“De la Ola Rosada a la Ola
humanista, ecologista y progresista en Latinoamérica”
Por Carlota Salazar Calderón
Aunque la desigualdad del ingreso en Latinoamérica se ha
reducido durante los últimos años, sigue siendo la región más desigual del
mundo. En 2014, el 10% más rico de la población había amasado el 71% de la
riqueza de la región, según los cálculos de Oxfam, si esta tendencia continua
dentro de seis años el 1% más rico de la región tendría más riqueza que el 99%
restante.
Entre 2002 y 2015, las fortunas de los multimillonarios de
América Latina crecieron en promedio un 21% anual, es decir, seis veces
superior al del PIB de la región según las estimaciones de Oxfam. Gran parte de
esta riqueza se mantiene en el extranjero, en paraísos fiscales, lo que significa
que los beneficios del crecimiento de América Latina están siendo acaparados
por un pequeño número de personas muy ricas, a costa de los pobres y de la
clase media.
Entonces, la
reducción de la pobreza contrasta con la acumulación de riqueza en pocas
manos. Paradoja que no vino sola, vino
con lo que se ha denominado la Marea rosa, a veces llamada también vuelta hacia la izquierda, término
utilizado en los análisis políticos en el siglo XXI para describir la ideología
de izquierda moderada, que rompe con el Consenso de Washington, línea impulsada
por Estados Unidos, en el marco del nacionalismo y que tiene influencia en este
continente por la realidad social que analizamos.
¿Por qué si se redujo la pobreza extrema
esta marea está cambiando de color? Dando
un giro hacia la derecha como lo estamos observando en Argentina y en Brasil. Esta
izquierda moderada si bien es cierto atendió el tema de la pobreza no es menos
cierto que terminó convirtiéndose en unas maquinarias administrativas corruptas
y en unos torniquetes para los derechos individuales de los ciudadanos.
Por
ello pensamos que debemos salir de esa camisa de fuerza: derecha e izquierda,
para avanzar hacia nuevas corrientes políticas que involucren al ser humano y
lo coloquen en el centro de la actuación de la gestión pública. Es tiempo de dejar ésa
dicotomía o la ambigüedad de posiciones de centro derecha o de centro
izquierda, que a la larga terminan siendo unas consignas sin contenido
programático y menos conductual.
Para ir a la búsqueda de los valores del ser
humano. El humanismo el ser como individualidad y en colectivo, desde un
pensamiento crítico que le permita desarrollar su racionalidad para entender el
mundo, la modernidad y el espíritu de los tiempos.
En la búsqueda del equilibrio ecológico de cómo
vivir en comunidad con sentido holístico que engrana las acciones de vida con
el ambiente que lo rodea. La política es un ser vivo que se retroalimenta y
necesita un equilibrio armónico para su estabilidad con su entorno. La política
debe nutrirse de las necesidades de la sociedad donde actúa, con la finalidad
satisfacerlas. El ecologismo busca la formación integral y sistémica del ser
humano, que aplicado a la política hace que el sistema político responda a las
necesidades de la colectividad.
Un esquema de retroalimentación: que parte de la
sociedad que nutre el régimen político donde se encuentran los valores de una
nación, para que el sistema político los viabilice institucionalmente y el
gobierno actúe en consecuencia, direccionando las necesidades de la sociedad.
En el marco del progresismo, la constante búsqueda de nuevos derechos que
impida la discriminación y la exclusión de sectores de la sociedad.
Carlota
Salazar Calderón
carlotasalazar
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