"REVOLUCIÓN CONTRA LOS POBRES"
HOJA DE
RUTA POLÍTICA (No 222)
Octavio Lepage
Para los chavistas la palabra “revolución” es
una patente de corso, o sea, luz verde permanente para incurrir en todo tipo de
excesos y tropelías. También para liberarse de la obligación de todo gobierno de
atender y solucionar los problemas que afectan a los ciudadanos, en particular
a los desvalidos, a los marginados, a los excluidos, a los obligados a vivir en
situación de carencias y precariedad, en una palabra: los pobres. Estos se
ilusionaron con la promesa de Chávez, pensaron que con él iban a cesar sus
padecimientos, su marginación del bienestar colectivo.
Hemos venido examinando con objetividad si
esa ilusión se mantiene. Los resultados de las elecciones del 6D (112 diputados
de oposición, apenas 55 diputados oficialistas) evidencian que aquella ilusión
se esfumó. En vez de disminuir, la pobreza se ha multiplicado a juzgar por esa
escena cotidiana de ancianos, adultos y niños escarbando con ansiedad la basura
en busca de algo con qué atenuar el hambre.
A las dificultades crecientes para mitigar el
hambre se suma el desespero por no encontrar los medicamentos requeridos para
aliviar dolencias crónicas o enfermedades inesperadas. No hablemos de los
enfermos de cáncer que están condenados a la muerte inexorable, enfermedades
curables se tornan mortales porque en las farmacias no se encuentran los
medicamentos que las curan. Sin embargo, por “orgullo revolucionario” este
gobierno se niega rotundamente a recibir ayuda humanitaria.
Estas carencias podrían compensarse con un
buen servicio público de salud, pero todos los establecimientos hospitalarios
están en patética situación de abandono; el dinero destinado a mantenimiento va
a parar a los bolsillos de los administradores corruptos. La Maternidad
Concepción Palacios, fue construida por el gobierno de López Contreras. Desde
entonces todos los hijos de los pobres y de los no tan pobres nacieron allí.
Hoy es un moridero. Lo mismo sucede
con el Hospital de Niños J.M. de los Ríos, construido durante el gobierno del
dictador Pérez Jiménez, su personal médico y paramédico a menudo se lanza a la
calle en manifestación de protesta, siendo reprimidos con brutalidad. El
Hospital Los Magallanes, en Catia, construido por la Democracia, funciona
parcialmente, la mayoría de sus salas están clausuradas, y de sus ocho (8)
ascensores apenas funciona uno (1). Las víctimas de esta situación terrible e
intolerable son los pobres.
Continuaremos señalando situaciones
reveladoras de que eso de la “revolución chavista” es un engaño, una estafa a
la ingenua buena fé de los desamparados de nuestro país que día a día crecen en
número.
Caracas, 28 de Julio del 2016
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