LA RESURRECCIÓN DEL “VIEJO DE LA MONTAÑA”
Por Alfredo Coronil
Hartmann
El New York Times de hoy, nos trae una información
que, sin ser sorprendente en lo absoluto, nos lleva a pensar en la resurrección
de Hassan ibn Sabbah, más conocido como “El Viejo de la Montaña”, un reformador
religioso, autor y precursor de la nueva prédica o da'wa de los ismailitas
nizaríes, cuyos acólitos pasaron a la Historia como “los asesinos”. Allá en el
siglo XI, y tuvieron su cuartel general en un casi inaccesible risco,
denominado “Alamut” (la enseñanza de las águilas).
En efecto, Harry Sarfo, un ex recluta alemán del
Estado Islámico, reveló durante una entrevista con The New York Times,
realizada en una prisión de máxima seguridad cerca de Bremen, que “una división
del grupo, llamada Emni, trabaja con voluntarios extranjeros que llegan a Siria
para que vuelvan a sus países a realizar ataques”.
Los servicios de inteligencia de Alemania, Francia,
Bélgica y Austria coinciden con los testimonios de los agentes que han sido
capturados: Emni se ha convertido en el eje crucial de la maquinaria de
terrorismo.
Los excombatientes interrogados describen a esta división como un servicio secreto que dirige el jefe de propaganda y portavoz del Estado Islámico, Abu Muhammad al Adnani. Por lo visto, el nuevo “viejo de la montaña”.
Los excombatientes interrogados describen a esta división como un servicio secreto que dirige el jefe de propaganda y portavoz del Estado Islámico, Abu Muhammad al Adnani. Por lo visto, el nuevo “viejo de la montaña”.
Sarfo dijo que desertó cuando descubrió que los
videos que lo inspiraron a ir a Siria eran un montaje. En una ocasión le
pidieron participar en la grabación de una ejecución de prisioneros, dijo,
y a los encargados de disparar solo les interesaba saber si habían salido bien
en las tomas.
Nunca he sido un convencido de la tesis de Polibio
y otros autores, de que la Historia siempre se repite, es decir en La teoría
cíclica de la Historia, mal podría serlo, siendo un convencido del libre
albedrío, de la capacidad del hombre para cambiar el propio destino y en
algunos casos el curso de la Historia.
El innegable auge del terrorismo, obliga a pensar
en la ola anarquista que sacudió a Europa, en el siglo XIX y comienzos del XX,
en Mijail Bakunin, en Netchayev, y que se llevó las vidas del Zar Alejandro II,
en 1881, de la emperatriz de Austria-Hungria, la hermosísima bávara, Sissi
(1898), Paul Doumer, presidente de Francia, en 1932, la del Archiduque y
príncipe heredero de Austria-Hungría, Francisco Fernando, a manos de la
organización la mano negra, que fue la chispa que
desencadenó la gran guerra 1914-1918, con sus millones de muertos y la
desaparición y creación de nuevos países, de un mundo distinto.
Soy un convencido de que el terrorismo, en
cualquiera de sus formas, es el medio más abyecto de lucha, siento una
repugnancia casi celular hacia esa perversión de la política. Puedo entender,
al fin y al cabo soy politólogo, en ciertos y muy específicos casos, en los
cuales de la desaparición de un solo hombre pueda depender el curso
de la Historia y posibilitar la libertad de un pueblo: el magnicidio. Que no obstante
me repele, pero jamás los atentados colectivos, a mansalva que cercenan vidas
inocentes, como los del IRA irlandés, los mau-maus ugandeses, ETA, la
organización del ejército secreto –OAS- francés, los tupamaros, las Farc o el
hampa organizada y armada en “colectivos” del actual régimen venezolano.
Admirador inveterado de la cultura árabe, de su
poesía, arquitectura, filosofía, de los jueces del califato Omeya de Córdoba,
de su astronomía, de su geometría, del algebra, sus números –hasta ahora insuperados-
no puedo sino lamentar con sangrante dolor, el que el sedicente “Califato
Islámico” haya resuelto revivir al fundador de los asesinos, a Hassan Ibn
Sabbah en lugar de a Omar Kayam.
Lord Thomas de Swynnerton recordaba igualmente a la
secta nizarí que en el siglo XI dirigió Hassan i Sabbah, el Viejo de la
Montaña, desde la fortaleza de Alamut, a orillas del mar Caspio. Los
«hachichines» o «hashishin», de los que procede el nombre de «asesinos», fueron
los primeros terroristas de la historia.
También el muy ilustre historiador inglés
contemporáneo, Hugh Thomas, señalaba que «los responsables políticos podrían
tener algo más en lo que apoyarse si recordasen que en el pasado ya ha habido
movimientos musulmanes puristas e intolerantes», Thomas, quien recientemente en
La Tercera de ABC insistía en que «debemos ver al ISIS (el Estado Islámico, en
sus siglas en inglés) como parte de un patrón histórico»”.
Si a esta dolorosa y peligrosa realidad, sumamos la
derivación islamista que le está imprimiendo a Turquía, el deletéreo Erdogan,
el panorama se hace aún mas oscuro, ya es calificado por la prensa europea
como: "el primer tirano nazionalista-islámico". En comprensible
alusión al nazismo alemán de Adolfo Hitler. Turquía que posee el mayor ejército
de la OTAN -después de Estados Unidos- y una tradición bélica e imperial de
primer orden, suma un elemento temible al tsunami fundamentalista que nos
amenaza desde el medio oriente.
¡ Deplorable ausencia de Estadistas los que posee
hoy la civilización occidental para defenderla!
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