"PALO A LA LÁMPARA"
HOJA DE
RUTA POLÍTICA (No 225)
Octavio Lepage
Existe un cúmulo de evidencias irrefutable de
que el apoyo a Maduro ha venido disminuyendo y que continuará deslizándose por
el tobogán. Siendo así, se pensó que estaría inclinado a una apertura política
que fuera restableciendo la convivencia democrática.
La reacción de Maduro ha sido desconcertante.
A pesar de la contundencia del triunfo oposicionista (112 diputados de
oposición y sólo 55 oficialistas), lo desconoció. No siguió el ejemplo de su
amiga e inspiradora Cristina Kirchner, quien habiendo alcanzado amplia mayoría
parlamentaria aceptó sin embargo el triunfo de Mauricio Macri sin pretender
desconocer su legitimidad. Tampoco siguió el ejemplo de Keiko Fujimori ante el
“pírrico” triunfo de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), quien tomó posesión de la
Presidencia del Perú y la está ejerciendo sin interferencia. ¿Acaso Maduro y su
gente estiman que Venezuela es una factoría de su propiedad donde pueden hacer
lo que les venga en ganas?. A lo mejor nos hemos convertido efectivamente en
factoría con empresarios no venezolanos.
Hasta ahora Maduro, que no es dueño de sus
actos porque obedece órdenes y actúa bajo disimulada pero estrecha vigilancia,
ni siquiera hace esfuerzos por aparentar respeto a la Asamblea Nacional
oposicionista. Todas sus decisiones son anuladas por un Tribunal Supremo de
Justicia donde abundan los “prontuarios” en vez de currículos, aunque aún no la
ha disuelto. La Asamblea Nacional continúa realizando sesiones dos veces por
semana, con encendidos debates; las comisiones permanentes se reúnen para
discutir asuntos de su competencia; en fin, proyectando una apariencia de
normalidad democrática.
A los “duros”, con Maduro a la cabeza, les
basta con imponer siempre su voluntad con la ayuda incondicional de un Tribunal
Supremo de Justicia alcahuete. Al parecer han decidido, se supone con el
consenso previo de quienes lo sostienen, a sincerar la situación, a darle el
palo a la lámpara, a gobernar sin oposición, con las cárceles llenas de presos
políticos, con régimen de partido único, con elecciones controladas con
candidatos únicos. Todo como en la metrópoli, Cuba.
Como la metrópoli está en proceso de
acercamiento al imperio, es difícil que La Habana continúe como base de
operaciones de la “revolución continental”. Por lo pronto, no sólo estamos
regalándole a la metrópoli miles de barriles de petróleo cada día, mantenemos a
Petrocaribe con suministro de petróleo a precios ínfimo a numerosas islas del
Caribe, como si fuésemos una gran potencia. Todo esto es vergonzoso e
inaceptable.
¿Nos calaremos que la
experiencia fracasada continúe teniendo a Venezuela como base de operaciones?
Caracas, 09 de Agosto del 2016
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