“El pan
nuestro de cada día, disponible y barato” Por Silvia E. Rodríguez Schwartz
Está clarito.
Estamos en 2016, no en 1980. Sin embargo, es inevitable hacer recuento. Nunca
recuerdo que el venezolano tuviera tanta noción y asimilación del odio, del
rencor, de la envidia, de la rabia, del resentimiento, de la violencia como
modo de vida, del divide y vencerás. No estaba educado para eso. Si en algo son
pioneros, tanto el difunto como su combo y su maquiavélicamente designado
sucesor, como su otro combo, es en aprender a sembrarlos, lentamente, en cada
acción, en cada alocución, en cada decreto, en cada palabra.
Después de
haberse quitado la careta del cambio, de la demócrata disposición a sacar a
Venezuela del partidismo malsano, nunca se me olvidará el difunto, encendido y
macho, como lo conocemos, por las calles de Caracas diciendo: ¡yankis de mierda!, ¡váyanse a la mierda!… a
lo que ya, los 4 gatos que le lamían las botas, aplaudían con fervor y así empezaban
a aprender que esas son expresiones y manifestaciones lógicas, correctas,
acertadas…eso es estar al día en las respuestas a otros países, al imperio, a
quien sea que no diga: sí, mi amor.
También
inevitable echar un poco atrás y recordar que la noticia del mes, del semestre,
del año, era Jaime Lusinchi diciéndole al reportero: “¡a mí no me jodes tú!”.
Pero ahora la
muletilla favorita de Nico es el carajo,
a falta de vocabulario, se apoya en su cotidianidad de verbo, a falta de “mano
izquierda” (parece un chiste, pero no) de mano izquierda para responderle a sus
interlocutores, a otros países que tratan de moverle el cerebro y la moral, apela
a más cochinadas, más insultos, más descalificaciones, más groserías, más
etiquetas para que el pueblo empiece a usarlas y a definir así a los nuevos
“agresores”.
Y eso,
aparte de ser un día a día, cada vez más desesperado y recurrente a armas bobas,
pero peligrosas, que la razón no filtra, es el aprendizaje de 17 años con el
mismo cuento, por todos los medios, en las calles, en las pancartas, gente con
gente…lo que hace que cada venezolano limitado, cada venezolano necesitado de
creer en alguien y buscarle solución a su pobreza, a su desempleo, a su
vivienda, a su taxi, a la educación de sus hijos, a su comida, entienda que la cosa
es a los coñazos, que la ofensa es la gerencia, que el insulto es la ley, que
tratar mal es de ganadores…y ni un paso atrás (para que, encima, no nos agarren
por gafos)
Sí.
Tristemente es así. Esas han sido y son sus prioridades de educación, más tristemente:
exitosas. Esa siembra de a poquito es la que hoy hace que maten de un tiro al
hombre que no quiso darle paso a un carro, que el saqueo, la expropiación (y su
envidia incluida), la saña y ley de la selva en las colas de los supermercados,
el vacilón a quienes acatan las normas y sobre esa base plantean salidas, la
muerte de los enfermos por falta de medicinas, la mentira y mucho más, sean el
único pan nuestro de cada día que nos han dejado disponible y barato.
“Patriotismo es cuando el amor por tu propio
pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás es lo
primero.”
Charles de
Gaulle
“Así decía el hierro al imán: te odio porque me
atraes sin que poseas fuerza suficiente para unirme a ti.”
Nietzsche
No hay comentarios:
Publicar un comentario