“Ni los unos ni los otros sino
todo lo contrario”
por Armando Martini Pietri
Parece claro que
algunos dirigentes de parte y parte, oficialismo y oposición, no han hecho sino
amenazarse, insultarse, vilipendiarse, decirse mutuamente sandeces y
estulticias, que nadie cree ni entiende y, peor aún, no les importa. El
problema de esta golpeada Venezuela del siglo XXI, no está ahí, el ambiente se
saturó de retóricas, bolserías que no tienen la habilidad de arreglar nada,
pero si la perversión de empeorarlo todo.
Los ciudadanos están
interesados en cómo y cuándo se van a resolver sus problemas. La inflación,
inseguridad en cada rincón del país, carestía, desabastecimiento de alimentos y
medicinas, descuido de los servicios públicos, deterioro embarazoso de la
calidad de vida; en fin, tantas fallas que perjudican a los ciudadanos de una
nación que en vez de evolucionar esta involucionando día tras día. ¡Y se acaba
el tiempo!
La tristeza y
desesperanza se nota en las caras, se olfatea en las calles, se escucha en las
conversaciones, es la más terrible, palpitante y auténtica realidad venezolana,
una patética situación que, por si fuera poco, se complica cada día y nos
encontramos estancados, enredados en peleas subalternas sin importancia y la
gente se está cansando –“arrechando” seria la palabra adecuada y disculpen lo
escatológico.
Comprometerse
en obligar al gobierno a salir constitucional, pacífica y electoral, fue
una tontería, todos hasta los menos avispados lo intuíamos y lo advertimos.
Pero el camino se recorrió sin tomar en consideración las alertas y ahora la
oposición se entrampa en una confrontación irreversible que le obliga a
enfrentar una “revolución radicalizada” o pasar por farsante y perder toda
ascendencia.
Nada va a suceder con
lo que decida la Asamblea Nacional; con razón o sin ella será declarada ilegal
e inoficiosa. Está, según la justicia mediatizada o no, sumisa o no, en
contumacia. El gobierno no acatará resolución que la mayoría legislativa
proponga. Y si están confiados que alguien con peso específico en la parte
internacional saldrá a defender a los venezolanos, olvídense -a menos que le
sea claramente conveniente a cubanos, estadounidenses, chinos o rusos.
Qué es eso de que
vamos a Miraflores, ¿quién va?, ¿Cómo vamos a asistir?, ¿en qué condiciones? Y
lo más importante: ¿por qué vamos a ir? Irán los líderes a la cabeza de esa
marcha, a entregarle documentos intrascendentes a Maduro Moros que no tiene ni
la visión política ni los timbales para asomarse a recibirles nada, mucho menos
a enfrentarlos. Eso, suponiendo que los militares, milicianos y colectivos los
dejan pasar. ¿Alguien cree que los dejarán pasar? ¿Estarán todos los diputados
de oposición a la cabeza de esa marcha para poner sus cuerpos y su autoridad
frente a los perdigones y gases? Si usted confía en que será así, vaya a
jugársela, es su derecho constitucional. Claro, siempre y cuando los mismos
convocantes no encuentren antes una buena excusa para suspender la marcha y,
créanlo, la encontrarán.
El
gobierno, dueño de una maquinaria PSUV mas aliados, combatirá con fiereza a la
“derecha contra revolucionaria” que quedaría liquidada si se lanza por la vía
de la fuerza. Y a la vez la MUD estaría obligada en el retorno de la
politiquería, del engaño electoral que muy bien domina, sabe hacer y que
resulta la mejor forma de seguir ejerciendo el papel de democratizadores de la
que aun, algunos se resisten en tildar de dictadura.
Parece
estar claro, si es que la MUD no da una sorpresa de fuerza contundente el 3 de
noviembre, que el régimen, a pesar de estar acorralado, rodeado por el destrozo
económico y social, logrará nuevamente oxígeno para continuar sus planes -sus
errores, para ser más precisos.
Vamos a estar claros,
la preocupación de ciertos políticos de extremo y extremo no son las penurias
del pueblo, sólo piensan en sus conveniencias, en las palabras y acciones que
ellos, enconchados en sus blindadas y bien custodiadas oficinas, asumen que les
ganarán voluntades populares. Lo demás importa un bledo, principalmente porque
no entienden problemas que no ven, no tienen tiempo ni alma para investigarlos,
se limitan a escuchar rumores, leer notas de prensa y lanzar frases que les
parecen llenas de fuerza, pero no son más que pompas de jabón grasoso y
apestoso, suntuosidades inútiles que poco duran, sólo hasta la próxima edición
del periódico. Mientras tanto el pueblo pasa miserias, ellos siguen en un mundo
hipnotizante, enfrascados en una pelea estéril por el poder, como borrachos
peleando por una botella vacía.
Oficialistas,
opositores e indiferentes, métanse en la cabeza que ninguno de los bandos
enfrentados tiene la capacidad para gobernar este país. Convénzase de eso. Así
les duela y no lo quieran entender, o peor aún, se hagan los locos. Ni el PSUV
ni la MUD pueden resolver por sí solos, ni siquiera entienden los problemas
reales, los de la vida diaria, cotidiana de cada venezolano -incluidos los que
tienen puestos en la administración pública. Están a tal profundidad sumergidos
en sus aparatajes y fraseología, que han olvidado la dura verdad del país. Eso
los condena, los está llevando a la infructuosa y absurda tarea de destruirse
mutuamente, es lo único que están haciendo bien y logrando mejor. !El pueblo
está harto!
Siéntense a conversar
temas económicos y de interés nacional, piensen en sus familias, sus hijos,
nietos y la ciudadanía que sigue esperando, aunque ninguno de ustedes puede
calcular por cuánto tiempo más.
Los tiempos de hambre
no son iguales a los tiempos políticos. Es hora de que escuchen con especial
atención y cuidado con la furia de un pueblo paciente.
@ArmandoMartini
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