LA TOMA LOS TIENE LOCOS
HOJA DE
RUTA POLÍTICA (No 230)
Octavio Lepage
Sin perder el equilibrio, sin desplantes ni
amenazas, la MUD tuvo el acierto de organizar una gran jornada nacional de
motivación a la que denominó “Toma de Caracas”. Cuando faltan apenas dos días,
estamos palpando una motivación desbordante. Venezuela ha despertado de la
somnolencia impuesta por el gobierno totalitario que padecemos desde hace 17
años.
La Toma de Caracas no es bélica. Su propósito
es poner en evidencia que llegó el momento de abrirle cauces a un gobierno apto
para rescatar a Venezuela de la crisis. Ese cambio debe ser por vía
constitucional. La menos traumática es el Referéndum Revocatorio, puesto que
serían los venezolanos, en ejercicio de soberana voluntad, los que tomen la
decisión. No revocarlo, si la mayoría considera que Maduro lo está haciendo
bien, en cuyo caso continuaría en Miraflores hasta 2019. Si por el contrario
prevalece el criterio colectivo de que ha sido un costosísimo fracaso como presidente,
se convocaría a elecciones para decidir la sucesión. Es oportuno recordar que
el Revocatorio no existía en Venezuela. Por primera vez fue incluido en la
Constitución de 1999, en la que se impuso la voluntad del entonces presidente
Chávez.
El Revocatorio ofrece salida no infamante a
presidentes fracasados como gobernantes, que en él podrían ver una especie de
liberación de obligaciones y responsabilidades que no están en capacidad de
atender. El enfoque cambia radicalmente cuando el presidente es una figura más
bien decorativa y el gobierno es manejado por mafias insaciables, cuya obsesión
es acumular más y más dinero. A éstos sólo les interesa prolongar la impunidad
que les garantiza el gobierno.
En el caso de Venezuela, la situación se
agrava por el poder casi imperial que los hermanos Castro ejercen sobre el
gobierno venezolano. Resulta inexplicable por ejemplo, que en medio de tanta
miseria en Venezuela le sigamos regalando a los Castro cien mil (100.000) barriles
diarios de petróleo, y que, por añadidura, sea a través de Cuba que Venezuela
realiza la casi totalidad de sus importaciones.
Ante esta realidad indecorosa, se explica la
reacción enloquecida y brutal del gobierno para impedir la movilización para la
manifestación del 1S. Están cometiendo todo tipo de arbitrariedades y
atropellos, con el agravante de que sistemáticamente imputan a la oposición la
culpa de todos sus desmanes.
Venezuela y el mundo están a la expectativa. Prevalece
la esperanza de que va a imponerse la manera civilizada de gobernar en el siglo
XXI, que ya se abrió paso en Argentina y Brasil. Venezuela necesita con
urgencia que el gobierno pase a manos de equipos de solvencia moral e
intelectual en condiciones de diseñar y aplicar, sin tardanza, acertados planes
de recuperación económica y de normalización institucional.
Así que adelante, ¡vamos todos!, sin prisa
pero sin pausa, a la Toma de Caracas este 1S.
Caracas, 30 de Agosto del 2016
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