace” 
Por Silvia E. Rodríguez Schwartz

Dudábamos del hecho, pero con mucha paciencia, con trabajo, con tesón, con perseverancia, logramos las planillas para el revocatorio, punto a celebrar. Inmediatamente comenzaron los corazones heridos y los profetas del desastre a comunicar lo de los 2 días laborables menos, lo que eso implica para el proceso de la verificación, lo difícil de que, quedándonos 30 días para hacerlo, pudiéramos cumplir con el objetivo, es decir, a ver el próximo obstáculo.

Con los miedos lógicos y la costumbre de no poder movernos en paz, había la tendencia a quedarnos en casa porque “es muy lejos y hay disturbios”, “yo no sé si voy a poder hoy…”

Paralelamente, comenzó el alma maltratada, pero todavía empecinada en que lo nuestro es nuestro, a acudir, a informar, a contagiar (la buena nota), a colaborar entre sí para hacer más idónea la movilización, a brincar obstáculos, a recoger con cucharita los granitos de fe y multiplicarlos, a firmar, a creer en nuestro maltratado y olvidado poder, a retomar la vida que le pertenece.
En menos de 1 día ya el objetivo estaba cumplido. En 2 estaba multiplicado por 4, 5 o 6. ¿Entonces, se podía o no?

Todos los días y en todas partes y por todos los medios, lo que nuestros corazones “podridos de latir” (Joaquín Sabina) emiten es: “aquí nadie hace nada…” “…es increíble que después de todo, nadie protesta…” Pues esta es otra oportunidad que nos ha brindado la vida, la fortuna, el empeño, el amor, el trabajo y hay que tomarla, hay que actuar, desde tu rango de acción, desde mi rango de acción como puedas, pero hacerlo, no, con nuestro TV encendido mandar el último tuit con una queja, maldecir y no montarse en el barco de la nueva oportunidad. Aquí SÍ se hace, si se quiere y cuando se quiere, si nos dejan y cómo nos dejan, uno aquí, otros allá, desde donde sea posible, pero sí. Absolutamente de nada nos sirve ser profetas del desastre y repetir y contagiar: “a ver con qué nos salen ahora”, nadie gana con eso, sólo el estar prevenidos, y en eso tenemos un PHD.

Y si, profetas mediantes, nos salen con algo, será otra porquería que desmontaremos, que sabremos vencer…¿o es que también perdimos la certeza de que son vivos, pero no inteligentes? ¿de que somos fuertes cuando queremos y lo decidimos? ¿de que este país es nuestro, sigue siendo nuestro y de nadie más? ¿o es que el imaginar el próximo obstáculo nos paga el sueldo y nos da de comer? Si viene el próximo obstáculo, ok ok ok, cruzamos ese puente cuando lleguemos a él.

Y si, por último, los profetas del desastre, aquellos que se sienten sabios porque supieron adivinar que nos iban a joder otra vez, así o así, ganaran de nuevo en la lotería de la desolación, mi respuesta es: sigue caminando entre el bosque, que por ahí viene otra vez la salida del sol. Sale todos los días.
No. No soy Heidi. Soy venezolana.


“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.”

Bertolt Brecht

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