“REVOCATORIO ¿O QUÉ?”
Por Carlos Canache Mata
Después de la Toma de la Bastilla
(14-7-1789) y de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
(26-8-1789), los parisinos no sólo se enfrentaban al absolutismo borbónico,
sino que también vivían una grave situación económica “por la escasez de los
víveres y un terror de la miseria”, al grado de que “el pueblo se peleaba a las
puertas de las panaderías”, como nos lo recuerda, entre otros historiadores,
Alberto Malet, autor de uno de los textos de estudio de nuestro ya lejano
bachillerato. La situación existente motivó, el 5 de octubre de aquel año, que
una muchedumbre de miles de mujeres y hombres marchara sobre Versalles, sede
del Palacio Real, y obligara al Rey Luis XVI a trasladarse a París y firmar los decretos, que vetaba, de la Asamblea
Constituyente.
Saltando por encima del tiempo, ahora en Venezuela
hay una escasez de alimentos y de medicinas, aunada a una inflación registrada
como la más alta del mundo, que han creado condiciones para una hambruna y una
implosión social. Se ha informado que en Caracas el desabastecimiento de
productos básicos supera el 80% y que en el interior del país la realidad es
peor. Por el desmadre de los precios, la Fundación Bengoa estima que “9 de cada
10 personas no logran comprar comida con los recursos económicos que perciben”,
y, por la escasez, se forman las grandes colas en las que se presentan frecuentes
situaciones conflictivas. Esa combinación de escasez e inflación es lo que ha
provocado que hoy haya una pobreza de ingresos del 76% de los venezolanos y que
la pobreza estructural, asociada a necesidades como la educación, la vivienda y
la salud, se incremente aceleradamente.
La problemática económico-social corre
parejas con la mega-crisis política, con un Jefe del Ejecutivo y un TSJ que
desconocen a la Asamblea Nacional y vetan sus leyes y decisiones, lo que se
agrava por la sobrevenida tensión derivada de las descaradas maniobras
dilatorias del CNE para impedir que el referendo revocatorio del mandato del
ilegítimo presidente Nicolás Maduro se realice este año, el cual perdería de
manera aplastante, con la consiguiente convocatoria a elecciones en 30 días y
un imparable cambio de régimen. Pero en el seno del oficialismo, incluyendo un
importante sector militar, hay desafectos a Maduro que están tramando, sin que
éste se dé cuenta, el ardid de que el referendo se efectúe el próximo año,
cuando, al ser votada favorablemente la revocatoria, se encargaría de la
presidencia de la república por el resto del período quien, previamente
impuesto a Maduro, esté ocupando la vicepresidencia. Sería, como decían Gómez y
sus áulicos en 1908, que, al salir del poder Cipriano Castro, no se estaba
produciendo un cambio de gobierno, sino “una evolución dentro de la Causa”.
Si no tiene lugar este año el referendo
revocatorio, que es el salvavidas de la paz en el país, el pueblo tiene la
palabra para decir qué es lo que va a pasar.
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